Fuente: Clarín ~ Grandes carteles anunciando liquidaciones, promociones 2×1, rebajas por compras al contado o distintas opciones de pago con tarjetas de crédito. Todo forma parte de la artillería con la que el sector comercial intenta seducir clientes, últimamente esquivos al consumo debido al deterioro de su poder adquisitivo.
Un dato representativo del parate que sufren las ventas en casi todos los centros comerciales (ropa, calzado, marroquinería, etc) se vio en la última semana, cuando del INDEC dio a conocer la caída de la actividad económica (-7,5% interanual). Allí se hizo evidente que el comercio (mayorista, minorista y reparaciones) lideró la contracción del indicador en noviembre, con una caída del 17% respecto del mismo período de 2017.
Esta variación negativa para el sector fue la más fuerte del año y una constante durante todo el 2018, según las estadísticas de la Cámara de la mediana Empresa (CAME), que relevó una caída del 6,9% anual, incluido el mes de diciembre (-9,9%).
«En este último tiempo, las ventas vienen demasiado complicadas», describe Eduardo Sirodsky, comerciante del rubro marroquinería, en el barrio de Once. Su comercio facturó, en términos nominales, un 10% más que el año pasado, cuenta, pero con la inflación, los altos costos operativos, y las cargas sociales, entre otros, tuvo una pérdida importante del volumen vendido y de la renta. «En diciembre tuvimos un ligero repunte por las Fiestas que nos ayudó a respirar, pero en enero, volvimos a la cruda realidad», dice.
En este rubro, de valijas, paraguas y mochilas, entre otros artículos, el 70% de la mercadería es importada, explica Sirodsky. «Con lo cual, como los precios aumentaron el doble, terminamos vendiendo la mitad». «No podemos acumular stock, por los cambios de temporada. Por eso, debimos adelantar las liquidaciones», señaló.
Según Fabian Castillo, dueño de la cadena de calzados Giuliano y presidente de la Cámara de la Comercio, Calzado, y Afines, «la situación del sector es preocupante». La retracción en las zapaterías fue del 14,8% en el último año y la rentabilidad es cada vez menor, asegura este empresario que se autodefine «pyme de 4° generación». «La gente tiene menos plata y no prioriza el calzado», reconoce.
Una de las iniciativa que tomó la cámara fue pedir a la AFIP, acceder a una moratoria para pagar los impuestos que le quitan oxígeno a las ventas. Otra, fue negociar con los bancos para conseguir tasas más bajas que les permitan financiarse. «Hay que pensar en invertir en la nueva temporada. Es imposible mantener un stock si uno no se financia», dice. Por otro lado, hoy mas del 70% de las ventas son con tarjeta de crédito y esta operatoria implica mayores costos para el comerciante», dice Castillo.
Según los datos de CAME, durante el 2018, las jugueterías, aunque vendieron artículos más baratos, registraron caídas promedio del 5,3%; los locales de ropa, tuvieron mermas del 6,8% y los negocios de textiles y ropa de cama, vieron disminuida sus ventas en 8,1%, en promedio, a pesar de las grandes promociones que hicieron.
En este contexto recesivo no faltaron los cierres de locales. En la ciudad de Buenos Aires, aumentó (en un año) un 11,8% la cantidad de locales sin actividad -en venta, alquiler, clausurados o cerrados- en las principales áreas comerciales, mientras que en la ciudad de La Plata la suba fue de un 40%, según un relevamiento de la Cámara Argentina de Comercio (CAC).
«Hoy hay cada vez más cadenas que pueden pagar alquileres caros y entonces, marcan el precio de la zona comercial. Eso hace que muchos comercios chicos tengan que cerrar», explicó Castillo.