Fuente: La Nación ~ Las crisis, se sabe, estimulan la creación. Por su extensión, su intensidad, sus múltiples facetas –económica, ambiental, sanitaria, ética, social, cultural, afectiva– ésta que nuestro mundo viene atravesando debería ya haber suscitado una multitud de ideas, proyectos, acciones. No es el caso. Las diversas iniciativas de reparación, movidas efectivas y necesarias rebeldías que se dan en todo el mundo distan de ser suficientes ante la cerrazón del sistema y la falta de información de sectores mayoritarios de la población de la aldea global sobre el desastre en ciernes.
Botón de muestra de la indiferencia ante el deterioro del planeta de los gobiernos y corporaciones que los sostienen han sido las conclusiones, en noviembre, de la Cop 26, la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, en la que participaron, en Glasgow, 197 países. “Blablablá” resumió certera Greta Thunberg, la portavoz más eficaz del movimiento anti sistema. Porque el futuro es siempre ahora y, además de decir y escribir, hay que hacer, llevo conmigo un proyecto amplio pero posible. Se trata de la creación de una organización, aquí en Argentina, de conexión, promoción y tutela de la cultura del vestir sostenible. De reunir bajo una cúpula creativa y de comunicación a las marcas y emprendimientos de materias primas, producción, diseño, distribución y venta de artículos de vestir que adhieran a los modos de elaboración y a la ética de la sostenibilidad, acompañada de la difusión y enseñanza de sus métodos y principios.
Son numerosas las marcas argentinas de perfil sostenible que producen todo el repertorio de artículos de moda, de las prendas a los cosméticos, o aseguran todas las etapas del proceso textil, del cultivo sin agro tóxicos o la cría y la esquila benignas a los tintes naturales y a la confección sin sobrantes o componen nuevas prendas a partir de elementos existentes, piezas vintage, stocks o sachets de leche y otros materiales inesperados. El perfil general es artesanal, las estructuras livianas, los ritmos de trabajo humanos. Aventuras unipersonales, pequeños talleres, pymes con énfasis en la pe, aunque las hay también medias y en gran parte fundadas y conducidas por mujeres, conforman un circuito vital, entusiasta, perseverante, a pesar de la ausencia de estímulos oficiales. Desde el lujo a la ropa de trabajo cotidiana, ya hay moda sostenible en Argentina para todas las categorías de consumo.
Encuentro imprescindible que en el marco de la recuperación de la industria textil nacional se tenga en cuenta y se dé relieve a la vertiente sustentable ya que el futuro más prometedor está allí, en una red federal de moda consciente, hecha de singularidades que se reconocen en los compromisos comunes –ecología, género, diversidades, bienestar animal, condiciones laborales de calidad, seguras y dignamente remuneradas. La función de la organización pensada y deseada sería, o será, la de orientar, seguir y servir de apoyo y referencia en cada punto del itinerario creativo y productivo.
Hay urgencia pero lo diré en zen: éste es el día para reunir talentos, energías, imaginaciones, para reunir, interconectar y acompañar y hacer que crezca una cultura del vestir responsable, nueva en todo sentido, alimentada de experiencias, con identidad nacional y regional y vocación planetaria.