Fuente: IProfesional ~ El odontólogo José Álvarez Castro y su amigo Sebastián Prado se decidieron a fundar Oh! Wear, la primera marca argentina de ambos de diseño.
El odontólogo José Álvarez Castro llevaba años trabajando en su profesión y siempre sentía la misma inquietud: ¿por qué los ambos, esa prenda que los profesionales de la salud usan tantas horas al día, eran tan iguales y aburridos? Varias veces le trasladaba la pregunta a su amigo Sebastián Prado –con quien compartían partidos de golf– hasta que finalmente en el 2009 se animaron a buscar una solución y fundaron Oh! Wear, la primera marca argentina de ambos de diseños innovadores.
«Ninguno de los dos sabía nada del rubro textil, pero decidimos arrancar. Empezamos de a poco a averiguar quién producía y qué telas se podían usar. Nos capacitamos y fuimos aprendiendo con gente del rubro que nos fue enseñando», recuerda Sebastián Prado en conversación con iProfesional.
Cuando esto sucedió, Sebastián tenía su propia empresa de turismo, así que decidió aplicar su experiencia en el armado de un negocio para darle vida y forma a Oh! Wear.
La inversión inicial fue de 10.000 dólares y una vez que encontraron la tela perfecta, comenzaron a idear diseños innovadores y a jugar con las posibilidades: diferentes estampas, ambos bicolor, pantalones con corte tipo babucha y hasta chaquetas con cuello mao.
«En ese momento, sólo conseguías el ambo común cuadrado, con muy poca forma. Cuando lanzamos nuestros diseños se notó la necesidad del mercado porque inmediatamente tuvimos muchas ventas. Me acuerdo que al principio hacíamos un pantalón con estampado militar y se vendía muchísimo, hacíamos cosas muy locas y cada vez nos pedían más. Eso nos impulsó a seguir creciendo y formar la empresa que somos hoy», dice Prado.
Ambos de diseño: el primer local de Oh! Wear
En un principio, los ambos de Oh! Wear los vendían Sebastián y José personalmente, yendo con un bolso a clínicas, hospitales y consultorios en búsqueda de profesionales de la salud que se interesaran en los diseños que ellos tenían para ofrecer.
Cuando todo comenzó con Oh! Wear, Sebastián tenía su propia empresa de turismo
Al poco tiempo, abrieron un showroom en un departamento de Buenos Aires y en el año 2015 inauguraron su primer local propio en Recoleta, que sigue siendo la casa matriz hasta el día de hoy.
«Tuvimos también otro local en San Isidro, pero lo tuvimos que cerrar durante la pandemia», detalla Sebastián, aunque aclara que más allá de unos primeros meses difíciles, la cuarentena no les generó grandes cambios en el negocio porque justamente los profesionales de salud fueron quienes siguieron trabajando todo el tiempo.
«Si bien algunos rubros compraban menos, como los odontólogos que no trabajaban tanto, las ventas se mantuvieron bastante. Lo que sí pasó fue que explotó el canal online. Además tuvimos que adaptarnos a los nuevos protocolos y al home office e incluso lanzamos algunos nuevos productos como unos camisolines de cirugía que se empezaron a usar arriba del ambo o tela anti-covid que nos ofrecían algunos de nuestros productores», agrega.
3.000 ambos por mes y $300 millones de facturación
Consultado sobre el tipo de cliente de Oh! Wear, Prado cuenta que son en un 75% mujeres pero que no hay un rubro o un rango etario predilecto: «Nos compran desde los estudiantes hasta los profesionales de la salud más grandes. Quizás somos un poco más fuertes en profesiones como odontología, pero no es tampoco algo tan marcado».
Actualmente, la empresa cuenta con 20 empleados directos y la fabricación de los ambos se terceriza en talleres locales. Además de su casa matriz en Recoleta, Oh! Wear tiene nueve locales franquiciados en las ciudades de La Plata, Quilmes, Rosario, San Miguel de Tucumán, Salta, Trelew, Mar del Plata, Yerba Buena y Córdoba.
A eso le suman una red de vendedores directos en todo el país que van personalmente a las clínicas y hospitales o que suministran la mercadería a otras tiendas multimarca.
José Álvarez Castro, uno de los cofundadores de Oh! Wear
A 13 años desde su creación, la empresa vende y produce unos 3.000 ambos por mes y tiene una facturación mensual que ronda los 25 millones de pesos, unos $300 millones al año. Calculan que podrán cerrar el año 2022 con un crecimiento del negocio en torno al 10% o 15%.
Sobre los planes de expansión, entre los próximos proyectos se encuentra la posibilidad de abrir un segundo local en Rosario. «Tenemos también ganas de llegar a Mendoza, donde nunca tuvimos local, y siempre está la posibilidad de volver a abrir locales dentro de la ciudad de Buenos Aires o alrededores», dice Prado.
Aunque aún no tienen presencia fuera de Argentina, Sebastián cuenta que siempre tienen también la idea de desembarcar en la región, en países como Uruguay, Chile o Paraguay: «La dificultad ahí es que tenés que conseguir el socio comercial en ese país y producir localmente, porque hoy en día producir en Argentina para vender afuera no es cómodo ni rentable. Esa es un poco la pelea que una pyme tiene que dar cuando quiere empezar a vender en la región, pero siempre está la idea dando vueltas».