Fuente: La Nación ~ El camino de Boobamara
Para obrar por un mundo sustentable, ideal de vida que puede sonar a sueño, conviene tener los pies en la tierra. Negociar con éxito las dificultades que se oponen a la concreción de ese gran cambio social y cultural exige una fuerte dosis de realismo. Andrea De Iacovo la tiene. Creadora y diseñadora de Boobamara, que presenta como marca de calzado biodegradable, sin producto animal, ofrece un catálogo de piezas clásicas sutilmente recreadas en modo chic y piola y amigas de los seres vivos y del planeta que ellos habitan, vivo también, aún. Boobamara opera a pequeña escala, a pedido, a la cadencia de la demanda, evitando excedentes de materia prima y de stock, a nivel local, buscando tener el menor impacto ambiental posible, fiel al modelo de producción de la nueva cultura del vestir.
El repertorio de modelos privilegia en cada categoría aquellos estilos, tradicionales y a la vez atemporales, que, por familiares, nos reconfortan, virtud esencial en un calzado. Así, por ejemplo, los típicos zapatos Oxford acordonados, las sandalias franciscanas, las sneakers blancas abotinadas, los borcegos estilizados o las botas tejanas de su nueva colección Cowboys Sin Espuelas. Los redescubrimos con una alta carga visual en las versiones en cuero ecológico o vinilo biodegradable que Andrea destaca como espectacular.
La hechura a medida, en la más pura tradición artesanal, permite incorporar las variaciones individuales de tono y material que cada cual desee aportar –como por ejemplo un par de borcegos deliciosamente rosa– en talles que van hasta el 45. Andrea celebra ver llegar ahora un público joven, informado, sensible a la cuestión del sufrimiento animal en el contexto de la moda, en busca de alternativas éticas a las marcas hegemónicas y felices de verse ofrecer la posibilidad de personalizar el diseño de sus prendas.
A la vez, no cesa de implicarse en diversas aventuras creativas, comprometidas con la causa de la moda consciente. “Otra constante en mi marca es la apuesta al trabajo en equipo”.
Lleva años siendo parte de los eventos y talleres y charlas de Universo Mola, el amplio y activo movimiento de moda sostenible latinoamericana. Se implica también en colaboraciones, como una colección cápsula de gorros en modo de reciclado junto a Vruto Ropa o un mercado de marcas sustentables recientemente abierto en una casona de San Telmo. Y sus piezas aparecen en Harebell, tienda virtual de moda sustentable que reúne marcas de, entre otros, México, Colombia, Uruguay, Brasil y Argentina. Su objetivo, desde la creación de Boobamara, ha sido el de extender el cambio de paradigma a toda la esfera de la moda.
En colaboración con Soy Candle, de Argentina, y Aroma 4480, de Miami, elaboró una cera de soja, para el buen mantenimiento de su calzado, conforme a las exigencias de la ecología, libre de elementos químicos y desde ya de cualquier producto de procedencia animal. No por azar Boobamara ha sido la primera marca Argentina reconocida con la etiqueta de Vegan por PETA, organización pionera en el área de la protección de los animales.
Entretanto, prosigue su búsqueda permanente de nuevos textiles genuinamente sustentables, de origen vegetal, en remplazo de los usuales cueros y pieles de su oficio. “Mucho más que de una opción –dice–, se trata de una necesidad y de una urgencia”. Quizá el próximo paso en su camino la lleve a crear sus propias materias textiles ideales.