Fuente: Perfil ~ Las start-ups por lo general crean un producto, encuentran proveedores y luego lo venden. En lugar de eso, Kasper Brandi Petersen se saltó el primer paso y aprovechó su experiencia en la gigante naviera Maersk para contribuir a hacer algo más sostenible la industria de la moda, que tiene una creciente tendencia a lo descartable.
Nick Rigillo y Christian Wienberg La popularidad de sus prendas se inscribe en una ola de crecientes críticas en Europa a la cultura de la “fast fashion” que alienta el excesivo consumo de ropa de corta vida útil.
El partido gobernante de México cerró un acuerdo de tarifas con bancos Netflix le robó el Director Ejecutivo a HBO Según Accenture, la industria petrolera debería aumentar las «inversiones verdes» Las start-ups por lo general crean un producto, encuentran proveedores y luego lo venden.
En lugar de eso, Kasper Brandi Petersen se saltó el primer paso y aprovechó su experiencia en la gigante naviera Maersk para contribuir a hacer algo más sostenible la industria de la moda, que tiene una creciente tendencia a lo descartable.
Labfresh, de Petersen, usa tecnología molecular para producir camisetas informales que repelen manchas y olores.
Quienes las probaron dicen que se las puede usar durante una semana y que siguen luciendo como nuevas a pesar de la transpiración y del vino tinto derramado. Como no hace falta lavarlas con tanta frecuencia como a las camisetas de algodón, se estima que durarán más.
“Para nosotros la sostenibilidad no pasa por el algodón orgánico sino por comprar 10 productos en lugar de 50”, dijo Petersen en una reciente entrevista telefónica desde Ámsterdam, donde dirige Labfresh junto con su novia holandesa Lotte Vink.
La popularidad de sus prendas se inscribe en una ola de crecientes críticas en Europa a la cultura de la “fast fashion” que alienta el excesivo consumo de ropa de corta vida útil. En el Reino Unido, los legisladores evalúan un impuesto especial para financiar el reciclaje y reducir las emisiones de gases de invernadero de la industria.
Como Nike La tecnología de Labfresh no es nueva ni exclusiva, pero no es tan común en Europa como en los Estados Unidos, donde se utilizan sobre todo materiales sintéticos. “Observamos que en el mercado había mucha tecnología que usaban marcas deportivas como Nike o Patagonia, pero que las marcas de moda se mostraban renuentes a utilizar”, dijo.
Petersen ingresó al sector de la moda con su primera startup, un comprador personal online llamado The Cloakroom, que vendió a Modomoto en 2016. La idea de su último emprendimiento llegó durante un fin de semana romántico en París en el verano (boreal) de 2016, cuando la pareja hizo un alto en sus paseos y degustaciones de vinos para visitar a algunos científicos locales.
“Habían creado una tecnología y un género asombrosos y nadie quería comprarlos”, dijo el dinamarqués, que tiene 33 años. Fue ahí donde a Peter le resultó útil su experiencia en el sector naviero. Al visitar centros logísticos en Nigeria, Omán o India como miembro de un programa de Maersk para graduados, Petersen se dio cuenta de que podía crear una cadena de suministro propia que contribuiría a darle una ventaja competitiva.
“Lo que más me enorgullece es el hecho de haber podido convencer a tantos eslabones de nuestra cadena de suministro de adaptarse a procesos de producción por completo nuevos”.
Petersen y su socia llevaron su nuevo emprendimiento al equivalente televisivo dinamarqués del británico “Dragon’s Den” y el estadounidense “Shark Tank”, donde obtuvieron una inversión de 600.000 coronas (US$91.000) del capitalista de riesgo más famoso de Dinamarca, Tommy Ahlers, a cambio de una participación de 15 por ciento en Labfresh.
Desde entonces, Ahlers se ha convertido en ministro del gobierno y ya no tiene un papel activo en la compañía. El año pasado Labfresh tuvo una pequeña ganancia, la primera de la carrera empresarial de Petersen, que dice que ahora apunta a un “crecimiento de al menos 200 por ciento” anual y a ventas de 10 millones de euros (US$11,3 millones) para 2020.
Las camisetas son caras -119 euros, en comparación con 99 euros de un equivalente básico Eton-, pero Petersen dice que las economías de escala pronto le permitirán bajar los precios un 20 por ciento.