Fuente: El Resaltador ~ Es el comentario generalizado, la ropa está cada vez más cara. Igual que con otros productos para cubrir necesidades básicas, la ropa también está afectada por los índices inflacionarios. ¿Son válidos éstos montos o es pura especulación?.
Acceder a un par de zapatillas o al abrigo es cada vez más difícil, aún descartando las primeras marcas. Por esto crecen las ferias frente a la falta de oportunidad de comprar en negocios del centro cordobés. Los paseos de la economía popular y las ferias en plazas y espacios públicos inundan la ciudad. Y la alternativa que se presenta es comprar ropa en estos espacios y también por redes sociales.
La pregunta que nos hacemos es por qué la ropa es tan cara: ¿Están realmente justificadas cifra como las de veinte mil pesos para un par de zapatillas de una marca nacional y en promedio treinta mil pesos para un abrigo o remeras de cinco mil pesos en adelante?
Muchas veces se justifican las subas de precios por lo que implica producir en el país. También se responsabiliza a la falta de industria nacional que produzca los insumos que se terminan importando a precio dólar. Otras, escuchamos que la justificación está en cómo se encarece el costo de vida.
Pero como consumidores nos encontramos en la disyuntiva permanente de saber si lo que estamos pagando es el precio real o que significo su producción. También nos cuesta rastrear como se realizó y en qué condiciones para saber, si ese producto se realizó bajo condiciones justas de trabajo.
Si bien es cierto que la carestía de la vida aumento exponencialmente en los últimos meses, desde 2020 los precios de la indumentaria van en aumento. Cada vez que se incrementan los precios van desde un 4% a un 10%, lo que al finalizar un año se traduce a un aumento del 100%. Es decir que, si el año pasado encontrábamos un par de zapatos en un promedio de seis mil pesos, este año los encontraremos en doce mil pesos. Lo que representa un 20% del salario vital y móvil de $67.743
Para 2017 la fundación Pro Tejer, que nuclea a empresarios de la industria textil, realizó un informe destallando por que la ropa en Argentina es la más cara del mundo. La justificación: el 60% de la ropa se importa a precio dólar, ya que la producción nacional no existe o se produce muy poco. Claramente con un contexto de pandemia y de guerra la situación cambio.
Actualmente el presidente de la fundación Pro Tejer, sostiene otros argumentos para justificar el encarecimiento de los precios y los detalla en la siguiente nota. Aquí afirma que lo que existe es un “cuello de botella” en la producción de talleres, aumenta la demanda y eso encarece la producción. Destaca: «Venimos de una crisis desde 2018 y 2019 en los que perdimos miles de talleres. Con la pandemia se acrecentó, muchos eran conducidos y ejecutados por personas de países limítrofes. Muchos con la pandemia y la crisis se terminaron yendo a sus países. Nos quedamos sin mano de obra calificada. Cuando volvió el trabajo industrial nosotros empezamos a contratar gente, todavía hace falta y la capacitación lleva tiempo»
Desde la década de los noventa y con el dólar uno a uno importar ropa se volvió lo habitual. Práctica que sigue instalada hasta el día de hoy. Eso motivo a que muchos talleres industriales forzaran sus cierres, ya que les era imposible competir con la producción importada.
En consecuencia, se perdió mano de obra calificada, cientos de costureras y costureros se encontraron sin trabajo en el sector. Algunos pudieron montar sus propios talleres con amigos o familiares, y así se comenzó a instalar la tercerización de la producción.
Las marcas aprovecharon a estos talleres que funcionan en las casas de los trabajadores o en locales precarios no habilitados. Eso explica también por qué hasta la fecha es uno de los sectores con menos registro de trabajadores y de producción.
Desde el pequeño productor o diseñador independiente hasta los grandes ceos de la producción textil fabrican una parte o la totalidad de la indumentaria en negro. Regatean precios y no respetan derechos laborales elementales. Costureras y costureros hoy en día pueden llegar a coser hasta doce horas diarias para alcanzar entre tres mil y cinco mil pesos.
El Sindicato de Costureras a Domicilio, publicó su tarifario oficial con tarifas a febrero de 2023. Los precios por operación de costura están muy por encima de lo que realmente se llega a cobrar por estos trabajos.
Los productores deambulan sus producciones por distintos talleres para realizar una prenda. Lo que ellos llaman gastos de logística, es realmente trabajo precario. Los talleres en general trabajan por operación, es decir que para armar una remera se puede requerir desde 2 hasta 4 talleres y va en aumento si hablamos de un pantalón o una camisa. Por ejemplo, si un empresario solicita el armado de remeras estampadas necesitará: un taller para el armado de moldería y muestra de la prenda, otro que realice el corte de todas las piezas, uno más para el armado y pegado de etiqueta (o quizás otro para esta última operación) y finalmente otro que estampe o borde logo. Cada una de estas operaciones conlleva un traslado y gastos que se suman a lo que será el precio final de la prenda.
Entonces, ¿quién se queda con las grandes tajadas de la producción si los talleres cobran poco y nada y los insumos se encuentran sobrestockeados y guardados en depósitos?
En 2001 estalló la crisis y las obreras textiles de Brukman tomaron la fábrica textil, ya que los dueños decidieron cerrar y despedirlas. En distintas entrevistas cuentan que los patrones quemaban la producción excedente de año a año, es decir que sobre producían, recuperaban lo invertido, pagan sueldos e insumos y ganaban un excedente. Todo esto sólo con una parte de lo que se llega a vender, al resto podían darse el lujo de quemarlo. En este documental podes conocer su historia.
No sería de extrañar que actualmente se mantuvieran esas prácticas, mucho menos después de saber que la industria textil es la más contaminante del planeta. Éstas lógicas se extienden a nivel mundial.
Con esto podemos concluir en que el verdadero costo de la ropa y que se vuelva cada vez más inaccesible es producto de la desindustrialización e inversión en el sector, sumado a la especulación empresarial, que adiciona a los precios sumando a la escalada frenética de la inflación.
La historia nos muestra que cuando el cambio de dólar a peso se los permite importan a bajo costo y cuando se ven afectados por cierres de importaciones producen a bajo costo y venden a precios altos. Sacando los beneficios de nuestros bolsillos.
Es necesario reconvertir la industria de la moda y textil. Será la única manera en que avancemos a cubrir la necesidad más elemental de vestir y al mismo tiempo que sea accesible, inclusiva y sustentable.