Fuente: TN – Un grupo de investigadores desarrolló un biomaterial a partir del descarte de cerveza y uva libre de crueldad animal. Hacen accesorios y quieren seguir creciendo.
Diana Romanini junto a un grupo de investigadores de Rosario trabajaban en un proyecto de residuos agroindustriales cuando una pregunta en plena cuarentena los desafió a hacer algo innovador. “¿Serían capaces de hacer un biomaterial?”, lanzó un emprendedor vinculado a la indumentaria y fue el puntapié inicial para que comiencen a producir cuero con descarte de cerveza y de uva.
“Es una alternativa al cuero tradicional y está hecha de un material sostenible, libre de crueldad animal y escalable que tiene el potencial de revolucionar la industria de la moda”, definen los integrantes de la startup Mycorium Biotech en diálogo con TN.
Con esta iniciativa, buscan concientizar sobre la economía circular y la posibilidad de brindar una opción distinta para mejorar los hábitos de consumo. En ese sentido, destacaron que la sociedad va camino a este tipo de productos: “Tiene mucha validación de la gente lo que estamos ofreciendo y es lo que viene”.
Cómo nació el proyecto y de qué se trata
Romanini trabaja en investigaciones hace más de 15 años y uno de sus fuertes era la revalorización de residuos agroindustriales. Con el pasar del tiempo, se sumaron María Rocío Meini y Adriana Clementz al equipo hasta que en 2021 surgió la idea de producir cuero a base de micelio.
“Todas las investigaciones usaban desechos y hongos, pero no hacían biomateriales, siempre mirábamos la molécula hasta que nos plantearon el desafío. A partir de ahí empezamos a reutilizar el residuo y lo transformamos”, sostuvo Diana.
Desde ese entonces, estuvieron un año haciendo diferentes intentos hasta que dieron en la tecla y lograron su objetivo. En ese sentido, Clementz detalló: “Empezamos a explorar otros hongos, no eran los que solíamos trabajar. Era prueba y error, muchas frustraciones que nos acompañaron durante el proceso y de las que aprendemos, hasta que dimos con el material y hasta lo llegamos a coser. Eso nos hablaba de su resistencia”.
Sin embargo, mientras avanzaban con lo técnico, se dieron cuenta que necesitaban alguien especializado en negocios y decidieron incorporar al grupo aAgustín Schiavio como CEO. “Venía con ganas de meterme en el mundo del biotech porque me parecía muy interesante y terminé encontrándome con Diana y las chicas”, dijo. Así nació Mycorium Biotch a fines de 2022.
“Mientras nosotras trabajamos en el Instituto de Procesos Biotecnológicos y Químicos todos los días y nos sentamos a pensar las cuestiones técnicas, Agustín aporta desde su lugar y nos marca un camino para avanzar”, agregó Diana.
Por su parte, el economista indicó: “La ciencia y los negocios se tienen que ir vinculando. La ingeniería del producto y entender lo que se quiere del producto”.
El equipo se completa con Sofia Perdomo, como técnica de laboratorio, y Alejo Casal, que es biólogo molecular.
Cuero hecho con hongos: cómo es el proceso
El proceso para lograr el cuero a través de hongos filamentosos es muy cuidado y requiere de varios pasos.
- En primer lugar, buscan residuos de la agroindustria. Ellos utilizan orujo de uva, es decir el descarte de las uvas en la producción del vino, y el bagazo de cerveza, el desecho que genera la elaboración de esta bebida compuesto por cáscaras de grano de malta y cebada.
- Estos desechos se colocan en bandejas y se las somete a una fermentación en estado sólido. Esto es lo que se le “da de comer” al hongo que permite, bajo condiciones de cierta temperatura, humedad y oxígeno, que se convierta en biomaterial.
- Después de diez días, el hongo se cosecha, se quita la capa y sigue una serie de tratamientos con plastificantes para que pueda perdurar en el tiempo. “Siempre utilizamos productos que sean verdes o ácido tánico para evitar que se pudra”, puntualizó Clementz.
- Luego de eso, el producto está apto para coserse.
Lo primero que realizaron fue un estuche para anteojos y para celular, pero se encaminan a billeteras y carteras: “Vamos desbloqueando desde lo más sencillo a lo más difícil. Después la idea es seguir con calzados y probar la industria automotriz con asientos de autos”.
Qué diferencia hay con el “ecocuero” y qué pasa con el fast fashion
En los últimos años, una de los materiales que más se replicó en el mundo de la moda es el cuero sintético, también conocido como “ecocuero”. Está compuesto a base de plástico e intenta imitar al natural, con lo cual, de ecológico tiene poco.
A su vez, el fast fashion es un estilo de producción que ofrece grandes volúmenes de ropa que se descartan rápidamente. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la industria textil es considerada la segunda más contaminante del mundo y la que genera cerca del 10% del total de emisiones globales de carbono.
Al respecto, la startup tiene una posición muy fuerte en contra de esta corriente: “Queremos proponer una solución para reducir el fast fashionante esta crisis de sustentabilidad en la que nos encontramos. Sabemos que, actualmente, no lo podemos cambiar, pero sí ofrecer una solución mejor ante las reglas del juego y que, ante las diferentes opciones, nos elijan a nosotros”.
“Cien billones de prendas por año se producen y el 60% de las nuevas producciones son a base de plástico. De eso, el 85% termina en vertederos o incinerados. Con lo cual nuestra propuesta del biomaterial busca que la huella de carbono sea la menor posible, para que pueda luego volver a la tierra”, planteó Schiavio.
En ese sentido, profundizó: “El cuero vacuno no es escalable. Necesitas 18 meses para tener a la vaca y es mucho tiempo. A raíz de esa falta surgieron los ‘ecocuero’ que le agregan escalabilidad y bajos costos, pero súper contaminantes. Nosotros aspiramos a ser una tercera opción con escalabilidad y sostenibilidad, para que pueda migrar hacia una bioeconomía circular”.
Además, aseguró que, cuando la gente se pone en contacto con el producto, tiene aceptación: “Tiene mucha validación de la gente lo que estamos ofreciendo y es lo que viene. Surge como un descubrimiento pero hay que adaptarnos para las exigencias del mercado”.
Si bien, todos señalaron que en la Argentina hay otros problemas en el común de la gente, como llegar a fin de mes, las nuevas generaciones son las que más apuestan a un futuro sostenible y más consciente con el ambiente. “Al igual que con la food tech, la biotecnología no es una tendencia. Viene impulsado por los millenials que les importa más y quieren adoptar este tipo de consumos”.
El desafío de luchar por una moda más sustentable
Para el grupo, una de las mayores metas es aumentar la escala material para dar el salto a la escala comercial y extender su desarrollo a través de colaboraciones con marcas.
“Recién estamos en el laboratorio, con bandejas chicas, probando la resistencia del material y optimizando el tiempo en el que se puede desarrollar. Pero el objetivo es de ahí para adelante. Queremos generar mucho impacto y si el día de mañana nos piden un millón de metros cuadrado, queremos poder cubrir esa demanda. ¿Cómo? Tenemos que ver lo que hay en el mercado y cómo aprovecharlo para tercerizar la producción”.
Gente interesada en el proyecto no falta, ya que varias importantes firmas de Argentina y del mundo se acercaron a conocer detalles: “Quieren incorporar este material porque lo ven como el futuro”.
Según indicaron, hay cerca de 30 potenciales clientes para co-desarrollar productos. “Nosotros buscamos entender qué exigen y poder ganar esa visión, ponerme en sus pies. Quizás no sabemos de la industria de cuero, pero sí sabemos trabajar con la ciencia, entonces tenemos que apoyarnos en otros para entender la industria y qué exige y a través de la ciencia darles un resultado”, explicó Agustín.
“Esperamos que haya un boom de los biomateriales y creemos que estamos bien posicionados para surfear la ola. Ciertos pilares del futuro, como la IA y el cambio climático. Son muy importantes de acá a futuro y la biotecnología también será un pilar esencial”, cerró.