Las empresas de ropa y calzado están entre las más golpeadas por la crisis económica y la caída en el consumo. Además de los cierres, son cada vez más las marcas, entre ellas varias de primera línea, que entran en concursos de acreedores, procedimientos preventivos de crisis o admiten que su situación financiera es complicada.
Legacy, Wanama, Ayres, AY Not Dead son algunos de los casos más conocidos de empresas que entraron en concurso. Mientras que Grimoldi, de calzado, presentó la semana pasada un procedimiento preventivo de crisis. Pero también hay otras con nombres menos conocidos -empresas que fabrican para otras marcas- que bajaron a persiana como la textil Sport Tech, que fabricaba para Adidas, Puma y Nike, y la fábrica de trajes Agrest.
«Hoy la empresa que se equivocó y necesita pedir plata a los bancos, a los tres meses está en convocatoria. Hay una presión impositiva muy fuerte y casi todas están en planes de pago con la AFIP. Van a quedar unas pocas marcas que tengan capital propio y capacidad para mantener diseño e innovación», dijo a Infobae describió Alicia Hernández, gerente General de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI).
Según el Indec, la cantidad producida de ropa cayó 19,2% en marzo en comparación con igual mes del año anterior, a la par de la producción de hilados y tejidos, principal insumo del sector de indumentaria, que cayó un 17% en el período.
Esta caída trajo el cierre de establecimientos productivos, numerosos casos de convocatoria de acreedores y la destrucción del empleo registrado en el sector, de acuerdo a información del Ministerio de Producción y Trabajo de la Nación, entre el tercer trimestre de 2018 y del 2017 se perdieron 3.536 puestos de trabajo, lo que representa una caída de 8,2% interanual, según datos relevados por la CIAI.
La ejecutiva comparó la situación actual con la década del ’90, pero con algunas diferencias: en esos años hubo una fuerte reconversión en el sector, pero eran empresas más integradas y no existía un modelo de franquicias tan desarrollado como ahora. Además, el proceso de ajuste fue un proceso mucho más lento.
Teddy Karagozian, empresario del sector textil, destacó que en los últimos tres años la capacidad de producción del sector se redujo a la mitad. «Ahora, aquellas empresas que hayan sobrevivido tienen mejores perspectivas. Las que quedan son sobrevivientes que hay aprendido a trabajar con esta crisis«, describió. Y reclama que el sector de la moda tenga beneficios a la hora de importar que las empresas de servicios del conocimiento.
Una de las empresas que entró en convocatoria este año es AY Not Dead, que está reestructurando su deuda.
«Las tasas al 80% son impagables y no dan las cuentas para financiarse. Planificamos un año muy austero, con compras muy precisas, y nuestro plan es seguir muy racionales. Hay que ponerse muy creativo en todo sentido», explicó Diego Romero, fundador de la marca, al mencionado portal.
«Una compra de materiales se programa con mucha anticipación, un año y medio antes. Y lo pagás cuando está llegando. Si en el medio te agarra una devaluación del 50% no hay el doble de dinero en la caja para afrontarlo», agregó.
La situación llevo a muchas de las marcas a implementar descuentos y liquidaciones apenas se inició la temporada. En el sector, aseguran que hoy sin promociones no hay ventas.
Marcelo Surreal, socio de la consultora Surreal Marketing, especializada en indumentaria, advirtió que otro factor que impacta en el negocio, aunque en menor medida, es la reconversión hacia el comercio online: «Hay marcas 100% online que no tienen una realidad en el mercado. Hay que ver como subsisten y se reinventan porque tienen una obsolescencia por la misma tecnología y por la misma necesidad de tener algo distinto todo el tiempo».