Fuente: La Gaceta ~ Sueltos, livianos y cómodos. Como los pijamas y los joggins que desde hace 155 días nos acompañan en la cuarentena. Después de un año atípico, que tiró abajo más de una colección de los diseñadores, la moda tiene más preguntas que respuestas sobre su futuro.
¿Cambiará la pandemia también nuestra forma de vestir? ¿Después de la cuarentena nos darán un período de adaptación para volver a llevar zapatos? ¿Tendremos ganas de estar muchas horas con ajustados vestidos y tacos altos luego de haber probado el placer de estar en zapatillas y calzas todo el día? ¿Es posible que los fieles a las corbatas, que se han acostumbrado a no lucirlas ni en sus videoconferencias, opten por dejarla solo para ocasiones muy especiales?
Será muy chocante volver a convivir con muchas cosas que tenemos en el placard, sostienen algunos de los que están en pleno home office. No son pocos: en Argentina, seis de cada 10 empleados han tenido que mudar su trabajo a su casa y, de ellos, solo el 14% se vistió como si saliera a trabajar. Casi un 20% no pudo sucumbir a la tentación de estar todo el día en pijama y pantuflas.
Juliana Belmonte (35 años, licenciada en Marketing) descubrió que puede ser mucho más productiva si está cómoda. Así que ella, si vuelve alguna vez a la oficina de la empresa donde trabaja, lo hará con prendas básicas y muy livianas.
La moda informal se va a profundizar. Estaremos mucho más aferrados a los básicos, anticipan los expertos. Porque también la pandemia nos hizo replantear cuáles son nuestras necesidades de consumo. Nos hizo reflexionar qué es lo esencial e importante. Nos dio una lección: no necesitamos tantas cosas para vivir.
Así lo ve la experta Susana Saulquin, referente indiscutida de la sociología de la moda en toda América Latina. En contacto con LA GACETA, la estudiosa analiza: “la pandemia, sumada a la crisis de las marcas, nos dan un nuevo panorama. El consumo acelerado y las prendas para usar y cambiar quedaron desactualizadas. El disfrute de las cosas buenas, los afectos, lo simple y el cuidado de las personas y del planeta pasan a primer plano. Se instala un nuevo humanismo y se generaliza ser solidario con el otro. La moda, en este contexto, pierde su lugar de privilegio. Otros serán los nuevos intereses”.
Un antes y un después
Belén Paez -docente de la carrera de Diseño de Indumentaria y Textil de la UNT y coordinadora de la carrera de Diseño de Indumentaria de la Universidad San Pablo-T- piensa que la pandemia marcará un antes y un después en la industria de la moda, ya sea por los tiempos de producción y las temporadas; por la cantidad que se produzca; por la manera de consumir de los usuarios (las tiendas virtuales están creciendo mucho); por los productos que ofrecen las marcas y para qué son funcionales. También la especialista augura que en los diseños se elegirán tejidos más amigables con el cuerpo.
Páez, al igual que Giuliana Santochi, diseñadora y también docente de la carrera, considera que habrá un replanteo de la moda rápida o fast fashion, que es el tipo de moda con mano de obra y materia prima barata, que busca tentar a las personas a consumir mucho y que tiene un alto impacto sobre el medio ambiente.
Antes de que el mundo se viera colapsado por la covid-19, una de las industrias que más contaminaba y producía desechos era precisamente la textil. “Este año creo que también sirvió para cuestionar aún más todos los problemas que desde hace un tiempo viene generando la producción excesiva de ropa. Esto no solo contamina, sino que también genera sufrimiento a un montón de personas que son explotadas por la industria. Lo que nos tocó vivir nos hizo replantear cuál es la necesidad de algunas marcas de presentar cinco o seis colecciones anuales. Es una exageración. No es imprescindible renovar tantas veces el placard. Todo indica que ahora se exigirá más conciencia, honestidad y transparencia en la producción. En síntesis, que la moda sea más amable con el mundo”, señala. Y opina que esto será una gran oportunidad para los pequeños diseñadores.
No significa que la moda dejará de estar de moda. O que la creatividad no irá más allá de la comodidad. La moda y la belleza hoy han pasado a un segundo plano. El tiempo dirá cómo volverán a escena. Lo que es seguro: ya no serán las mismas.
Más conciencia
Pronostican cambios a la hora de comprar ropa
Antonella Marchionni, dueña del emprendimiento “Vecchia Vintage”, opina que de ahora en más la gente será mucho más consciente a la hora de comprar ropa. La cantidad y la calidad de las prendas que adquiera a futuro pasarán a primer plano. “Desde hace un tiempo se buscan más diseños cómodos y confortables; esta tendencia se acentuará aún más cuando pase la pandemia. Además, la moda ya no será tan desechable como lo ha sido hasta ahora. Y habrá más tiendas para encontrar ropa de segunda mano”, pronosticó, en base a su experiencia en este campo. También el tucumano (radicado en España) Gonzalo Villamax augura un replanteo en la producción y consumo de prendas de vestir.