Fuente: Ámbito ~ Dicen que es una de las actividades que más empleo genera en menos tiempo. Rechazan la crítica de querer una “economía cerrada”.
Con una jugada de negocios poco habitual, cinco empresas textiles argentinas se aliaron para poner en marcha una planta de confección que había cerrado en 2019. La iniciativa será el puntapié de un ambicioso proyecto que tiene el sector de abrir otros siete talleres de costura de última generación, y convertir provincias norteñas en polos productivos textiles de exportación. Los empresarios aseguran que, junto con la construcción, son las dos actividades que más empleo generan. Niegan la crítica de que quieren una “economía cerrada” y aseguran que para exportar se requiere un tipo de cambio competitivo.
Ayer, las marcas Billabong, Gepetto, Azzaro, Grisino y Jazmín Chebar inauguraron Indumentaria Catamarca, en la capital de esa provincia, junto a las autoridades del Ministerio de Desarrollo Productivo. La planta es la misma en donde se fabricaban los guardapolvos 12 de Octubre, que cerró en marzo de 2019 después de 35 años de historia, y se sumó a un listado de empresas textiles y de calzado que bajaron sus persianas durante el gobierno de Cambiemos.
Con una inversión inicial de $80 millones, y que el año que viene ascenderá a $200 millones, sumó 50 empleados, muchos de los cuales habían quedado sin trabajo tras el cierre de la planta anterior, y esperan sumar 100 personas hasta fin de año. La fábrica ya produce 30 mil prendas mensuales y llegará este año a 90 mil por mes, por lo que en una temporada la producción entre las 5 marcas ascendería a medio millón de prendas.
“La confección de indumentaria, junto con la construcción, deben ser los dos rubros que generan mayor cantidad de mano de obra en menos tiempo. La costura es mano de obra intensiva, no necesitas una inversión de 500 millones de dólares y podés solucionar la falta de empleo privado”, aseguró a este diario Claudio Drescher, dueño de Jazmín Chebar y titular de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI). La marca argentina Ombú, con 3000 empleados en Catamarca, es el mayor empleador privado de la provincia, ejemplificó.
De hecho, el sector textil es uno de los que el Gobierno toma en cuenta a la hora de transformar planes sociales en trabajo, junto con construcción, gastronomía y economías regionales. Desde la cámara de indumentaria mantendrán una reunión con Matías Kulfas (Desarrollo Productivo) y Claudio Moroni (Trabajo) para ver cómo será la capacitación. Este fue un tema clave que se debatió antes de desembarcar en Catamarca y próximamente en La Rioja: que las provincias se comprometan a capacitar personal en el oficio de costura.
Terminada la inauguración de Indumentaria Catamarca, estalló el grupo de WhatsApp de 120 empresarios del sector textil con consultas sobre el proyecto. Las marcas buscarán desembarcar en estas provincias con fusiones o mediante un “pool de empresas”. Consideran atractivos los incentivos: bonificación del 50% de las contribuciones patronales de parte del Gobierno nacional, e incentivos particulares de provincias. Por ejemplo, Catamarca subsidia el 80% de un salario mínimo durante los primeros 6 meses.
Consultado acerca de las críticas por la competitividad de partes de sectores de Cambiemos, Drescher contestó: “Lo que sale de Catamarca se va a exportar sin dudas, queremos que Catamarca sea la capital de la moda, que surja una producción que no sea solo para el mercado interno. En el caso de Jazmin Chebar ya exportamos a varios países”.
En cuanto a las políticas pendulares de la industria según cada gobierno, Drescher afirmó: “Las marcas atravesamos todas las atrocidades y sobrevivimos. No queremos una economía cerrada que proteja ineficiencia. Tiene que haber una administración de comercio exterior inteligente. Lo que venga del sudeste asiático tiene que tener un arancel porque hay un dumping social que acá no pretendemos tener. Pero si viene algo de EE.UU. o Europa, que venga a competir”. Por otro lado, criticó que de la gestión anterior “más ridículo” que la apertura indiscriminada fue la “apreciación” del peso.