Fuente: La Nación ~ «Gordofobia». La palabra resuena cada vez más en redes sociales y en la vida analógica: es el término que describe el rechazo a la gordura y se asocia con la promoción incesante de la delgadez en revistas, anuncios y medios. En los últimos años, la ola de aceptación de la diversidad de los cuerpos ayudó a que las marcas de talles reales empezaran su revitalización: hoy, gracias a las redes sociales, proliferan los diseños independientes que se venden en showrooms, y las marcas más tradicionales se renuevan en su imagen para atraer a un público más joven que ya no se viste con telas amplias.
Tops, polleras ajustadas, bikinis y ropa interior: prendas que en otro tiempo no se veían en talles más allá del large hoy se muestran en cuerpos de todo tamaño en las redes.
Una de las marcas con local a la calle, Syes, asegura que -contra los números rojos de consumo este año- triplicó sus ventas en 2018. Todo con ayuda de una comunicación franca y con imágenes de modelos jóvenes y libres.
Marcelo Sorzana, director de Surreal Marketing y consultor en temas de moda, asegura que las marcas de talles reales son, además, un buen negocio: «Abastecen a un mercado determinado al que no muchas empresas quieren o pueden abastecer», explica. El especialista detalla que estas compañías evolucionaron mucho en cuestiones de diseño en los últimos diez años.
En el caso de Syes, por ejemplo, su cofundadora, María José Lee, retomó un negocio familiar de tres décadas y junto a su hermano crearon una línea más juvenil para mujeres. Hoy, la mayoría de sus clientas están entre los 25 y los 35 años.
«Faltaban muchos colores: la ropa de talles grandes venía generalmente en negro o azul marino. No había rojo, y yo decía que las mujeres más curvilíneas no se vestían de ese color simplemente porque nadie se los ofrecía. Hoy es el primer color que se nos agota», detalla.
Lee afirma que sus clientas son mujeres que «no quieren disimular» porque se aceptan como son. «Al principio empezamos con miedo, porque no sabíamos si las chicas se iban a animar a las transparencias o a vestidos más cortos. Hoy nos piden más corto y más escotado. Se llegó a un punto en el que no quieren seguir escondiendo sus curvas porque son una realidad», resume.
Las marcas de talles reales no solo evolucionaron en cuestiones de diseño, sino también en moldería. A pesar de que algunas marcas más generalistas también pueden hacer talles mayores al XL, no siempre esas prendas están bien confeccionadas.
«Por la ley de talles, muchas compañías hacen ropa chica agrandada. Eso se nota, por ejemplo, en el caso de los jeans, que no están hechos para mujeres con panza», detalla Romina Kolsky, fundadora de Lecol, otra empresa de talles reales que produce localmente.
Kolsky se jacta de ser la creadora del concepto de «talles reales», que nació en contraposición a los «talles especiales» que se planteaban antes. «No es que las chicas flacas no sean reales, es simplemente una distinción porque hay muchos cuerpos reales que están por fuera de los tres talles que se manejaban», narra.
La idea surgió de su propia experiencia personal: ella es una mujer con sobrepeso que, a pesar de que contaba con dinero para ir de compras, nunca encontraba nada que le quedara bien. Retomó la marca de su padre, de ropa interior, y empezó a fabricar remerones grandes. Luego pasó a los diseños más elaborados, que hoy comercializa en un local de Villa Crespo y en su e-commerce.
Las plataformas de e-commerce fueron también tierra fértil para que más diseñadoras independientes comenzaran a vender sus creaciones en talles reales. Showrooms como Metanoia -de ropa interior- y Abrakadabra -de indumentaria- muestran sus productos modelados en todos los talles y acumulan miles de fans en redes sociales.
Alianzas en redes
«A las personas les llaman la atención las fotos que subimos, aunque la verdad es que para mí es lo mismo. Me llegan ‘me gusta’ de chicas que no son de talles grandes porque les interesa mi marca aunque no la consuman», relata. Incluso llegan clientas a su local que le piden prendas en small . «Si pudiera, haría un millón de talles, pero primero nos enfocamos en nuestro fuerte», resalta.
En Estados Unidos, la marca Universal Standard decidió expandir su espectro de talles desde los más grandes hasta los más pequeños para ser una marca verdaderamente «inclusiva», pero sus clientas no se lo tomaron del todo bien: en los comentarios en las redes, las compradoras habituales se preguntaban si hacer ropa para sus cuerpos no era lo suficientemente redituable.
Sin embargo, las creadoras de la firma mantienen su medida porque creen que, de ese modo, terminan con la «segregación artificial» de las mujeres de talles más grandes o más pequeños.
La firma fue revolucionaria en el mercado estadounidense: utiliza telas de calidad, diseños minimalistas y una comunicación con influencers -perfiles populares en las redes sociales- para llegar a un público más amplio. Además, tiene una política de devolución llamada Fit Liberty: se trata de una colección que permite que, si en el plazo de un año, la prenda ya no sirve más porque la clienta perdió peso, la pueda cambiar por otro talle.
Mientras tanto, en la Argentina todavía hay mucho por hacer: la ONG AnyBody reveló que siete de cada diez personas tienen inconvenientes para encontrar sus talles en los comercios.
7 Son los millones de dólares que recaudó Universal Standard, la marca líder en talles reales de Estados Unidos, en rondas de financiamiento