Fuente: Clarin ~ Asociar campo y moda. O mejor dicho, tomar las silobolsas donde se almacenan los granos como materia prima para crear ecomochilas, carteras, riñoneras y accesorios reciclados.
Esta fue la idea que marcó un diferencial en la carrera de Cinthia Fehling, diseñadora gráfica que había experimentado previamente con materiales como caucho de neumáticos, banners publicitarios, velas náuticas, bolsas de malta, bolsas arpilleras y cinturones de seguridad, entre otros textiles en desuso, para realizar toda clase de diseños.
Silobag®, el equipo que lidera, es una marca de triple impacto que forma parte del ecosistema LEAF Social, la empresa donde comenzó, en 2018, su relación con el reciclado. “En realidad, en Alemania, donde tuve la oportunidad de vivir, descubrí la dimensión real de esta palabra”, aclara Cinthia, quien estudió en la Universidad de Belgrano.
A los 33, se desempeña como directora creativa de la firma que promueve el cuidado del medioambiente y la producción “100% nacional”, además de dar trabajo a personas vulnerables, marginadas y con capacidades diferentes. Por su innovación acaba de ganar dos premios que otorga FECOBA, en las categorías Creatividad y Diseño e Impacto Social.
Si estuvieran alineadas las silobolsas que se desperdician anualmente, podríamos formar una fila de 12.000 kilómetros.
Cinthia Fehling, diseñadora
Cinthia Fehling y una mochila confeccionada a partir de una silobolsa.
Innovar y reciclar
– ¿Cómo surgió la idea de reciclar silobolsas? ¿Tenés campo?
-No, nada de eso. Veía las silobolsas y nada más. Pero el material me inspiró porque tengo un suegro agrónomo. Él siempre alertó sobre el estado de las silobolsas que quedan en desuso en todo el por país… Hablamos de una tricapa de polietileno con protección UV que demora más de 1000 años en degradarse, nada menos.Si estuvieran alineadas las que se desperdician anualmente, podríamos formar una fila de 12.000 kilómetros, el equivalente a la distancia que existe entre Buenos Aires y Berlín. Para recuperarlas, mi suegro me pasó contactos de productores y gente del agro. Así logré que me donaran el descarte, además de contactar al principal fabricante.
– ¿Qué tiene este material de particular?
-La silobolsa es un plástico de un solo uso que por su resistencia y durabilidad puede ser reutilizado. Es tres veces más resistente que el del sachet de leche y cuenta con propiedades térmicas para poder cuidar al grano que almacena. Al ser blanco de un lado y negro del otro, permite escalar fácilmente la producción, hacer varios productos iguales y personalizarlos con logos, por ejemplo.
Triple impacto. Con sus diseños participaron en desfiles de AMSOAR, la asociación de moda sustentable argentina.
– ¿Cómo resultaron los primeros diseños?
En 2018, recolectamos la primera silobolsa en desuso en un campo de Ramallo. Hicimos dos prototipos, una ecobolsa y una ecomochila, a los que sometimos a pruebas de calidad, de impresión y de procesos de producción. A principios de 2019, cuando ya teníamos el producto testeado y los prototipos finales en mano, nos reunimos con IpesaSilo, el mayor productor de silobolsa internacional, que maneja el 70% del mercado mundial.Le propusimos recolectar el material, utilizar sus puntos de venta como centros de acopio y concientizar a los trabajadores agropecuarios para generar oportunidades laborales regionales y capacitarlos en talleres locales
– Una propuesta integral. Apostaron fuerte.
-Sí… Pensá que las silobolsas se abren todas juntas en meses específicos. La primera que nos entregaron estaba aplastada, toda sucia. Entonces elaboramos una serie de consejos para que la conservaran luego de abrirla. Hicimos un PDF con instrucciones para poder recuperar el material, en las mejores condiciones posibles: pedimos que la corten en fracciones de dos o tres metros, en lugar de pegar tijeretazos por todas partes.
Luego, que la enrollen. Así nos llega el material como nuevo. Los productores colaboran. Y la empresa también. Nos aseguramos la materia prima con una alianza por un mínimo de 3 años renovables con los clientes de IpesaSilo para reciclar su material en exclusividad. Brindamos una solución “llave en mano” para sus desperdicios. Inclusive nos regalaron rollos fallados que no podían vender.
– ¿Cuánto rinde una silobolsa?
-Los rollos son de 60 metros por 4 metros de diámetro. Con este plástico, realizamos cinco ecocarteras y 17 modelos de productos, hasta camisolines para médicos que donamos al hospital de San Isidro. Facturamos unos $800.000 por mes.
– ¿Y cuánto reciclan?
-En los primeros 3 meses reciclamos 1.260 m2 de silobolsa, y capacitamos costureras y talleres para trabajar con estos ecoproductos. En 6 meses, logramos reciclar 2.940 m2. Hoy llevamos más 8.172 m2 de silobolsa reciclados. Pudimos darle una segunda oportunidad a este plástico de un solo uso.También reciclamos cinturones de seguridad de vehículos para los tirantes de nuestras ecomochilas. De esta manera, resultan tres veces más resistentes que otros productos de similar calidad. Como es impermeable y personalizable, el plástico se puede intervenir con marcadores indelebles, algo que le encanta a los más chicos.
– ¿Con qué otros materiales trabajan?
-Con los que se pueda. Es una barbaridad el material que se desecha luego de un evento, por ejemplo. Banderas, banners, que se pueden recuperar. Antes iba como una cartonera a pedir el descarte. Llegué a hacerlo en mi colegio, en Lomas de San Isidro. Tenían banderas promocionando la Inscripción 2018. Como exalumna, pedí que no las tiraran, que me las dieran. Las lavás y sirven. Es plástico. Se limpia y se puede utilizar como materia prima para carteras, mochilas y toda clase de accesorios.
Es un material muy consistente. Requiere maquinaria de marroquinería. Además, si quiero vender productos reciclados, tienen que ser lindos.
Cinthia Fehling, diseñadora
“Fuimos los primeros en trabajar con silobolsas. Logramos inspirar y motivar a otros”, dice Fehling.
– ¿Rinden tanto como las silobolsas?
-No. A diferencia de las silobolsas, que son lisas, ahí hay que descartar logos, ver cómo se recortan las palabras, cuidar la estética. Si quiero vender productos reciclados, tienen que ser lindos. El banner tiene mucho descarte.Se emplea el reverso. Con la silobolsa, en cambio, la recuperación es casi completa, si el material se retira en buen estado. En un año, con silobolsas, reciclamos más que en los tres años anteriores con todos los otros materiales juntos.
– ¿Y qué tienen en cuenta a la hora de diseñar?
-Primero hacemos un relevamiento de lo que se usa en el mercado. Se usa la riñonera, fantástico. Hacemos varios modelos. Preparamos los prototipos, la moldería, y capacitamos en el taller. Esto no lo puede hacer una modista con una máquina de coser común. Es un material muy consistente. Requiere maquinaria de marroquinería.Trabajamos en equipo con Fundación IDEL, la ONG Comprometidas y con Justicia Restaurativa e Innovar Sustentabilidad, entidades que integran a jóvenes con capacidades diferentes, mujeres en situación de vulnerabilidad y personas que fueron liberadas luego de haber cumplido su condena, respectivamente. Promovemos la inclusión social.
– ¿Y cómo es su público?
-Nos siguen los ambientalistas, los que están preocupados por el cuidado de la naturaleza y buscan comprar en establecimientos con estándares de protección ambiental. Nuestra venta es principalmente mayorista, pero no descuidamos al consumidor común. A través de las redes sociales buscamos generar conciencia. Queremos “plantar una semilla”, transformar el consumo básico en un acto solidario y generar impacto a gran escala.Somos una empresa con fines de lucro, pero que usa ese lucro como medio para un fin social. También nos acercamos a las empresas a pedir sus materias primas. Los invitamos a reciclar lo que hacen y descartan, a crear productos para sus regalos empresariales. “No comprés para regalar. Regala lo que tenés y generá impacto.” Hoy es tendencia hablar de empresas con propósito.
La riñonera es uno de los modelos más vendidos.
– ¿Cuál sería el tuyo?
-Lo que más me gusta es que hago lo que amo y colaboro en proyectos sociales que luchan por un mundo mejor. Me anima saber que ayudo a mejorar la calidad de vida de las personas. Nuestro modelo de economía circular permite reinventar al material una y otra vez, sensibiliza sobre el reciclado y la importancia del cuidado del medioambiente mientras transforma desperdicios en objetos útiles.
– Muchas marcas reciclan. ¿En qué se diferencian?
-Fuimos los primeros en trabajar con silobolsas. Con nuestra empresa logramos inspirar y motivar a otros. Cuando alguien te copia, es porque estás haciendo las cosas bien. Eso me alegra. Significa que cada vez somos más reciclando, transformando basura en ecoproductos y preservando así al planeta.Esto forma parte de nuestro ADN, no es una estrategia de marketing temporal. Hacer las cosas bien de raíz es un nicho nuevo.
– ¿Y qué le dirías a los que odian el plástico?
-Que el plástico no es el problema, sino la cultura del “usar y tirar”, de lo descartable. El plástico es un material muy duradero, económico de producir. Su fabricación consume un 40% menos de energía que la fabricación de papel. Se puede reciclar una y otra vez y tiene una resistencia, impermeabilidad, flexibilidad y durabilidad que supera ampliamente a la de otros materiales. Si bien los biodegradables toman fuerza –y son una muy buena opción para reemplazarlo– hay que encontrar una solución para el plástico que ya está en el mercado. En el caso de la silobolsa, su producción aumentó en los últimos años.Y va a crecer porque brinda una gran solución para la industria del agro. Entonces, hay que trabajar para recuperar ese plástico, generar la logística inversa para poder reciclar y transformarlo, y darle una segunda oportunidad, una segunda vida.