Fuente: Clarin by Paula Galinsky – Foto: Constanza Niscovolos ~ Es el presupuesto para vestirse con ropa de primeras marcas. La indumentaria aumentó 57% en 12 meses, sobre todo las prendas importadas.
Jeans por $ 8.000, remeras básicas que superan los $ 4.000, zapatillas deportivas por más de $ 25.000. Reabrieron los shoppings y sus visitantes se encontraron con nuevos precios. Para los sueldos medios argentinos, los valores son muy elevados. En septiembre, “indumentaria y calzado” fue el rubro que más impulsó la inflación: registró un incremento del 5,8%. En 12 meses acumula un 57% de aumento, según datos del Indec. Referentes del sector aseguran que las subas importantes alcanzan a las marcas importadas y no así a las nacionales.
Un look de vidriera o su versión elegida en las páginas oficiales de las marcas premium sale más de $ 30.000 y, en algunos casos, alcanza los $ 50.000.
En Akiabara, por ejemplo, una mujer puede conseguir una remera con algún detalle de diseño por $ 4.400, un pantalón negro por $ 7.600. Sumar un saco a $ 12.500 (hay opciones por $ 26.500) y unas sandalias a $ 4.450. La cartera más accesible está a $ 3.080. En total, se viste por $ 32.030 con productos de la colección primavera-verano.
Marcas como Markova exigen un presupuesto aún mayor: una camisa blanca se consigue por $ 7.295. Por ese mismo importe hay babuchas. Un blazer está $ 14.120. El look se puede completar con zapatillas por $ 9.500 o sandalias por $ 13.995. Hay carteritas negras por $ 11.995 o una riñonera suela a $ 13.895. Es decir que la opción más económica queda en $ 50.205.
Los precios son similares para los hombres. En marcas como Tascani ellos gastarían cerca de $ 37.400. Con una camisa floreada ($ 7.500), un jean ($ 7.950), zapatillas blancas ($ 9.500), camperita de verano ($ 9.500) y bandolera ($ 2.950). Hay zapatillas deportivas en Adidas desde $ 8.799. Otros modelos están a $ 10.999 y $ 25.999.
Estos valores representan un porcentaje significativo del ingreso medio en la Ciudad de Buenos Aires. Según la Dirección General de Estadísticas y Censos del Ministerio de Hacienda y Finanzas del GCBA, para el segundo trimestre de 2020 un «patrón o empleador» ganaba por mes $ 70.086 en mano. Un asalariado alcanzaba los $ 47.258 y los trabajadores por cuenta propia, $ 32.776.
Según Claudio Drescher, presidente de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), el porcentaje de incremento en el rubro relevado por el Indec está relacionado con la suba de las «marcas de afuera». “Las importadas aumentaron mucho más que las nacionales porque son productos que están dolarizados”, señala a Clarín y dice que la actualización en 12 meses de las marcas nacionales de los shoppings fue del 43%.
Resalta que, como consecuencia de la pandemia, parte del mercado informal debió formalizarse ante el cierre por meses de grandes centros de venta como la feria de La Salada. “En muchos casos, los proveedores empezaron a mandar productos a los minoristas, que abonaron por transferencia bancaria. De esa manera, entraron en el sistema”, cuenta. Y destaca que al sumarle el pago de impuestos, este tipo de prendas también sufrió incrementos del 60% o más.
“A esto se suma que hubo fábricas cerradas durante muchos meses y cuando hay poco stock el precio tiende a subir”, agrega.
Para Drescher no ocurrió lo mismo con las marcas nacionales que hasta tuvieron que recurrir a descuentos. “Si no, no se vendía nada”, comenta.
Dice que parte de la clase media apuesta a opciones premium aunque, en este contexto, elige hacerlo en cuotas. “El 60% de las compras por el Día de la Madre se hizo con Ahora 12”, precisa Drescher. Y remarca que “en lugar de dólares, compran ropa”.
Por último, explica que son varios los ítems que derivan en el valor final del producto. “Entre materia prima y mano de obra se va un 30% del total. Luego, hay que agregarle un 28% de impuestos, entre IVA, impuesto al cheque, ingresos brutos y otras retenciones”, enumera.
El precio de las prendas que vemos en las vidrieras de los shoppings está compuesto, además, por el costo de ocupación, que incluye el alquiler del local y los gastos fijos por los servicios. Se destina en ese punto entre el 15% y el 20%. En empleados y logística gastan entre un 5% y un 10% más. El costo financiero es del 13%. La ganancia, según Drescher, es del 4%.
Pedro Bergaglio, que es tesorero de la fundación Pro Tejer y presidente de la Cámara Argentina del Sweater, coincide en que “lo que más aumentó fue la mercadería importada”. Y afirma que en su rubro no hubo subas del 57%.
“El incremento general no superó el 38% o 40%. Hay excepciones en algunos productos que dependen de determinados insumos”, detalla Bergaglio y aclara que se refiere al valor de la prenda sin los adicionales que puedan incluir los minoristas: “Soy fabricante y me hago cargo del precio hasta ese eslabón de la cadena”.
Sobre las marcas premium, sostiene que pueden poner un precio alto pero que «hasta que no entre un cliente y lo compre esa prenda vale cero». “La gente busca diferenciarse a través de la marca. Creo que hay público para todo, incluso en contextos difíciles”, suma Bergaglio.