Fuente: La Nación ~ Que la ropa además de vestirnos nos proteja y sea útil es la premisa. La ciencia y la tecnología enfocan sus desarrollos de materiales funcionales para una indumentaria cotidiana eficiente en tiempos de COVID
La nueva ola de telas funcionales se reactivó, al menos en la Argentina, con la reciente aparición de los barbijos nacionales fabricados con nanotecnología que inhiben la acción de bacterias y virus, en particular del COVID-19. A partir de un proyecto conjunto entre investigadores del CONICET y el INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) en poco tiempo se logró producir y distribuir este producto y hoy es uno más que compite en el mercado.
Pero, debido a que la pandemia sigue su curso y aun está lejos de controlarse, diversos actores del sector de la moda -especialmente, algunos fabricantes globales- imaginan un mundo con indumentaria funcional (es decir, la que cumple objetivos como el de hacerle barrera a los virus), sobre todo para trabajadores esenciales pero también en ropa deportiva, telas para el hogar y ¿por qué no? jeans y accesorios.
Desde la mirada de la ingeniera Patricia Marino, directora de la carrera de posgrado Gestión de la Innovación en Empresas Textiles y de la Moda de la UTN, este es el comienzo de un nuevo proceso: «El COVID 19 aceleró de manera abrupta los procesos vinculados al rediseño del sistema de la moda, a la valorización de innovaciones por parte de los consumidores y a impulsar profundos cambios en el estilo de vida de la sociedad y sus prioridades». Y agrega: «La industria mundial de la moda en este contexto es una de las grandes perdedoras, según la consultora McKinsey en 2020 sufrirá una retracción del 30% con la desaparición de numerosas de las marcas que hoy conocemos, siendo los artículos de alto lujo los mas afectados».
Sin embargo esa caída que identifica Marino no es pareja para todos los sectores. De acuerdo al portal Fashionating World, un rubro en crecimiento es el de la indumentaria e implementos vinculados al deporte, las ventas de indumentaria deportiva, kits de gimnasia y calzado a nivel global crecieron sostenidamente para actividades desarrolladas en el hogar, se observa los consumidores valoran la importancia del ejercicio para aumentar la inmunidad contra el virus. «De tal manera se están abriendo nuevas categorías de productos para el fitness», define Marino.
En este contexto Santista, uno de los mayores fabricantes globales de ropa de trabajo y jeans, presentó hace unas semanas una nueva línea de tejidos con una exclusiva protección antiviral, incluso contra el COVID-19, para aplicar en la confección de prendas convencionales e indumentaria específica para segmentos como salud, industria alimenticia, frigoríficos e industria en general. Según la empresa, esta nueva tecnología inhibe además la proliferación de hongos y bacterias, causa habitual de infecciones hospitalarias como neumonía, infecciones urinarias, candidiasis, meningitis, endocarditis, entre otras.
Marcio Coimbra, gerente de Negocios de Santista JeansWear explica que «se abre una ventana de nuevos negocios en la industria textil en Argentina, sobre todo en los segmentos jeanswear y workwear para que las personas puedan elegir vestimenta de moda que ofrezca, al mismo tiempo, protección adicional. Conciliar las tendencias de moda que incluyen el aspecto visual, colores, moldería o construcciones con funcionalidad es el desafío que tenemos. Por ejemplo, el consumidor en este período de nueva normalidad incrementó el uso de la bicicleta como vía de transporte y podemos ofrecer un producto con protección a fluidos (agua y aceite) y suciedad para que la persona llegue a su destino laboral sin manchas».
Más allá de la pandemia y el virus
Las telas funcionales y la nanotecnología tienen más de 10 años de investigaciones en el país. Pero sí es responsabilidad del COVID-19 la aceleración en su uso: «En el marco de los estudios del INTI tenemos desarrollos para con nanopartículas que inhiben los virus y las bacterias y pensamos en aplicaciones para los profesionales veterinarios, los trabajadores de feed lot y todos aquellas personas que necesitan tener ropa con protección como puede ser los trabajadores rurales y sus tradicionales bombachas o bien los docentes y sus alumnos. En la actualidad estas nanoparticulas pueden cubrir cualquier textil desde una camisa, una sábanas de hospital o un tapizado», explica Mariana Carfagnini, miembro del departamento INTI Textiles.
El investigador argentino Laureano Mon, radicado en París desde donde comanda una consultora sobre tendencias globales explica que «el sistema de la moda incorporará estos nuevos tejidos en la medida que se adapte a ciertos criterios estéticos y funcionales de la moda urbana: prendas livianas, una paleta de colores amplia y diferentes texturas para que la ropa se pueda usar en una ciudad sin estar vestidos como científicos o con mamelucos». Uno de los principales vectores, explica Mon, es que estos tejidos se han abaratado y los primeros lugares donde se verán en cortinas, alfombras, tela para sillones o repasadores para la cocina.
El planteo que sostiene que la indumentaria funcional llegó para quedarse se potencia a partir de uno de los diagnósticos que el investigador argentino de tendencias identificó en unos de sus recientes papers: «Estamos frente a la definitiva fragmentación de los hábitos de consumo, lo que implica el desterramiento de categorías clásicas del marketing -como targets y estilos de vida- que resultaron útiles en el pasado para poder ordenar preferencias, ritmos de consumo y hasta identidades comunes entre amplios grupos de personas. Si hoy eso resulta cada vez más difícil, en el futuro será imposible. La diferenciación como pauta social habilita a las personas a buscar de manera incesante, potenciando el interés por acceder a una amplia variedad de productos y servicios y a utilizar novedosas herramientas tecnológicas para facilitar la experimentación y compra en un mercado global e hiperconectado«.
Hasta el momento, la innovación de productos textiles acompañó las necesidades impuestas por el virus. En una primera instancia, ante la emergencia, se desarrollaron barbijos y máscaras faciales que tienen la posibilidad de inactivar las bacterias y virus exhalados y que se constituyen con productos textiles tricapa. Desde el punto de vista técnico se trata de producto que contienen nano partículas de cobre, plata y tratamiento anti fúngico en la capa del medio e impermeabilización en la capa externa.
Ahora se espera que una segunda ola de productos con telas funcionales se acerque más a los lineamientos que sugiere o impone la moda. Vinculado al sector de indumentaria deportiva investigadores chinos desarrollaron un tejido que calienta y enfría la piel sin requerir entrada de energía de una fuente externa y son tejidos muy livianos. «El desarrollo se basa en realizar la inclusión de polietilen glicol (polímero que al cambiar de fase libera o absorbe energía térmica) en los poros de fibras de seda y quitosano y luego los mismos son sellados con un polímero. Los test indicaron que en una cámara caliente el material mantuvo la piel refrigerada y en una fría calentó la piel y este desarrollo ya se está escalando para productos en masa de acuerdo a un artículo de la revista Nonwoven Technical Textiles Technology», explicó Marino.
Antes del Covid la aproximación científica hacia los textiles con nanopartículas estaba más relacionada con la indumentaria deportiva de alto rendimiento y el monitoreo de la salud con la incorporación de sensores. Pero ahora se volvió al origen de la ropa, que es la protección. Y en este sentido todos los especialistas coinciden que habrá una preocupación latente por más y nuevos episodios sanitarios y la sociedad incorporará este tipo de telas e indumentaria en su moda cotidiana.