Fuente: La Nación ~ Ni para ellos ni para ellas, para ¿ todes? La moda hoy propone una variedad de estilos entre lo masculino y lo femenino que parece nueva, pero no lo es. Avanzar y seguir diluyendo los géneros parece ser el eje de modernidad por donde circulan las tendencias. Acción y movimiento.
Marc Jacobs se sintió libre hace unos años y, en 2012, vistió todo tipo de faldas, hasta se atrevió a la rayada de Prada (verano 2011). Y también vestidos chemise, incluso uno de encaje signé de Comme des Garçons que revelaba sus boxers blancos para la gala del Met. Por otro lado, Brian Boy, el bloggero que se hizo una cirugía para afinarse la nariz y parecer más joven y ¿menos masculino?, se exhibe en su Instagram, en las calles y eventos por el mundo, con lo último de las marcas femeninas. Hasta se lanzó a callejear vestido como Anna Wintour, con vestidos estampados y las mismas sandalias Manolo Blahnik que usa la directora de Vogue. Ni hablar de las carteras que se cuelga: Loewe,Gucci, Dior. todo muy femenino.
Entrecruzamientos
La reciente semana del prêt-à-porter francés hizo gala de lo que es la moda y demostró por qué sigue siendo única. Uno de los hitos ocurrió el tercer día de desfiles, durante la presentación de Maison Margiela a cargo del siempre polémico John Galliano. Más allá de la libre interpretación del diseñador sobre el legado de Martin Margiela, esta vez se animó a más. La firma tiene un concepto diferente respecto de la moda, nada es lo que realmente parece, son piezas subversivas concebidas desde el corte y la confección con una nueva mirada sobre prendas conocidas. El saco y el vestido están reversionados. Y
además están ubicados en un nuevo estamento de género. Hubo una vuelta de tuerca en el casting: también desfilaron modelos transgénero, como las tops Hanne-Gaby Odiele y Teddy Quinlivan, y varones que llevaron vestidos y polleras con un andar natural, nada dramático en un ¿nuevo grito de libertad?
El desfile debut de Hedi Slimane en Céline tuvo un dato más allá de la desaparición del acento en el nombre y el estilo de la ropa que dividió las aguas a favor y en contra. Por primera vez en la historia de la maison hay una colección masculina (con el look personal del diseñador) que tiene un plus, cada prenda es unisex. Un dato para la memoria: en sus días como diseñador de Dior Homme, los trajes y smokings se vendían como pan caliente más entre las mujeres que en los varones.
Más sobre París. Ocurrió el último día, en la pasarela de Louis Vuitton. Además de la fabulosa colección no pasaron desapercibidas tres modelos transgénero que desfilaron ropa de estilo masculino generando una alegre confusión. «Eran todas chicas, era una cuestión de empoderamiento y ambigüedad», comentó en bambalinas Nicolas Ghesquière, el director creativo de LV. Jugar con la ambigüedad fue, valga la redundancia, un juego muy interesante en épocas de poder femenino. Jesica Espinosa, una de las modelos participantes, contó: «Siempre sentí que nací en el cuerpo equivocado, participar en la pasarela de Vuitton vistiendo la ropa que siempre quise usar es un sueño hecho realidad. Esos cortes masculinos para siluetas femeninas me reconfortan tanto como me emocionan».
Ludovic de Saint Sernin (27 años) es uno de los nuevos nombres de la moda francesa masculina. Finalista de uno de los concursos del grupo LVMH, sus dos primeras colecciones en solitario (invierno 2018 y verano 2019) son autobiográficas, relatan su «salida del clóset» en prendas de confección moderada para hombres delicados, con una estética simple, minimalista y muy erótica. Aberturas, tops que destacan la panza, trenchs unisex, shorts minúsculos, tops pequeños y camisas abiertas. «Elegancia sexual» según las palabras del propio Saint Sernin. Son colecciones también pensadas para ser usadas por mujeres. Los pantalones y musculosas cavadas de Brad Davis en Querelle (1982) no tienen nada que envidiar a los del joven creador y son un buen antecedente para empezar a contar la historia que ya no es nueva.
Un último dato de moda internacional. Se llama Alejandro Gómez Palomo pero es conocido como Palomo Spain, es uno de los diseñadores de moda masculina que
apuesta al género fluido. Es ropa para hombres parecida a la de mujer presentada en varones (de estética andrógina, por supuesto). Batas de seda, tops transparentes, bordados barrocos. «Quiero reinventar la masculinidad», dijo en alguna oportunidad. Y lo está logrando.
Las formas del sentir
¿Por qué una mujer puede llevar un traje de saco y pantalón y no solo como símbolo de poder y al hombre se le cuestiona si se pone un vestido? Y ¿dónde quedó el macho tal como lo recordamos, con impostaciones muy opuestas al hombre moderno? Hoy el varón también se cruza de piernas como aquel, pero lo hace de manera más relajada, sin miedo ni vergüenza.
Por otro lado, ¿moda andrógina en estado puro? ¿Este es el nuevo camino de la moda? Las nuevas generaciones ¿están más cerca de este tipo de vestir? Solo queda esperar al recambio generacional y poder mirar, a vuelo de pájaro, el comportamiento a través del código de vestimenta en los próximos años. Hablamos de una nueva generación que está creciendo sin preocuparse demasiado por estas definiciones.
Como se trata de algo más que vestimenta, ¿dónde queda el plan de la Casa Blanca de «borrar» al género transexual en Estados Unidos por medio de una ley que establezca que una persona es masculino o femenino? La vida no es blanco y negro y son esos matices intermedios (ni siquiera hay que llamarlos grises) los que dan una nueva mirada. ¿Acaso la identidad depende de la intolerancia o inseguridad de una persona? La moda una vez más se muestra incorporada a la sociedad con algo más que ropa para vestir el cuerpo.
En el mundo moderno, la tendencia no gender dice presente con mayúsculas. Además, ¿reafirma el papel de los hombres o los empata con las mujeres? Compartir y asumir los roles también pueden asignarse a la moda más allá de las decisiones de quienes quieren gobernar el mundo.