Fuente: La Nación ~ Las marcas que se han posicionado en el exterior destacan las herramientas dispuestas por el Gobierno y piden que se mantengan y potencien «sin importar quién gobierne»
Las exportaciones de moda han totalizado más de US$700.000 en lo que va del año a través de Exporta Simple Las exportaciones de moda han totalizado más de US$700.000 en lo que va del año a través de Exporta Simple
El reinado de la estandarización y la producción masiva comenzó a desmoronarse en los últimos años de la mano de jóvenes que estrenaron el título de Diseñador de Moda, Indumentaria o Textil, y dieron rienda suelta a la innovación. A lo largo de las últimas dos décadas, historias de garaje se entrelazan con ávidos emprendedores e «hijos de la crisis» que hallaron en el diseño de autor una salida y lograron imprimir un estilo en sus prendas.
Luego de la crisis de 2001, las exportaciones argentinas de indumentaria comenzaron a crecer, rondaban los US$14 millones en 2013 y alcanzaron los US$664 millones en 2010. Pronto, el negocio se desalentó por el precio del dólar y las restricciones a la exportación, pero en los últimos años el sector volvió a mostrar crecimiento.
En 2018 las exportaciones de moda totalizaron US$23 millones, teniendo en cuenta indumentaria, accesorios, calzado y marroquinería, con destino a Brasil, Uruguay, Chile y Paraguay, principalmente. Al mismo tiempo, la cantidad de empresas exportadoras de moda creció un 3% respecto al año anterior (258 empresas en 2018 vs. 251 en 2017), y en el primer semestre del año llegaron a 166 (un 2,5% más que en el mismo período de 2018).
A lo anterior se suman las operaciones concretadas a través de Exporta Simple, que en 2018 totalizaron US$441.314 y en lo que va de 2019 alcanzaron US$711.326.
En tanto, este año, Japón y Estados Unidos encendieron una señal de alerta en las proyecciones que elabora la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (Aaici), con el fin de detectar mercados potenciales y elaborar estrategias. «La inteligencia comercial nos dice que no necesita lo mismo el sector de indumentaria general que el subgrupo de diseño de autor con mayor sofisticación, que abarca marcas de nicho», plantea Alejandro Wagner, director de Comercio Internacional de la Aaici.
Y explica que, luego de América Latina y, principalmente los países limítrofes, el siguiente nivel para el segmento de diseñadores de moda con alto valor agregado es el de mercados más exigentes. Por eso, la Agencia organizó en Japón el evento Argentina Fashion Days in Tokio. Del 22 al 26 de octubre del año pasado, seis marcas participaron en rondas de negocios con firmas referentes de la moda nipona para potenciar la búsqueda de clientes, socios y generar acciones a largo plazo tanto con mayoristas como consumidores finales.
Y, en paralelo, otras diez marcas fueron seleccionadas por el Programa de Showrooms en Los Ángeles, que busca impulsar a las pymes argentinas de indumentaria y diseño que quieren exportar sus productos a Estados Unidos. «Lo típico en la promoción de exportaciones, tener presencia en ferias y misiones, fue mutando a nivel mundial y en Argentina nos habíamos quedado atrás, sobre todo en los sectores de nicho que necesitan soluciones a medida», comenta Wagner y asegura que se trabajó en un plan intensivo y a medida para dar respuesta a los diseñadores.
En ambas iniciativas la agencia de promoción estatal ofrece capacitación a los vendedores y los acompaña en el proceso de exportación. Y, en el caso de los showrooms, el organismo otorga un beneficio económico equivalente al 50% del fee mensual que se abona al comercio norteamericano, por un plazo máximo de seis meses.
Prendas de autor
Entre las marcas seleccionadas se destaca Vero Alfie, que lanzó su primera colección en 2003; hoy exporta a Estados Unidos, Chile y Uruguay, y además colabora internacionalmente con reconocidas marcas como Levi’s, Magma y Anthropologie.
Alfie cuenta que la prioridad de su negocio fue afianzarse en el mercado local, donde ya cuenta con 45 boutiques que comercializan sus productos; en 2006 gracias a una misión comercial del Gobierno de la Ciudad, tomó contacto con Anthropologie, un minorista de ropa estadounidense que opera más de 200 tiendas en todo el mundo. «Comenzamos a vender a mediados de 2013 pero muy esporádicamente porque el precio del dólar no acompañaba», dice, y destaca que se enfocó en tejidos artesanales, remeras bordadas a mano y algunos productos de colección. «Lo que buscan son las especialidades», asegura la escenógrafa y vestuarista que ya insertó sus productos en espacios de exposición B2B (transacciones comerciales entre empresas) en Los Ángeles y Nueva York.
En ese sentido destaca que los showrooms trabajan con muchas marcas y son proveedores de las tiendas, lo que genera un negocio más atractivo para los exportadores porque permite proyectar determinado flujo y cantidad de envíos.
Otra diseñadora con local propio en Palermo es Agostina Bianchi, que se ha convertido en referente de la moda desde el 2001. «Siempre digo que soy hija de la crisis, porque en 2001 se abrió un abanico para los diseñadores para ir al exterior, surgió la posibilidad de viajar y pude producir en Medio Oriente», cuenta.
Los primeros pasos fueron «más informales» pero enseguida Bianchi puso seriedad a sus proyectos y se contactó con distintas embajadas para sumergirse en los canales formales de promoción. En 2007 volvió a la Argentina e instaló su local en la zona donde se concentran los diseñadores, en Buenos Aires.
«Busqué hacer base en un punto característico, pero sin perder la posibilidad de continuar viajando, que es lo que me permite conocer otras culturas y me inspira a la hora de diseñar», revela Bianchi, que se preparar para mostrar sus colecciones en Estados Unidos y «generar una venta más constante en el exterior».
En su portfolio se destacan tejidos que rescatan técnicas originarias de los Tobas, que ya han pasado por ferias de diseño internacionales en Barcelona, Tokio, Berlín y Nueva York, entre otras. «Según la morfología de cada región tenemos que adaptar nuestros productos», dice y recuerda su paso por una feria para celebrities en Londres donde tuvo que modificar todas las prendas porque «el estereotipo era muy distinto al de la Argentina, pedían mucho más S y XS».
El ranking de diseñadoras argentinas con presencia en el exterior también lo integra Mariana Dappiano, una de las primeras egresadas de Diseño de Indumentaria de la Universidad de Buenos Aires. Además de participar en hitos claves de moda a nivel mundial, colaboró con reconocidos artistas como Marta Minujin y Nicolás García Uriburu y exporta a Chile, España, Uruguay y Bolivia.
Dappiano también inauguró su local en 2001 y cinco años más tarde comenzó a ofrecer su marca al mercado mayorista en países limítrofes. Con el tiempo descubrió que podía contar historias a través de las estampas y hoy produce entre 30 y 35 motivos por semestre. «Entre 2007 y 2011 producimos mucha cantidad, pero me di cuenta que quería mantener una escala de negocio más chico, pero más variado, y eso se fue fortificando en los últimos años porque vendemos mucho al interior del país y a otros limítrofes, y preferimos llegar a las liquidaciones con poca mercadería en stock».
En 2012 Dappiano dio un salto importante luego de participar por segunda vez en la Fashion Week de Nueva York y cerró trato con un cliente de Estados Unidos. La venta se mantuvo por dos años, pero tuvo que dejar de enviarle producto ya que, por cambios en las normativas «prácticamente no podía realizar ninguna relación comercial entre enviar mercadería y recibir el pago», recuerda.
En este último tiempo los diseñadores plantearon a los interlocutores oficiales la necesidad de enfocar a la investigación el presupuesto disponible para promoción. «Es un paso clave antes de desembarcar en un nuevo mercado y se torna muy costoso para un pequeño empresario», dice. «Esperamos encontrar en los showrooms un representante que tenga clientes e incorpore la marca a su staff de diseñadores, sino en Estados Unidos es muy difícil nacionalizar los productos y vender».
La tendencia indica que en algunos países de la región se conforman consorcios de emprendedores que se unen para potenciar sus ventas, no se trata de grandes firmas de renombre sino pequeños innovadores que apuestan a productos artesanales que hablan de su entorno, cultura y geografía.
Financiamiento
Para desarrollar un negocio en el exterior el financiamiento es una de las herramientas más buscadas por las marcas, principalmente cuando se trata de pequeñas empresas. Alfie cuenta que durante los últimos dos años mantuvo un buen ritmo de trabajo, pero eso cambió luego de las PASO porque «se cortó el financiamiento». «Hay mucho interés en la Argentina y muchas posibilidades, pero necesitamos más estabilidad y políticas a largo plazo», plantea.
La producción crece en función de la demanda y a partir de un compromiso serio de entrega que, de romperse o demorarse, puede costar la pérdida del cliente. Por eso Alfie destaca el rol del mercado interno como espacio de experiencia para salir al mundo con pasos firmes. «Si bien hoy la exportación conviene más que abastecer al mercado interno, creo que no hay que elegir una u otra opción; si no tenés un equipo de trabajo aceitado y la posibilidad de alternar la venta en contra temporada, es muy complejo mantenerse», indica la empresaria que exporta el 25 por ciento de lo que produce.
Bianchi, que ha comercializado con Uruguay, Japón, China (en Hong Kong), Noruega, Estados Unidos, Costa Rica e Italia, busca generar ventas continuas a Norteamérica y también se entusiasma con la posibilidad de llegar con sus diseños a los showrooms. «Hace unos años atrás cambiaron mucho las leyes del mercado y vender en el país se había vuelto una mejor opción, pero siempre seguí en contacto con clientes del exterior; hoy está todo propiciado para vender afuera».
En sintonía con Alfie, vuelve sobre la falta de crédito para los pequeños exportadores y plantea que es una de las principales trabas para crecer en el mundo. «Tenemos más herramientas para salir al mundo, pero como emprendedores no contamos con financiamiento para cumplir cuando llega un pedido grande del exterior», dice, y asegura que los planes deben ser minuciosos y en el largo plazo para crecer gradualmente.
Al mismo tiempo destaca el desarrollo de la plataforma Exporta Simple, que ha «reducido mucho los costos de envío» y permite a los pequeños exportadores «ser competitivos» frente a la competencia en el exterior.
«En los últimos años el escenario se abrió y desde el Gobierno se han potenciado distintas herramientas para apuntalar la exportación de las pymes», subraya Dappiano sin relegar los problemas que generan los «vaivenes» de la economía que impactan a la hora de proyectar costos, precios y financiamiento. Y, al evaluar la posibilidad de un cambio en el orden político, anhela que «el espíritu de integrar la exportación de las pymes se sostenga y se vuelva un proyecto de país, independientemente de quién gobierne».