Fuente: Cronista ~ Crece la tendencia de acceder a trajes y vestidos soñados a un precio razonable y accesible.
Mes de reactivación con protocolos y aforos. Volvieron las fiestas de casamientos, egresados y 15 años. Se vislumbra un respiro no sólo en el negocio de las celebraciones sociales sino también en el rubro de la indumentaria.
Frente a un nuevo consumidor más consciente de sus elecciones y mucho más reflexivo a la hora de evaluar si vale la pena invertir en, por ejemplo, una prenda de gala por una noche, los locales de alquiler de ropa para fiestas salen a escena con una solución y un servicio distinto para mujeres y hombres.
«Observando un día que había mucha gente que no podía o no quería comprar un traje para usarlo en una ocasión se nos ocurrió que podíamos iniciar un negocio de alquiler de trajes. Como contábamos con poco capital decidimos iniciar con una inversión comprando y confeccionando 10 trajes clásicos, con el paso del tiempo la empresa fue creciendo hasta llegar a tener más de 200″, comenta Guillermo Adolfo Coseani, co-fundador de CM Trajes, una pyme familiar cordobesa dedicada al alquiler de trajes de etiquetas.
En la actualidad, el importe de alquiler fluctúa entre los $3000 y $6000, dependiendo el tipo de vestimenta y si la persona quiere o no zapatos. «Por lo general, nuestros precios oscilan un 20% del costo de comprar un traje o calzado nuevo por lo que apuntamos a las personas que no tengan muchos eventos o no tengan la capacidad económica para comprar una prenda que en la actualidad cuesta alrededor de los $10.000 a $20.000. En el caso del calzado sucede lo mismo, el alquiler varía entre los $500 y $800 dependiendo el tipo de zapatos», explica Coseani.
¿Cuál es la metodología de alquiler?
Las personas se acercan al negocio y se miden distintos trajes hasta elegir uno, se le saca las medidas del pantalón para «tomarle el ruedo, cuenta Coseani.
Una vez elegido se le solicita una reserva del traje y uno o dos días antes del evento la persona lo retira pagando el precio final. Siempre se solicita que la devolución sea con el traje en relativamente buen estado sino pierde el precio de reserva.
En 2019 CM Trajes facturó anual $300.000. Durante los meses de noviembre y diciembre llegaron a alquilar alrededor de 140 trajes. Es un negocio muy estacional por lo que la clave ha sido tratar de no tener costos fijos muy altos e ir reinvirtiendo las ganancias de manera consistente. Este año pretenden aumentar la facturación un 30% más a la de 2019.
Rehúsa, Alquilá, Reciclá
Resolver tu look en un mismo lugar y sin gastar una fortuna es el objetivo de Patricia Mirave y Trinidad Barreiro, amigas de toda la vida, socias y fundadoras de Dress Me Up, un showroom completo de vestidos largos, cortos, asimétricos, de madrina, dama de honor, para un 15, una fiesta del trabajo o cualquier otro evento especial y opciones para niñas, accesorios, calzado y abrigos. Todo en alquiler y venta.
«Nos pareció que un sistema como este era una solución a la medida de todas, para estar divinas, a la moda, sin gastar mucho y siendo coherentes con el medio ambiente. Empezamos muy de a poquito, primero mudándonos de living a living de nuestras propias casas, hasta que pudimos contar con un showroom propio, que fuimos afortunadas de ver crecer año a año», recuerda Mirave, También ofrecen asesoramiento y servicio de costurera por si fuera necesario algún arreglo y se ocupan de la tintorería, envíos y retiros a domicilio.
Actualmente el valor de alquiler de los vestidos ronda entre los $1900 y $6500, siendo estos últimos de alta gama y de marcas exclusivas, según sean cortos, largos, bordados, de madrina, de marcas o diseñadores nacionales e importados; el alquiler de zapatos entre $400 y $700, abrigo entre $900 y $2500, accesorios y carteras entre $200 y $450.
La regla de la firma es que el valor del alquiler siempre oscile entre un 10 a 20% de su valor de compra. Con esto, ¡Nuestra clienta ahorra hasta un 90% por alquilar en lugar de comprar! Los talles van desde el XXS al XXXL, para todos los cuerpos, y hacemos ajustes a medida», resalta Barreiro.
En un mes de alta demanda se pueden efectuar hasta 250 reservas incluyendo todo tipo de prendas y/o accesorios. En 2019 la facturación rondó los $5 millones anual.
¿La proyección para 2022? Calculan un porcentaje de crecimiento sostenido de cerca de un 20% con respecto al año pre-pandemia.
Por otro lado, la emprendedora Myriam Elizabeth Melecheñko de Prusia Catalina coincide en cuanto a inversión y a aporte al planeta «una persona puede ahorrar bastante, no sólo en el concepto económico sino desde tiempo y disfrute. Tenes muchas opciones de vestidos en un solo lugar, se puede sumar el clutch (carteritas) y hacer un combo. Alquilando realizás moda circular».
Hoy los precios arrancan desde $1800 los vestidos cortos y desde $3000 hasta $5000 los largos. Son modelos únicos y hay disponibilidad de talles de XS a XL. El público que la consulta es muy variado desde los 15 hasta los 60 años.
El factor higiene. Todos los asesores del vestir coinciden en que tanto los trajes como los vestidos se entregan en condiciones y pasan por la tintorería apenas la clienta lo devuelve y ya queda disponible para probar.
Dress Me Up comparten una práctica que ya no pueden continuar: «En un comienzo, con menores volúmenes nos probábamos cada prenda para ver como lucía en un cuerpo real, el calce, la tela, los colores…llegamos a probarnos más de 100 vestidos por día en época de compras, viajes e inversión…era muy divertido».