Mientras se prepara para lanzar su primer libro, «Revolución impositiva», dice que este nombre se debe a que «reforma impositiva es una palabra que ya fue malograda. El gobierno de Macri habló de reforma y no hizo nada. Si se llamara así, la gente pensaría que es lo mismo que lo que ya hubo. Entonces, lo que traté de explicar es que de parches no se puede lograr más nada».
En una entrevista dada a Perfil, el directivo asegura que «los gringos que no votaban y traían la industria, pagaban impuestos o no lo hacían por tener todo en negro. Pero los terratenientes conseguían tener una ganadería extensiva porque los impuestos sobre la tierra no eran altos. Todo eso se fue deformando hasta el día de hoy».
Además, señala: «El IVA que pasó de 11 a 13 siguió subiendo hasta 21, no existía impuesto al cheque, impuestos sobre el trabajo. Lo que vos tenés hoy es un sistema perverso en la Argentina, donde el aumento de recursos sucede arriba de los productos para que paguen los que generan valor agregado».
«En la Argentina gravamos siempre el trabajo. Y tenemos menos trabajo y vivimos más de rentas e intereses. Lo que digo es que la inflación también se basa en que los intendentes y gobernadores imponen tasas sobre los comerciantes y los industriales que no votan en sus territorios», advierte.
Según el empresario, «con Lavagna, el peronismo puede hacer lo que no hizo Cambiemos», y ejemplificó su dicho: «Carrefour no vive en La Matanza ni en Vicente López. En otros países del mundo, los impuestos van sobre la gente que vive en el lugar, pero no sobre las empresas que están ahí. O si no, los impuestos, una vez que se gana el dinero, no antes. Otro ejemplo, Amazon. Casi no paga impuestos porque no gana dinero. Pero vale una fortuna. Si Amazon nacía acá, pagaba impuestos».
También comenta que algunas de estas ideas se las planteó a Alberto Fernandez, y que las toman en parte: «Fernández lo dice pero hay que interpretar bien. Hay que bajar impuestos al trabajo y ponerle a las personas, a las ganancias de esas personas. Yo no hablo sobre el patrimonio. No hay que pagar impuestos sobre el dinero sino sobre la distribución de los dividendos».
Advierte que muchas veces le planteó esto a Mauricio Macri: «Me decían que no tenia razón. Que iban a venir inversiones. Yo les explicaba que como iban a venir si los argentinos no estábamos invirtiendo. Las empresas vienen cuando ganan dinero».
Y añade: «Yo discutí con Nicolás Dujovne, con Andrés Ibarra, con todos. Fue al cuete porque no sirvió».
«Hay pocas empresas en la Argentina pero no por los monopolios, sino porque no ganan dinero. No es porque las empresas se aprovechan del consumidor. Es un error conceptual. Las fabricas se están yendo de la Argentina. Yo cerré dos fabricas. Pero compré cinco o seis que estaban quebradas porque los números no le daban. Entonces, ¿que soy? Soy grande porque las demás se fundieron. Había 64 hilanderías. Ahora hay siete. Se fundieron», manifiesta.
«Un control de precios por acá y pérdida de ganancias por otro lado hace que esto termine mal. La ideología mata la posibilidad de que haya empresas en la Argentina. Hay que ser pragmáticos. Entonces vuelvo al principio ¿por qué hablo de revolución impositiva? Hay que mirar a la realidad y saber porque no hay empresas en Argentina. Y es porque los impuestos impiden que alguien que trabaja en una empresa tenga una vida digna porque los productos son caros y la mitad son impuestos. Y eso hace invivible la Argentina. Cada vez que el Estado sube el impuesto a una empresa que vende productos de consumo sube el costo del Estado porque tiene que subir salarios», concluye.