Fuente: Clarín ~ La diseñadora británica, fallecida en Londres a los 81 años, fue una creadora implacable y la que mejor supo corporizar la idea más acabada de la vanguardia.
Con más de cincuenta años de labor en la escena de la moda contemporánea, Vivienne Westwood abandonó este mundo y, como no podía ser de otro modo, lo hizo, trabajando. Es que, si hay algo que caracterizó a la diseñadora británica, fallecida en Londres a los 81 años, fue la tenacidad para plasmar sus ideas en prendas de vestir, por ende, en una propuesta más expandida en cuanto a los modos de pensar, hacer y usar la indumentaria. La diseñadora de moda Vivienne Westwood posa con una tarta tras untársela en la cara mientras asiste a un picnic de protesta por el 50 cumpleaños del fundador de Wikileaks, Julian Assange, en la Plaza del Parlamento de Londres, Gran Bretaña, el 3 de julio de 2021. REUTERS/Henry Nicholls/Foto de archivo
El racconto de su carrera indica que la llevó a cabo entre las emblemáticas consignas epocales “No Future” y “Save The planet”, las mismas que ineludiblemente refieren a los hitos fundamentales de su trayectoria; primero, en la década del 70, cuando en yunta con Malcolm McLaren (manager de los Sex Pistols) creó la estética que definió al movimiento punk, y luego –entrado este siglo– con la sostenida tarea para concientizar sobre la urgencia del cambio climático.
Un paso adelante
Y si la moda es estar un paso adelante, fue, sin dudas, Westwood quien lo asimiló al pie de la letra al volverse una creadora implacable, la que mejor supo corporizar la idea más acabada de la vanguardia.
Así como pergeñó el estilo de las chaquetas y pantalones con recursos típicos de la práctica del bondage, también echó mano a las tachas y los tejidos tartan, entre otros artilugios todavía usados por los punkies, e hizo lo propio al poner en boga las camisetas con inscripciones gráficas, tal el caso del revisitado retrato de la reina Isabel II, bajo la leyenda “God Save The Queen”, aunque con la boca de la monarca cerrada por un alfiler de gancho.
Fue la diseñadora nacida en Tintwistle, quien le ganó al futuro de la hoy ultradifundida moda circular al darle nuevo sentido a las ropas de segunda mano y al recuperar textiles tradicionales por caso el emblemático Harris Tweed, lo mismo cuando ya en los 80 anticipó las prendas genderless o sin distinción de género, usadas tanto por hombres como por mujeres, al presentar su colección “Pirate”.
A su vez, fue Westwood, paradójicamente, quien indagó en la historia de la vestimenta y exageró los contornos de la silueta femenina de antaño al resignificar el uso del miriñaque y el vilipendiado corset, siendo su último gran hallazgo el propósito de evidenciar la necesidad de cambiar el sistema de la indumentaria.
“Buy less, choose well and make it last” (“Comprar menos, elegir bien, hacerlo durar”), una de sus recordadas máximas destinadas a combatir el consumismo, terminó transformándose en un mantra para quienes adhieren a la moda sostenible con todo lo que ello implica en cuanto a los aspectos sociales, económicos y culturales. Y fue justamente en ese sentido que en su manifiesto del 2007 postuló al arte y la cultura como antídoto contra la propaganda. La diseñadora de moda británica Vivienne Westwood posa en una jaula para protestar por la extradición del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, el 21 de julio de 2020. EFE/EPA/NEIL HALL
Westwood no solo tomó notoriedad por sus reiteradas posturas ideológicas, desde el seno mismo de la industria fashion, montando sus elocuentes creaciones en las pasarelas mainstream y a través de sus campañas publicitarias –incluso en el popular programa de televisión Sex and the City (cuando diseñó el vestido de novia para Carrie Bradshaw)– sino que además procuró hacerlo en la vía pública como activista en manifestaciones frente a la Embajada de Ecuador a favor del cerebro del Wikileaks, Julian Assange, o a instancias del Tribunal Supremo londinense por motivo del fracking (fractura hidráulica).
La misma que se jactó de no llevar ropa interior cuando fue reconocida por sus aportes a la moda con la Condecoración de la Orden del Imperio Británico, algo que repitió posteriormente al recibir el título de “Dame” también otorgado por la realeza.
En tanto ícono indiscutido su legado trascendió con creces a la vestimenta, algo que se traduce en la vigencia que sostiene desde hace décadas y que logró conmover tanto a sus coetáneos como a las generaciones actuales. Así lo demostraron los mensajes que por estos días le dedicaron el mismísimo Paul McCartney, en coincidencia con su primogénita Stella, el italiano Pierpaolo Piccioli y el norteamericano Marc Jacobs, referentes del diseño contemporáneo.