Fuente: Ámbito ~ Casi el 60% de la cadena de valor espera realizar inversiones y mejorar su capacidad de producción.
Después de haber atravesado un año extremadamente malo debido al cierre de comercios provocado por la pandemia, el sector textil en su conjunto se prepara para un año de recuperación. Un reporte elaborado por la Fundación Protejer indica que el 83,3% de las empresas que integran la cadena de valor espera subir sus ventas respecto del 2020. Claro está que el piso de comparación es bastante bajo, pero marca el mejor ánimo con el que los empresarios ven la economía en 2021. Hay que tener en cuenta que la encuesta se llevó a cabo durante marzo, momento en el que si bien se preveía una segunda ola de coronavirus, no estaba clara la magnitud ni el tipo de restricciones que se iban a adoptar para enfrentarla. “Todo va a estar supeditado a lo que pase con esta segunda ola de la pandemia”, afirmó a Ámbito el secretario general de Protejer, Luciano Galfione. El empresario señaló que las restricciones que se están viendo en estas semanas “no son iguales a las que había el año pasado” y por eso explicó que en un contexto de un mercado textil “más chico que el del año pasado” la demanda es motorizada por las segundas y terceras marcas que no son tan afectadas por el cierre de shopping. También justificó las perspectivas de mejora en que se produjo una recomposición del mercado interno. “Durante 2019 el 80% de los textiles que se consumían eran importados y el 20% nacional. Hoy la proporción es 60/40 en favor de la producción local”, sostuvo el directivo.
En un contexto general de mejora en comparación con el año pasado, alrededor de un cuarto de los participantes de la encuesta estimó que sus ventas pueden subir este año entre un 7% y un 22%. Solo un 2% de las empresas consultadas supone que podrá vender hasta un 70% más de lo que lo hizo el 2020. Los cuatro factores que miran las empresas para apostar este año son el crecimiento de la demanda del producto que elaboran, la caída de la importación del producto con el cual compiten en el mercado local, las perspectivas positivas sobre el mercado interno y el desplazamiento del competidor local. En rigor, en ese último punto, lo que ha ocurrido es que muchas empresas han cerrado el año pasado, por lo que ahora los sobrevivientes se van quedando con una porción más grande de un mercado más reducido. Es decir, con una menor facturación en el conjunto, las empresas que quedaron trabajan más. Galfione explicó que “desde 2019 muchas empresas venían tecleando, las agarró la pandemia y fue el tiro de gracia”.
Por tal motivo, en un escenario en el que desde el comercio administrado se frena el ingreso de importados y con una perspectiva de mejora, el 56% de las firmas prevé que va a ampliar su capacidad instalada. De ese grupo, un 58,7% piensa realizar inversiones con objeto de mejorar el nivel de productividad. Los cuatro factores que moverán a las empresas textiles serán la adquisición de maquinaria y equipo nuevo y usado, la construcción o ampliación de plantas, la capacitación al personal y el desarrollo o adquisición de sistemas. Ese proceso, fundamentalmente se va a financiar con caja propia, para el 36,5% de los casos, y con los bancos, para el 26%.
En cuanto al empleo, el 44% de las empresas planea contratar, contra un 9% que planea reducir su plantel y un 46% que no lo piensa modificar.