Fuente: Cronista ~ Martha nació en 2014 cuando Pedro Roisman. Solo le faltaba su producto. estaba a punto de recibirse de administrador de empresas en la Universidad Católica Argentina (UCA). El fundador explica que siempre estuvo decidido a emprender. Solo le faltaba su producto.
Haciendo un análisis de mercado notó que faltaba oferta de gorras y sombreros en la Argentina. Así que este fanático de los deportes extremos se inspiró en las marcas internacionales para crear Martha, firma especializada en headwear y que lleva ese nombre en honor a la abuela de Roisman.
Fundación: 2014. Inversión inicial: US$ 10.000 Fact. (p) 2021: US$ 1,2 millones. Empleados: 10
Con cero experiencia en la industria textil, se aventuró y compró algunas telas en Once, y salió a tocar puertas a proveedores. «Mi foco siempre estuvo en que la marca fuera lo más importante, con intención de atender el canal mayorista a través de locales multimarca, y a través del e-commerce. Siempre con una estética muy cuidada y remarcando la conexión con la naturaleza», cuenta sobre los inicios del proyecto que comenzó con US$ 10.000 provenientes de ahorros propios.
El primer año comenzó con el pie derecho cuando logró entrar a un importante local multimarca con presencia en shoppings.
«Como para las gorras no se necesita mucha tela, nuestros proveedores comenzaron a ofrecernos retazos y ahí vimos una oportunidad. Luego, en 2018, fuimos seleccionados por el programa Incubate del Gobierno de la Ciudad y pusimos foco en trabajar solo con retazos con la idea de aportar a la problemática de descarte textil. Hoy en la Ciudad se descartan entre 100 y 120 toneladas por día», señala Roisman sobre el inicio del camino a la sustentabilidad que vivió la firma hoy con certificación B.
La marca ahora incorporó también gorras fabricadas a partir de plástico reciclado. Cada producto es producido con un 68 por ciento de materiales reciclados o sostenibles. Solo el año pasado sumaron 1,8 toneladas de tela reciclada.
El año pasado también se incorporaron dos socios a la firma: Alejandro Machado (un ex P&G con experiencia en business development) y Neil Johnson (argentino con base en Hong Kong que hace de nexo con la fábricas de Asia donde tercerizan la producción que usa plástico reciclado. La línea hecha con retazos se fabrica en la Argentina).
Finalmente, el mes pasado se sumaron dos socios más, que además de capital aportarán su know how: Conrado Mader Blanco (un ingeniero informático del ITBA, late-cofounder de Wolox) e Ignacio Garat (un ex Mckinsey, egresado de Yale que trabaja en el ámbito emprendedor estadounidense).
El año pasado cortaron la cinta de su primer local en San Isidro y abrieron el canal corporativo.
Para 2021 el gran proyecto está en el desembarco en Estados Unidos. «Nuestra idea es replicar el modelo que desarrollamos en Argentina, vendiendo a través de nuestra web», explica Roisman. Pero entrar a un mercado con tanta oferta como el estadounidense será, sin duda, un desafío: «La propuesta integral de la marca responde a la necesidad del consumidor americano de encontrar marcas originales y exclusivas. Apuntamos al early adopter. La presentación y el concepto hacen que la gente lo quiera y quiera sentirse parte. La sustentabilidad es un valor fundamental», explica el fundador y dice que en ese mercado las gorras se venderán entre los U$S 28 y US$ 35. En la Argentina, los precios rondan entre $ 2500 y $ 3000.
Para el desembarco los emprendedores invirtieron US$ 50.000 y planean abastecer al canal multimarca y corporativo. Para 2022 el foco estará puesto en el mercado latinoamericano.