La preocupación es aún mayor, si se tiene en cuenta que la crisis que trae aparejada esta pandemia, podría profundizar aún más la ya atravesada por la industria y el comercio, desde al menos el 2018. Vale recordar que antes de la aparición del virus el país estaba batallando, día a día, contra la inflación y el aumento del dólar.
¿Cómo seguir?
Tal cual lo establece el artículo 5 del DNU, desde las 00 hs de hoy quedó suspendida «la apertura de locales, centros comerciales, establecimientos mayoristas y minoristas, y cualquier otro lugar que requiera la presencia de personas». Esto, por supuesto que implica a los shoppings y a todos los locales de ropa y zapatos. Y es en este contexto que las marcas argentinas analizan cómo continuar en cuanto al sistema de ventas y también en lo referido a la organización interna; se trate de una firma masiva, una Pyme, un diseñador con showroom, puertas adentro, o con un local a la calle.
Hasta ahora, las consultadas expresan haber seguido al pie de la letra las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del Ministerio de Salud de la Nación, en cuanto a los requerimientos de licencia para personas en riesgo ya sea por la edad (más de 60 años) o por sufrir una enfermedad inmunosuprimida, entre otras cuestiones y, a su vez, en adoptar, en la medida de lo posible, la opción del teletrabajo. Aunque no todos los puestos de las áreas de indumentaria y calzado se pueden cubrir de ese modo y tampoco existe una normativa al respecto. En ese sentido desde la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) pidieron «regular a la brevedad la modalidad de teletrabajo (home office), dando certidumbre al empresario y al empleado». Además, alientan a consumir lo hecho en Argentina «mediante un acuerdo nacional donde el sector público y el privado eleven el consumo de bienes fabricados en el país». La misma entidad,ante el impacto que puede causar la pandemia, también, solicitó medidas para mitigar el costo laboral; financieras; impositivas y complementarias.
Repensar la estrategia
«Estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para colaborar en que la curva de contagios sea lo más lenta posible», dice Patricio Bayá , dueño de JT. En los últimos días – previos al DNU- la marca redujo al mínimo la estructura operativa, con la alternativa del home office para el 80% de los empleados y horarios rotativos, para que en los espacios de trabajo conviva la menor cantidad de gente posible. Como, desde hoy, las tres tiendas (Villa Crespo, Recoleta y el Pop-up del shopping Alcorta) estarán cerradas, y estas constituyen el 70 % del ingreso de la marca, la idea es apuntalar el ecommerce con bonificaciones en los envíos.
Mariana Dappiano , dueña de la marca homónima, es otra de las que está enfocada, especialmente, en reforzar la venta online, que tampoco constituye su principal ingreso pero representa una opción al menos por ahora. La diseñadora con 20 años de trayectoria, es, a su vez, miembro del grupo Somos Palermo, al igual que la firma Juana de Arco, que si bien tiene la tienda cerrada desde el lunes pasado, en consonancia con el aislamiento gradual que comenzó ese día, Mariana Cortés , su fundadora, comenta que la actividad principal será difundir y convocar a las clases online, gratuitas, de yoga, meditación para niños y pound fit, además de otras propuestas de aprendizaje vinculadas a la filosofía de la firma.
Dos de las marcas masivas que decidieron cerrar sus tiendas aún cuando algunos shoppings insistían en permanecer abiertos, fueron Levi´s y Mishka. Esta última, especializada en zapatos y marroquinería, también hace hincapié en la venta online considerando que esta opción es análoga a la de una tienda ya que ocupa entre el tercer y cuarto lugar en el volumen de ventas. Para ello ofrece los outfits presentados en el último desfile en la semana de la moca local, en seis cuotas sin interés y freeshipping sin monto mínimo.»Vamos a fomentar que la gente compre por e-shop y que trate de no moverse», explica Marcelo Cantón , socio y director creativo de la firma.
¿Tiendas virtuales?
Sin dudas la propuesta del ecommerce es uno de los recursos más extendidos para la venta de indumentaria, más allá de esta situación particular que atraviesa el país y el mundo. Según el último informe de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE) en el 2019 las ventas aumentaron un 20% respecto del año anterior y se sumaron 828.000 nuevos compradores. Además, en cuanto al ranking de rubros más solicitados, indumentaria deportiva estuvo en cuarto lugar y la no deportiva entró en el sexto puesto.
Aunque relacionadas a esta alternativa en línea, aparecen dos cuestiones fundamentales: una, es cómo se llevará a cabo la logística y distribución de las compras de modo virtual en un país en el que no se podrá circular normalmente, al menos hasta el 31 de marzo, inclusive. Si bien esto lo responde el artículo 6 del DNU que entre las excepciones, en el punto 19, solo exceptúa el «reparto a domicilio de alimentos, medicamentos, productos de higiene, de limpieza y otros insumos de necesidad», sin mencionar la vestimenta, queda especificar qué implica el punto 21 del mismo documento, que alude al desarrollo «servicios postales y de distribución de paquetería».
El otro aspecto es que, aunque el comercio online es una tendencia que crece, no todos cuentan con esa estructura y si la tienen varía en cuanto a la escala y el volumen que manejan. Silvina Bolognini , por ejemplo, del local Ina Ini especializado en diseño de autor, en la Galería Patio del Liceo, comenta que como vende prendas en su mayoría únicas de más de treinta diseñadores de todo el país hasta ahora el e-shop no había sido una opción por eso, ante el primer aislamiento, pensó atender con cita previa pero esa idea declinó con la aparición del nuevo decreto.
En Panorama, otra de las tiendas que comercializa ropa y accesorios de diseño, el propósito está en el diálogo con los proveedores y en la comunicación vía redes sociales para mantener «el contacto con nuestra audiencia y promover el consumo local», explica María Lee , dueña del negocio. Su planteo, trasciende, más allá del aquí y ahora, y tiene que ver con pensar en un cambio de paradigma que pone el foco en los productos locales. «Vamos a necesitar más que nunca replantear no solo nuestros hábitos de consumo sino cual es el aporte que le estamos dando a nuestra propia comunidad», sintetiza.
En la venta de prendas vintage, rubro que tomó notoriedad en el último tiempo, sobre todo por los clientes que eligen consumos más sostenibles, El Almacén de Lulú está pensando en hacer envíos gratis, quedaría definir si antes o después del aislamiento obligatorio, o en algún descuento especial para las compras realizadas durante este período. Al mismo tiempo, Jazmin Rodríguez del local Bimba Vintage aprovecha este momento para dar un servicio gratuito de asesoramiento virtual para que los clientes puedan concretar la compra a través de las redes sociales. «Me preparo para lo que venga, estoy muy atenta a los cambios y ya venía viendo que la onda va por el online, obvio que, además, me interesa cuidarme y cuidar a los demás», concluye.