Fuente: La Nación ~ Después del shock inicial, los confinamientos y una serie de temporadas distintas, con desfiles grabados y lookbooks colgados en la web, la alta costura volvió a brillar en París. A causa del coronavirus, las maisons tuvieron que esperar un año y medio para mostrar sus colecciones en vivo (la última semana del haute couture con desfiles presenciales fue en enero de 2020), pero el delay valió la pena. Las grandes firmas lograron sacarnos del sopor pandémico y nos invitaron a soñar con la nueva normalidad.
La vuelta fue híbrida. Algunas casas, como Christian Dior, Chanel y Balenciaga apostaron al show clásico, con un público reducido, barbijos y distancia social, y otros, como el siempre romántico Giambattista Valli, o la vanguardista Schiaparelli avanzaron con sus presentaciones de manera virtual. Más allá de la modalidad del show, al repasar las colecciones otoño 2021, queda claro que los directores creativos volvieron a los archivos de las firmas que lideran en busca de inspiración y le dieron forma a propuestas exquisitas y clásicas.
Hubo dos excepciones. Demna Gvasalia, el diseñador georgiano a cargo de Balenciaga desde 2015, y Daniel Roseberry, el norteamericano apuntado en Schiaparelli en 2019, trascendieron el homenaje e impactaron con colecciones de avanzada. Ambas propuestas estuvieron alineadas, en simultáneo, al ADN de las casas que representan y a un futuro pos pandémico de goce y juego.