Fuente: La Nación ~ Con el regreso de los locales de indumentaria en las principales avenidas y en shoppings también volvieron recargados los cartelitos con los precios de las vidrieras, que muchas veces matan cualquier ilusión de compra. La industria lo sabe, y algunos de sus miembros comenzaron a dar explicaciones.
La fundación Pro Tejer, que representa a los fabricantes, sostuvo que los aumentos de fábrica fueron muy bajos. De manera que le echó la culpa de las subas en indumentaria a las marcas.
«Yo no quiero descargar toda la culpa en las marcas, pero yo pongo el sticker del precio y hay una diferencia sustancial entre el precio al que yo entrego y al que se vende», afirmó Pedro Bergaglio, tesorero de la Fundación ProTejer y presidente de la Cámara Argentina del Sweater, en una reunión vía Zoom por el inicio de una nueva edición de la Convención Anual de la Agro Industria Textil y de Indumentaria en la Argentina.
«Entiendo que para las empresas no será fácil porque tienen que pagar empleados, marketing y los alquileres en shoppings, pero para vender algún sweater este año los aumentos de salida de fábrica fueron muy bajos», agregó Bergaglio y dijo que en la calle Avellaneda se encuentran jeans a $500 y remeras de $600 a $800, con lo cual los aumentos dependen de dónde se compre.
Por su parte, Jorge Sorabilla, director de TN&Platex, dijo que ellos no perciben aumentos como los que muestra el Indec (según la inflación de octubre las prendas de vestir y calzado tuvieron el mayor aumento del mes al subir un 6,2%).
«Hay que ver de dónde sacan la información. En la Argentina hay ropa de precios altos, medios y bajos. Parece que el índice no representa a los bajos, sino a los más caros, que pocos consumen», aseguró. Y dijo que la importación tampoco fue una solución a los precios elevados, como se demostró durante el gobierno de Mauricio Macri.
«El precio final de la ropa está distorsionado por los impuestos y, cuando el nivel de actividad es más bajo, el costo por unidad es más alto porque mantenés la estructura, pero tenés que repartir los costos en un menor nivel de producción. Y después, en general, está el tema de que la indumentaria perdió toda una temporada que no pudo vender y de repente tiene que recomponer el capital de trabajo, tiene que pagar la moratoria y los impuestos corrientes y los intereses por el capital de trabajo por el que se endeudó. Hay un mix de muchas variables que inciden en el precio final», continuó.
En tanto, el secretario de la fundación y director de Galfione y Cía, Luciano Galfione, dijo que tiene previsto actualizar el trabajo que realizaron en años anteriores para saber cuánto de una prenda son impuestos. Y que hay que ver qué pasa con los alquileres de locales, si es que bajan o siguen siendo altos.
Más allá de esto, el presidente de Pro Tejer, Yeal Kim, sumó que hay ropa en la Argentina que está «más barata que en China por la devaluación del peso».
De acuerdo con los datos que difundieron, el sector se recupera a niveles pre-pandemia, ya que en octubre se habría registrado un consumo de energía similar al del año pasado, dato que adelanta el repunte textil que se reflejará en los indicadores de producción y capacidad instalada del mes aún no publicados.
En cuanto a los puestos de trabajo, dijeron que, si las políticas de incentivo al sector se mantienen vigentes durante el mandato de Alberto Fernández y con una administración inteligente del comercio, se podrían recuperar durante los próximos tres años 200.000 empleos.
A pesar de la pandemia, se estima que las inversiones del sector textil cerrarán el 2020 en US$100 millones, por encima de los US$ 64 millones de 2019, y que 2021 será el año con la mayor inversión de la década con US$250 millones.