Fuente: Clarín ~ El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, explicó este martes el motivo por el cual cree que es «imposible» plantear la reducción de la jornada laboral en Argentina y le bajó el tono a un debate que se instaló en todo el mundo.
«Hay que ser cuidadosos con ese tema porque en los países donde ha habido avances en este sentido son países desarrollados y en general han incorporado un esquema de reducción proporcional del salario, porque estamos hablando de países donde el mercado laboral está muy desarrollado», dijo el funcionario en diálogo con Futurock.
En su explicación, Kulfas remarcó que en esos países «los salarios son buenos, entonces hay un planteo de que trabajen un poquito menos para que puedan trabajar todos y al mismo tiempo haya una vida más plácida donde haya más horas para el ocio y el esparcimiento».
Teniendo en cuenta que esa «no es la realidad que está viviendo» el país, con una crisis de ingresos en la que se pelea para que no estén por debajo de la inflación, «es imposible plantear una reducción de la jornada laboral con reducción del ingreso«.
«Hay que ser cuidadosos, me parece que hoy la agenda que tenemos en Argentina es la de la recuperación del trabajo que venía muy golpeado y estamos en una recuperación muy importante», remarcó.
Además, ante el cuestionamiento sobre la alta cantidad de horas que se trabaja en el país, Kulfas aseguró que «la jornada laboral en Argentina es una jornada estándar» y que no ve «que sea una jornada más larga que en otros países».
Y apuntó que desde el Gobierno pusieron en la mesa una alternativa que tiene que ver con las horas extra: «Les planteamos a las empresas que preferimos que se incorpore más personal antes que se implementen horas extras».
En los últimos días, el oficialismo presentó en Diputados dos proyectos de ley que proponen una reducción de la jornada laboral como una manera de mejorar la productividad y las condiciones de trabajo que, además, genere mayor cantidad de puestos.
El Gobierno prometió analizar las iniciativas pero advirtió lo mismo que este martes dijo Kulfas, que en otros países implicó reducciones salariales.
El primer proyecto es del diputado de origen sindical Hugo Yasky, que sostiene que «la duración del trabajo no podrá exceder de ocho horas diarias o cuarenta horas semanales» y tiene en cuenta que Argentina, según la mirada del político, se encuentra dentro del grupo de países latinoamericanos con jornada de trabajo más extensa, que ronda entre las 46 y las 48 horas de trabajo semanal.
La segunda iniciativa fue presentada por la diputada y dirigente del gremio La Bancaria, Claudia Ormaechea, y su proyecto indica que «la duración del trabajo no podrá exceder de seis horas diarias o treinta y seis semanales«. También refiere que «la jornada de trabajo nocturno no podrá exceder de cinco horas y quince».
Cómo fue el experimento que terminó en éxito en Islandia
El debate sobre la reducción de la jornada laboral se dio en varios países del mundo y en algunos de ellos ya se implementaron pruebas. En Islandia, por ejemplo, un experimento con semanas de trabajo de 4 horas diarias terminó con un alza de productividad y una fuerte reducción del estrés.
Según se explicó en la BBC, el experimento fue realizado de 2015 a 2019 y a los trabajadores se les pagó lo mismo por trabajar menos horas. Pero no fue el primer país que probó con esta iniciativa que cada vez más rápido gana peso en distintos lugares del mundo.
España y Nueva Zelanda, también están llevando adelante testeos similares, anteriormente se lo probó en Japón y en Chile recientemente comenzó a debatirse la idea. Un proyecto que de alguna forma ya está instalado en varias empresas y sectores con el concepto del «flex Friday», que propone un trabajo más distendido en el último día de la semana con tareas distintas o un horario reducido.
En Islandia, de acuerdo al informe del medio británico, el piloto se realizó en el Ayuntamiento de la capital, Reykjavik, y en puestos del gobierno nacional, y contó con la participación de unos 2.500 trabajadores, cerca del 1% de la población activa del país.
El cambio medido en horas redujo las semanas de 40 horas a unas 35 o 36, según indicaron desde el laboratorio de ideas británico Autonomy y de la Asociación Islandesa por una Democracia Sostenible (Alda).
De esta manera los sindicatos debieron negociar nuevos acuerdos de trabajo, y ahora el 86% de la fuerza laboral islandesa se encuentra ante la posibilidad de dar el gran salto hacia una nueva forma de trabajar.
«Este estudio muestra que el mayor experimento del mundo de reducción de la jornada laboral en el sector público fue, de acuerdo a todos los parámetros, un rotundo éxito», afirmó Will Stronge, director de investigación de Autonomy. «Demuestra que el sector público está listo para ser pionero en reducción de semanas laborales y que otros gobiernos pueden aprender algunas lecciones».