Fuente: La Nación ~ Debora Smaniotto es la modelo argentina que desde hace 13 años trabaja en Gucci. Es la dueña de una silueta larga, extra fina y piernas elongadas que la llevaron a ser la fitting model, favorita de Tom Ford y Alessandro Michele.
La charla con Debora Smaniotto, vía Facetime, transcurre en los días previos a su mudanza de Milán a Roma: su nuevo puesto en Gucci requiere que su residencia esté en Roma, donde vivirá con Nicola Paravati, su novio desde hace 5 años. Debora, que proviene de una familia de inmigrantes italianos y alemanes radicada en Argentina, nació en Santa Rita, un pueblo rural del interior de Misiones. «En la tierra colorada, tomábamos mate, tereré y
comíamos chipa, allí los vecinos eran mis mejores amigos». En 1999, con 15 años, participó del concurso Sedal Model Look que organizaba Pancho Dotto. Luego volvió a su pueblo «porque había que terminar el colegio». En 2001 se mudó a Buenos Aires y un año después, a través de Emiliano Mocchiutti de la agencia Look1, viajó a Milán para trabajar con Gianfranco Ferré. También fue parte del showroom de Stella McCartney,donde comienza su carrera de modelo de fitting.
-¿De dónde venís?
-En mi familia hay una mezcla de culturas como la mayor parte de la gente que vive en Misiones, mi abuelo materno era de origen italiano y mi abuela, alemana. Los dos eran de familias emigradas a finales del 800 desde Europa hacia Brasil que después cruzaron el río Uruguay estableciéndose en Misiones. Viví toda mi vida en Santa Rita, un pueblo a 50 km de Oberá, una zona rural de la provincia de Misiones adonde se habla portuñol.
-¿Cuándo empezaste a trabajar de modelo?
-A los 14 años mi mamá me llevó a una agencia de modelos en Posadas, donde daban clases de maquillaje y enseñaban a caminar y vestirse. Me levantaba todos los sábados y salíamos a las 4.30 para viajar en colectivo. Así empecé a trabajar durante los fines de semana en desfiles y promociones en Misiones, con eso pude pagarme mi viaje de egresados. En 1999 Pancho Dotto hizo un scouting para participar en el concurso Sedal Look 99 y fui elegida. Ahí comenzó mi viaje hacia la moda, un universo que yo desconocía por completo hasta ese entonces.
-¿Cómo fue esa experiencia?
-Tenía 15 años y por primera vez fui a Buenos Aires. No gané, pero estar 15 días en un hotel 5 estrellas con chicas de toda el país «aprendiendo a ser modelo» fue increíble. Recién fui a vivir a Buenos Aires cuando terminé el colegio, era la condición que me había puesto mi mamá: «Ir podés ir, pero antes terminás la escuela». Para ella, maestra, siempre fue muy importante que estudiara y hoy le agradezco todos los días haberme inculcado eso. Me enseñó a ser determinada, organizada y esforzarme para que las cosas salgan de la mejor manera posible. Me enseñó a dar el máximo en todo lo que hago y a no bajar los brazos ante las dificultades.
-Un aprendizaje que vio sus frutos cuando llegaste a Milán por primera vez.
-Nuevo país, nuevo idioma, nuevas costumbres. Al principio no fue muy fácil, trabajaba pero no ganaba mucho dinero, la vida en Milán es bastante cara. Además tuve que adaptarme a estar aún mas lejos de mi familia y de mi país. Me costó, pero nunca bajé los brazos. Entre 2003 y 2005 fueron los mejores años, viaje y viví en muchos lugares del mundo y también porque finalmente mi carrera como modelo era un trabajo real: trabajaba y me pagaban y lograba vivir de ese trabajo conociendo lugares y culturas distintas y haciendo amigos. Ese era mi sueño de toda la vida y empecé a pasarlo muy bien. Estuve mucho en Milán pero también viví períodos en Barcelona, Hamburgo, Londres y Tokyo (mi lugar preferido del mundo).
-¿Qué sueño tenías en ese momento?
-Triunfar en lo que hacía, en cualquier cosa que implicara ser modelo. Mi sueño era simplemente estar mejor y poder devolverle algo a mi mamá por todo lo que ella había hecho por mi hasta ese entonces. Poder volver a casa con dinero, ayudar a mi familia y comprar una casa para poder vivir mejor. El mundo de la moda para mí fue una gran oportunidad, pude emanciparme y construir algo propio. También logré estudiar, viajar y ganar dinero. Creo que si me hubiese quedado en Santa Rita, no hubiese tenido muchas opciones.
-¿Cuándo y cómo llegaste a Gucci?
-En 2005 una amiga que trabajó conmigo para Stella Mc Cartney, me presentó a uno de los diseñadores de Gucci (hoy uno de mis mejores amigos). Hice el casting y quedé como fitting model. Me considero Gucci 100% porque ya son parte de mi familia.
-¿Qué sentiste en ese momento?
Felicidad y orgullo de mí misma. Fue una revancha ganada después de tantos años de pelearla. Decidí mudarme a Milán y no viajar más porque quería dedicarme a ser una f itting model.
-¿Qué es una fitting model?
-No es el trabajo que todas desean. Sin embargo, fue un desafío y una oportunidad única. Significa ser el cuerpo de todas las colecciones. Además, participaba en desfiles internos y presentacions. Y más que nada seguía el origen y desarrollo de cada colección con el grupo de creativos.
-¿Cómo es ese trabajo?
-Hay que tener paciencia y ser muy profesional y tener mucha energía para mantenerte durante las largas pruebas de ropa. Sos parte de un team de diseñadores y especialistas en confección que se ocupan de la creación y el desarrollo de la colección hasta que sale a la pasarela. Trabajás constantemente con tu cuerpo, las medidas tienen que ser siempre las mismas, sos un molde, cada pieza de la colección te tiene que quedar
perfecta. Y, sobre todo, tener la capacidad de interpretar para lucir los diseños lo mejor posible.
-¿Cómo era tu día a día?
-Siempre distinto. Cada colección comenzaba con la etapa de diseño y el pasaje del diseño a quienes se ocupan de la confección. De ahí en más tenía pruebas interminables con los proveedores probando y ajustando cada pieza para que luzcan de acuerdo con lo requerido. A veces viajaba a Florencia, Novara, Bolonia, donde están las fábricas de los proveedores, para probar directamente y no perder tiempo. El tiempo juega un rol fundamental en la moda. Una modelo de fitting tiene que estar disponible siempre. Su tiempo es el tiempo del diseñador. La etapa final, es el corte de la colección en el que
deciden, para cada modelo, materiales, estampas y lo que tiene que ver con la imagen de las prendas. Todo está estudiado hasta el más mínimo detalle, el botón, los bolsillos, el cuello, el largo de la manga, etc. El fit debe ser perfecto.
-¿Cuándo aparecía el famoso director creativo?
-Estaba siempre. Lo más importante en este proceso son los diferentes encuentros del team con el director creativo, es el momento en que se decide todo el trabajo que se lleva adelante hasta el próximo encuentro. Es la máxima expresión de creatividad. La última etapa son los looks, el encuentro final de todo el equipo antes del desfile, cuando la colección está disponible para poder combinar y crear los looks que saldrán a la pasarela. Pero mi trabajo no terminaba ahí, porque después del desfile seguíamos trabajando en el showroom, durante las campañas de venta.
-Trabajaste con Tom Ford.
-¡Tuve esa suerte! Tom es un personaje icónico. Es extremadamente perfeccionista, es sinónimo de elegancia, sensualidad y, sobre todo, profesionalidad. Quien no respeta las reglas de la maison, no dura mucho en su oficina. Cuando recién empecé a trabajar una vez me preguntaron si sabía quién era Tom Ford, y respondí feliz: ¡Claro, el de los autos! , dice con una carcajada.
-Contame de Alessandro Michele, el nuevo gurú de Gucci.
-Lo conocía desde antes porque él era el director de accesorios y pieles. No creo que haya cambiado en esencia, cambió su ritmo, sus tiempos; ahora tiene más compromisos responsabilidades, pero Alessandro es siempre Alessandro. Y trabajar con él es un placer porque te transporta a otro mundo, oscila entre lo mágico y lo natural. Lo suyo es como un viaje a una dimensión única y espectacular sin que te des cuenta, de su música a su extraordinaria forma de ver las cosas. Es una persona con una gran sensibilidad y un enorme sentido del humor.
-También estudiaste.
-Estudié Comunicación y Marketing en la Universidad IULM de Milán y presenté una tesis sobre Cómo el empoderamiento de la mujer se puede aplicar a la responsabilidad social de la empresa en la industria de la moda. Como me pasó a mí, la moda puede ser una gran oportunidad para ayudar a la emancipación de mujeres (ya que el 70% del trabajo lo hacen mujeres). Me concentré sobre el impacto social que produce la moda y cómo esta puede mejorar la vida. Es que la moda no es solamente un look. Este año hice un master online sobre Fashion Retail & Luxury Management en la London College of Contemporary Art de Londres. Mi tesis trataba el papel y la influencia que tuvo el movimiento #MeToo en la moda. Realicé una investigación para estudiar cómo los principios de igualdad de género y de condena a abusos sexuales a las modelos son percibidos por los trabajadores internos de empresas del sistema moda. Fue una experiencia interesante y difícil.
-¿Cómo fue ese trabajo, a qué conclusiones llegaste?
En una de las aristas de la primera tesis. En 2016, me interesó saber sobre empoderamiento de la mujer. Mi idea fue darle cierta identidad a mi historia, ya que mi mamá me crió sola y desde ese lugar quise relacionarlo con la fuerza femenino. Ví, supe y experimenté que la mujer puede porque lo viví a partir del ejemplo de mi madre y hasta el mío al esforzarme y luchar. La conclusión fue que si das una oportunidad y le dás el poder a una mujer siempre tenés resultados positivos, tanto a nivel personal, social como empresarial ; es que es la mujer la que educa a sus hijos, la que ahorra, la que organiza la casa, etc., etc. Por otra parte, la segunda parte de la tesis está más enfocada a mi trabajo. Hice foto en la situación de las modelos porque trabajé como tal y siento que hace a mi identidad. En particular, estuve de cerca de amigas modelos que vivieron abusos; es abuso escuchar comentarios hirientes en los castings; la cosificación como persona; las cuestiones referentes a la comida y al peso, los horarios extensos y a veces mal pagos, el pago por parte de las agencias fuera de tiempo y forma, etc. Es cierto que grupos económicos como Kering y LVMH se unieron para mejorar las condiciones de las modelos en el trabajo, pero a veces parece que no son suficientes. Llegué a la conclusión que el #MeToo y otros movimientos como Times Up y Model Alliance todavía son incipientes; resultan más una comunicación de lo que ocurre que un accionar concreto. Como modelo en Gucci me ocupaba mucho de las chicas nuevas, las
asesoraba con las comidas, las acompañaba a los trabajos dentro de la empresa, etc.
¡Tenían 15 años menos que yo! Para mi eran las peques. Había una que me decía »
mamma» (dice entre risas). Soy bastante «justiciera» y mi sueño es un día poder trabajar
para estas fundaciones.
-¿Cuál fue tu trabajo después de ser modelo de fitting?
-En septiembre del año último dejé de ser modelo, y para completar mi master en la universidad pedí hacer un stage en prensa. Trabajé en las oficinas PR de Gucci, primero en WW Fashion Press Officce en Milán y después para Celebrities Press Office en Roma. Refieren a la relación con la prensa, comunicación de productos, eventos y todo lo que tenga que ver con la marca, gestión de las celebridades a quienes viste Gucci y la organización de su presencia en los eventos desfiles o festivales de cine.
-¿Cuál es tu trabajo hoy y por qué te mudás a Roma?
-Ahora soy parte del staff de la Oficina Creativa de Gucci, como product assistant, mi función es seguir en primera persona la creación y el desarrollo de la colección WRTW ( ready to wear femenina). ¡Estoy muy feliz porque vuelvo al mismo team de trabajo con el cual siempre trabajé! Ahora con más experiencia y nuevos conocimientos.
-¿Te vestís con ropa Gucci?
-Tengo mucha ropa Gucci que fue hecha sobre mi cuerpo que obviamente van a quedar en mi armario de por vida. Al haber trabajado más de 10 años en esta firma aprendí mucho a vestirme con distintos estilos, pero siempre respetando mi identidad. Soy una chica de jeans y remera, bastante rock & roll.
-¿Tus próximos pasos?
-Hace tres años le agregué un destino más a mi vida: Ibiza. Ahí tengo una pequeña casita donde me refugio cada vez que puedo escaparme de la ciudad y conectar con la naturaleza. Allí pasaremos Navidad.