Fuente: CIAI ~ El relevamiento de expectativas del mercado elevó la previsión de caída de la economía argentina a 2,9% para todo el 2019
Según la encuesta de fines de septiembre realizada por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) a las principales consultoras, bancos y centros de estudios, el PBI de Argentina caerá 2,9% en comparación con 2018. Este resultado indica un empeoramiento de las expectativas económicas en comparación con el 2,5% de caída que se había estimado a fines de agosto. A su vez, las instituciones consultadas por el BCRA estiman que la inflación de septiembre fue de 5,8% y que será de 4,3% en octubre (para todo el año, se ubicaría en 54,9%).
Los salarios promedios de los argentinos volvieron a perder la carrera contra la inflación y sufrieron una caída en su poder adquisitivo de 7,5% interanual en julio. Las jubilaciones y pensiones también, perdiendo 7,8% del poder de compra alcanzado en agosto del año anterior. Ambos indicadores acumulan 18 meses de caídas ininterrumpidas desde febrero de 2018, último mes en el que ambos crecieron.
La disminución del poder adquisitivo de la sociedad argentina explicó una fuerte contracción de las ventas minoristas de indumentaria sufrida durante el mes de agosto de 2019 de 17,6% según la CAME. En Shoppings y Supermercados, la disminución de las ventas de ropa se ubicó en 6,4 y 12,1% respectivamente (comparando julio de 2019 vs. mismo mes del año anterior con información del INDEC). La caída en las cantidades vendidas se dio a pesar del esfuerzo de la cadena de valor por no aumentar los precios de las prendas (+47,8% en agosto) al mismo ritmo que la inflación general (+54,5%,) según INDEC.
Como venimos advirtiendo en ediciones anteriores del semáforo, la caída en la demanda de ropa afectó nuevamente a la producción nacional, que se contrajo 12,8% interanual en agosto según datos recientes del INDEC, acumulando 15 meses consecutivos de caídas. En el mismo mes, la producción textil tuvo una mejora de 1,4% interanual, explicada fundamentalmente por el sub-rubro preparación de fibras de uso textil.
Paradójicamente el relevamiento de septiembre de la Universidad Di Tella sobre la confianza del consumidor indica una suba de 24,9% respecto al mismo mes del año 2018. Probablemente, este resultado se explique por la reducida base de comparación que representó dicho mes, cuando el dólar estadounidense había pasado de 32 a 40 pesos.
En relación al comercio exterior del sector, la caída de las ventas de ropa y la suba del dólar también golpearon a las importaciones, que cayeron 35,8% interanual durante agosto según registros aduaneros. Medido en términos de cantidades, la reducción fue 31,8%: la diferencia se explica por los menores precios promedio de las prendas importadas (-5,9%). Esta dinámica tuvo lugar en el contexto de apreciación real del peso argentino de 5,5% interanual en septiembre frente a la moneda de China, país de origen de las dos terceras partes de la ropa importada en Argentina. Una de las pocas noticias positivas para el sector fue que, en el mismo mes, las exportaciones argentinas de ropa tuvieron un aumento de 26,5% comparado con agosto de 2018.
La crisis cambiaria por la que atraviesa Argentina eleva la incertidumbre futura sobre el precio del dólar, en un contexto donde nuestro país ha vuelto a perder el acceso a los mercados voluntarios de deuda (y a agotar el financiamiento provisto por el Fondo Monetario Internacional). En ese marco, se verificó algunos casos de talleres de confección que han vuelto a recibir órdenes de producción por parte de las marcas, para las cuales la alternativa importadora dejó de ser tan favorable como hace dos años.
Los costos financieros de las empresas del sector se encuentran en niveles históricos muy altos, lo que prácticamente anula la rentabilidad operativa de las empresas: la tasa de interés para adelantos en cuenta corriente en el sistema bancario promedio 85,5% durante el mes de septiembre, según información del BCRA. Estas tasas son incompatibles con la producción, en un contexto de escasez de fondos para capital de trabajo.
Por último, el congelamiento de tarifas y los menores aumentos del precio de la nafta dieron cierto oxígeno a la constante presión alcista en los costos del sector. Por ejemplo, la energía eléctrica subió 43,2% interanual en CABA durante agosto, según datos del Instituto Estadístico de la Ciudad. Mientras tanto, la nafta súper acumuló 20% de aumento interanual en septiembre.