Se recalienta la suba de precios de la ropa
Los meses pasan y la situación sanitaria del COVID-19 sigue sin superarse. A la fuerza y sin antecedentes recientes sobre una cuarentena, el sector debió adaptarse al cierre de la mayoría de los locales físicos y de los distintos eslabones del proceso productivo. Problemas de abastecimiento, caídas de ventas y suba de precios atraviesan los distintos eslabones de la cadena de la moda argentina.
Fuente: CIAI ~ La nueva edición del Semáforo evidencia a las claras los peores momentos de la pandemia del COVID-19 sobre el sector nacional. Desplome de la producción local, de las ventas y de las exportaciones, en un contexto de importaciones también a la baja. Sin embargo, una de las consecuencias más llamativas es que, a pesar de la fuerte caída de la demanda, se aceleró el ritmo de suba de precios de la ropa desde marzo hacia hoy. Según el INDEC, los precios de la indumentaria y el calzado subieron 59,3% entre junio de 2019 y junio de 2020. En esta edición del Semáforo analizaremos con mayor profundidad cuáles son los factores que explican esta dinámica.
En primer lugar, la inflación varía según la prenda sea de origen nacional o importado, siendo mayor en los productos extranjeros. La causa radica en que la cotización oficial del dólar subió 58,8% entre junio de 2019 y junio de 2020, según estadísticas del Banco Central de la República Argentina, lo que llevó a remarcaciones en los precios de una magnitud equivalente. Lo mismo ocurrió con otros bienes de la economía de origen importados, como las computadoras (+98,5%) y los autos (+64,3%). En paralelo, la suba del dólar impacta transversalmente en todo el mercado porque encarece los insumos productivos (fibras de algodón y sintéticas, hilados y tejidos), cuyos precios están prácticamente dolarizados.
En segundo lugar, se evidencian una serie de problemas a lo largo de la cadena de abastecimiento que limitan la oferta de productos. En este punto cabe destacar que la confección de indumentaria fue una de las últimas actividades industriales en estar exceptuadas del Aislamiento en el Gran Buenos Aires, zona que concentra alrededor del 75% de la actividad del sector. En efecto, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires recién se pudo volver a fabricar ropa desde el 3 de agosto, lo que significa que los talleres formales estuvieron cerrados prácticamente 4 meses y medio (en la mayoría de los municipios del Conurbano Bonaerense se abrieron sólo unas semanas antes). Por estos días, muchas empresas de la cadena de valor están trabajando con dotaciones mínimas de personal, por los casos positivos de COVID-19 entre los trabajadores y por la necesidad de exceptuar a aquellos con enfermedades pre-existentes, a los mayores de 60 años y a los responsables del cuidado de hijos menores. La necesidad de garantizar el traslado propio de los operarios también encareció los costos productivos de una gran cantidad de fábricas.
Por último, y vinculado con los factores anteriormente analizados, resulta fundamental advertir que la inflación de la indumentaria muestra una fuerte heterogeneidad según el canal de comercialización. Relevamientos propios de la CIAI arrojaron como resultado que el segmento de las marcas nacionales del segmento formal, que comercializan su producción mayoritariamente de origen nacional en Shoppings Centers y locales propios y franquiciados, mostró incrementos de precios que se situaron entre 35 y 42% entre julio de 2019 y julio de 2020, 18 puntos por debajo del promedio. En contraste, los segmentos del mercado masivo e informal (como Flores y La Salada) tuvieron subas mayores al 60%, explicados fundamentalmente por los mayores costos asociados a la formalización de sus operaciones comerciales debido al cambio en la modalidad de pago por la venta online. Esto los obligó a formalizar impositivamente gran parte de sus ventas, a adoptar medios de pagos electrónicos (que implican una comisión no despreciable) y a comercializar a través de canales de venta como Mercado Libre, que tienen comisiones que encarecen los precios finales de las prendas. Otro tema que influye negativamente en los costos de este último grupo de empresas es la necesidad de enviar por transportistas las prendas a los comerciantes del interior del país, cuando lo habitual previo a la pandemia eran los tours de compras a Buenos Aires.
En adelante, la superación del pico de casos de la pandemia y el levantamiento paulatino de la cuarentena permitirá ir recuperando los niveles de producción. La gran incógnita es si esa normalización llegará a tiempo para poder abastecer a la recuperación de la demanda de la temporada primavera /verano 2020/2021 y cómo quedará conformado el entramado de talleres, fábricas, marcas y comercios del sector superados los peores momentos de la crisis y con vistas a la temporada de otoño/ invierno 2021.
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