Fuente: Crónica – Referentes del sector textil hablaron con Cronica.com.ar sobre los costos de la ropa y cómo vienen las ventas para la temporada 2024.
Estar a la moda sin quedarse «seco» es posible, siempre y cuando se aprovechen promociones, descuentos con los bancos o se camine lo necesario para encontrar el mejor precio. Crónica.com.ar recorrió shoppings, locales barriales y oulets de la ciudad de Buenos Aires para conocer cuánto cuesta vestirse para el verano, cómo vienen las ventas y por qué hay tanta diferencia en el costo de la ropa entre estos lugares.
«Los valores por unidad de las primeras marcas que encontramos en los shoppings son bastante elevados teniendo en cuenta que vivimos en una economía en crisis y están apuntados al público que viene de visita«, dijo consultado por este medio Emiliano Iglesias, presidente del polo textil de la Abenida Avellaneda y secretario gremial de Comercio de Fecoba. «Hoy en un lugar así conseguís un pantalón de jean por arriba de los $50.000, por lo que la diferencia con nosotros es abismal. Acá lo encontrás por $8.000«, destacó.
Por otro lado, señaló que «con respecto a las ventas, encaramos diciembre con muy buenas expectativas. La gente está viniendo en gran número tanto del interior del país como de países limítrofes como Uruguay, Brasil, Bolivia y Chile. Estamos un punto arriba en ventas que otros años«.
En Flores, donde están ubicados, se pueden conseguir zapatillas urbanas por $6.000, zapatos de mujeres por $8.000, y remeras entre los $2.500 y los $5.000, precios irrosorios si se tiene en cuenta que algo de similares características en otra zona de la Capital Federal puede incluso cotizar en dólares.
¿Cuál es la diferencia con el shopping?
Comerciantes detallaron que la principal diferencia con los shoppings es la marca. Según comentaron, lo que se paga es la etiqueta, además del lugar donde se está comprando. Asimismo influye que la mayoría de estos lugares pagan precios exorbitantes de alquiler y abonan altos costos de luz.
De acuerdo con lo relevado, una chomba de primera marca en un centro comercial puede costar $48.000. En cambio, en un local de proximidad el precio puede disminuir a $25.000, mientras que en un outlet una prenda de este estilo alcanza los $12.000. En esa línea, una bikini de calidad en un shopping del barrio porteño de Palermo oscila entre $25.000 y $30.000, en cambio en un local de barrio la cifra se achica a $10.000. Por su parte, unas ojotas pueden conseguirse ahí a $5.000, pero en una zona exlusiva el valor alcanza los $25.000.
Los outlets, una garantía
El empresario textil Camilo Alan, presidente de la Asociación de Amigos de Palermo Viejo y Adyacencias y cuyo local está ubicado en calle Aguirre 640 hizo un balance sobre sus ventas hasta el momento. «Este año las ventas no fueron buenas por varios factores, cuando hay elecciones presidenciales se comercializa menos y durante el invierno no hizo frío. Como si fuera poco, ahora estamos vendiendo menos por la inflación que hay y está muy caro lo que es para comer, por eso la gente deja de comprar ropa y calzado«.
«Vendemos más barato que los shoppings por lógica, ya que trabajamos con menos marcas para poder subsistir. Además, hoy por hoy estamos enfocados en absorver mucho los aumentos. Esperemos que con el Gobierno de Javier Milei no haya desocupación y nosotros podamos seguir vendiendo». agregó. En tanto aseguró que «lo que sí creció mucho es el turismo. De alguna manera, que tengamos la mercadería a un buen precio nos ayuda mucho a las ventas«.
Por último, el comerciante opinó sobre los tiempos que se vienen: «Veo un diciembre difícil, no veo que venga bien. Va a ser muy difícil para las Pymes, va a haber mucho cierre de local porque se vienen aumentos de alquileres y si no hay ventas, vamos a estar en problemas y que no nos castiguen a la clase media«.
Cabe destacar que con el establecimiento de los outlets de marcas hace poco más de quince años, Aguirre supo estar en el podio entre los paseos de compras más concurridos en la Capital Federal, tanto es así que cambió la fisonomía del barrio no solo por la masiva llegada de los locales de descuentos sino también por el desembarco de bares, cafés y restaurantes que le aportaron color y «vida» a la zona.