Fuente: Ámbito ~ La evolución de la actividad productiva está en los niveles de 2019. Es la primera vez en 3 años que todas las pequeñas y medianas empresas muestran aumento de las ventas en términos reales.
La recuperación del colapso productivo sufrido el año pasado en plena pandemia, muestra señales positivas que incluso son mejores que las cifras registradas antes del comienzo de la crisis sanitaria. Por caso, en el segundo trimestre de 2021, la actividad de las pymes manufactureras aumentó un 27,4% en promedio. Pero el dato saliente es que es la primera vez en 3 años que tanto las firmas pequeñas (10-50 ocupados) como las medianas (51-250) muestran ambas tasas positivas en la evolución de las ventas en términos reales, según señala un informe de la Fundación Observatorio Pyme (FOP).
Sin embargo, si bien el crecimiento se evidencia en todas las pymes, la divergencia de actividad por tamaño es creciente. El relevamiento muestra que “el aumento entre las empresas medianas resultó casi 4 veces el de las pequeñas (+12,4% vs. +47%), mientras que en períodos anteriores venía siendo entre 2 y 3 veces”.
En ese sentido, la mejora evidenciada en el primer trimestre de 2021 está al mismo nivel del mismo periodo de 2019, justo en un momento de recesión durante el gobierno de Mauricio Macri. “Caída por la crisis pandémica quedaría superada en el agregado de las pymes manufactureras”, indica el informe de la FOP.
Otro dato positivo es que la recuperación tiene su correlato en el empleo. En promedio, las pymes manufactureras incrementaron su planta en un 3,6% con respecto al segundo trimestre de 2020, en parte respondiendo a la recuperación, en parte cubriendo ausencias por COVID-19. El respecto, el informe explica que “entre las pequeñas el incremento es de 1,6% y entre las medianas 6,1%, siendo la brecha por tamaño relativamente constante con relación a períodos previos”.
El empleo agregado de las industrias pymes alcanza también el nivel del primer semestre de 2019, pero también “se presenta la brecha dimensional, donde las pequeñas aún presentan un achicamiento, en contraposición con las empresas medianas que ampliaron”.
De esta manera, en la mayoría de los sectores manufactureros el empleo aumentó, incluso con respecto al mismo período de 2019, mientras que los productores textiles, confeccionistas, de productos de cuero y calzado frenaron las reducciones de planta observadas en períodos previos.
Según el informe de FOP, “un factor central en la recuperación de las pequeñas, es el despegue del sector de confecciones y calzado, que si bien venía de contracciones fuertes antes de la pandemia y durante ella fue uno de los más afectados”.
De hecho, con relación a sectores más robustos y estructuralmente mejor posicionados, como químicos y metalmecánica, el rubro Textil, prendas de vestir, productos de cuero y calzado recuperó en términos interanuales casi 70% en ventas (deflactadas por sus propios precios). “Se trata de un sector relativamente abundante en firmas de pequeña dimensión y también más intensivo en empleo. Este mejor desempeño relativo responde en buena parte a la flexibilización de restricciones y por ende a una mayor circulación”, señala el relevamiento. Esta fuerte recuperación se da sin nuevo empleo
Al mirar hacia adelante, es importe destacar que la evolución de la actividad real se acompaña de un mejoramiento de la confianza a nivel general de las industrias manufactureras como en software y servicios informáticos, tal como surge del indicador construido por FOP ICEPyME.
En cuanto al contexto de la recuperación, FOP indica que “es posible concluir que el modelo productivo actual muestra dos aspectos fundamentales: con restricciones en el frente externo e incentivos en el mercado interno, algunos sectores rezagados manifiestan mejoras que podrían integrar a la recuperación a las empresas más chicas, y un cambio en la dinámica del empleo entre las manufacturas y los servicios avanzados, donde las primeras toman el sendero positivo a diferencia de los servicios, que estructuralmente además generan menos puestos de trabajo”.
Los datos cumplen en parte con la expectativa del Gobierno, que ya desde el momento de asumir en diciembre de 2019 apostó por una política industrial con el foco en las pymes. En la actualidad, el Ministerio de Desarrollo Productivo tiene más de 150 acciones de política pública destinadas a micro, pequeñas, medianas y grandes empresas, además de monotributistas, cooperativas y emprendedores, entre las que destacan las más de 30 líneas de financiamiento para inversión productiva, capital de trabajo y procesos de internacionalización.
Para las empresas que invierten está disponible la Línea de Proyectos Estratégicos que tiene la Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa y los Emprendedores (SEPYME), junto al Banco Nación, y que establece créditos de entre $70 millones y $250 millones. Tiene un plazo de hasta 7 años, con hasta uno de gracia, y una tasa subsidiada del 22% durante los primeros 5 años; el resto del plazo del crédito tiene una tasa anual del 24% para las empresas medianas y del 30% para las grandes.
Además, esta semana el secretario de la SEPYME, Guillermo Merediz, presentó el programa Desarrollo Productivo Pyme, que destinará $3.000 millones para impulsar proyectos estratégicos de mipymes que estén destinados a mejorar la productividad, aumentar las exportaciones y desarrollar su cadena de valor.
“Seguimos trabajando para fortalecer a las pymes que son el músculo central de la Argentina, el corazón productivo del país. Este programa busca mejorar la innovación y el desarrollo, para acompañar a las empresas que tienen un proyecto estratégico e integral. Apuntamos a la transformación productiva de las pymes y contamos con recursos por $3.000 millones, que es el presupuesto que tenía la SEPYME en 2019”, resaltó Merediz.