Fuente: Perfil ~ En San Telmo, el Museo de la Historia del Traje cumple 50 años resguardando y difundiendo el patrimonio de la moda y la indumentaria. El desafío de la federalidad y el futuro de un hito.
En la casona que alberga al Museo de la Historia del Traje en San Telmo, el 95 por ciento del equipo es femenino. No fue buscado intencionalmente, pero sin duda hay algo en la sinergia entre mujeres que va muy bien con las labores textiles que se enmarcan en este lugar. “La delicadeza, el cuidado, el amor en el detalle: la mano femenina es muy afín a esto”, describe Victoria Salías, directora, mientras con suma atención -y guantes de látex- acomoda un vestido de los años 50 en un maniquí. Su equipo encargado de resguardar esta y otras valiosas piezas se compone de disciplinas como diseño de indumentaria, comunicación, filosofía, conservación y sociología, pero comparte una misma pasión: la de estudiar y difundir la moda como legado fundamental de la historia de un país.
Un acervo vistoso
Hacia 1971, la colección que hoy alberga esta casona era parte del Museo Histórico Nacional. Se componía de donaciones de indumentaria civil que esa institución había ido recibiendo a lo largo de los años. Pero una exposición sobre la historia del traje en Argentina lo cambió todo: fue tan exitosa que se decidió dedicarle un espacio de exhibición permanente. Se compró entonces esta típica casa chorizo situada en Chile 832, y se convirtió en el Museo de la Historia del Traje. Primero parte de una tríada con el Museo Histórico y el Cabildo, en el 73 le llegó su emancipación.
Antiguamente una vivienda familiar, su estructura fue acomodándose con el paso de los años para brindar cada vez mejor y más lugar de guardado al patrimonio. La mayor reforma se hizo en 1990, y luego el edificio fue nombrado Monumento Histórico Nacional. Su colección está compuesta por donaciones privadas y públicas, con casi 10 mil piezas. Entre ellas se destaca un corset francés de fines del siglo XVIII que, un poco abierto, permite ver unas imágenes de figuras masculinas en su interior, suerte de misterio de la confección de aquella época. También hay chales de cachemira gigantes con piezas incrustadas y bordadas para generar los dibujos, artesanías XL de enorme trabajo, o un cappiello español que se estima de 1560, la pieza más antigua del museo. Y asimismo hay espacio para lo contemporáneo: diseñadores como Vero Alfie, Marcelo Giacobbe, Nadine Zlotogora, Santiago Artemis o Mariana Cortés, a cargo de Juana de Arco, han hecho donaciones y préstamos.
Dado que el espacio de exposición es pequeño (apenas 100 metros), desde la gestión de Salías se pasó de muestras permanentes a temporales, que rotan tres o cuatro veces en el año. Eso les permite poder contar diferentes historias y mostrar piezas diversas, especialmente teniendo en cuenta que su público es un poco más joven que la media de los museos nacionales, dado el tema que tocan. “Tenemos bastante caudal de visitas de entre 25 y 35 años, y luego de 35 a 45”, describe la directora.
El futuro
En el aniversario de sus 50 años, el museo celebra su historia y recorrido, pero sobre todo se plantea nuevos desafíos. Dada su ubicación, mucha de su colección está conformada por piezas porteñas y de influencia europea. El objetivo de la gestión de Salías y su equipo es acrecentar su patrimonio con piezas de otras regiones, que ilustren mejor a todo el país. “Estamos haciendo un trabajo a través de muestras, con lo poquito que tenemos de colección y bastantes préstamos de otros museos o de privados, para empezar a contar esas otras historias”, cuenta Victoria, que entiende que esta una gran responsabilidad al ser un museo nacional. “Para que te des una idea, no tenemos ni un poncho”, se lamenta. En colaboración con MATRIA (Mercado de Artesanías Tradicionales e Innovadoras Argentinas), por estos días están generando un listado de a quiénes deberían pedirles piezas y prendas para representar a cada región, cultura y pueblo.
Otro de los objetivos es lanzar una red llamada Modalia, de colecciones textiles argentinas. Se propone vincular mediante una página web a todos los museos del país para que presenten algunas piezas de su patrimonio textil. Hace semanas se inauguró “Quién es quién”, una muestra curada por Victoria Lescano sobre todas las etiquetas, marcas y diseñadores que son parte de la colección del museo. También prevén el lanzamiento de un libro ilustrando 50 joyas de la colección en consonancia con el aniversario y un coloquio internacional con otros museos que trabajan sobre investigación de moda. Hacia fin de año, además, presentarán una alfombra roja para entregar placas a distintas personalidades que han colaborado en la construcción de la moda en Argentina, y la idea inaugurar una edición que se repita anualmente.
Pero más allá de toda esta agenda de celebración, si se le pregunta a Salías qué sueña para el museo, no lo duda: “un edificio nuevo más grande, que nos permita albergar una mayor colección y tener espacio para poder generar exposiciones que convivan”. Dado lo vivo y en permanente crecimiento de su patrimonio, suena como un deseo al que plegarse cuando se levanten las copas para brindar por estos primeros 50 años.