Fuente: La Arena ~ Sergio Sereno es el responsable de «Bordados Caldén», una pyme que se dedica a la confección y venta de indumentaria, sobre todo para clubes deportivos. Vende hacia localidades de toda la provincia.
«La mayor parte son para los hinchas. Por ejemplo un club compra dos juegos de 34 camisetas y después hacemos unas 100 que se venden para la hinchada», cuenta Sergio mientras muestra cómo avanza el nuevo modelo que usará Deportivo Telén, una de esas entidades que cada fin de semana reúne a grandes y chicos para gritar fuerte por el equipo del pueblo.
Sergio Sereno tiene 56 años y lleva adelante «Bordados Caldén», una minipyme que se dedica al diseño y confección de indumentaria, desde remeras y buzos para egresados hasta conjuntos deportivos y distintos pedidos para vestimenta de invierno o verano.
«Hacemos el sublimado, el estampado, el bordado, lo que pida el cliente. Mayormente los pedidos son para camiseta y pantalón de juego, o campera y pantalón para distintos deportes como fútbol, vóley, básquet, handball, hockey. Traen un diseño o una imagen y lo hacemos. Al principio hacíamos chaquetas y ambos pero no tienen tanta salida, también hay muchos buzos o remeras para egresados así que nos fuimos enfocando en lo que la demanda te marca».
Sereno, nacido en Winifreda, tiene una larga trayectoria en la industria textil. Empezó como electromecánico en la empresa Calzar cuando tenía 21 años y se capacitó durante un buen tiempo en Buenos Aires en esa firma que supo ser referente en La Pampa (cuando se instaló en el Parque Industrial santarroseño) y que hoy solo es un galpón vacío que desgarró las ilusiones de cientos de personas qué vieron cómo el año pasado se cerraban las puertas y se quedaban sin trabajo.
«Estuve seis años en Calzar. En un momento un compañero me dice de empezar a hacer algo por nuestra cuenta y arrancamos con la fabricación de alpargatas. Era algo muy chiquito, un extra que no significaba nada y que hacíamos en un garage. Pero en la empresa se enteraron y nos echaron. Eso fue en el ’89 y yo tenía a mi primer hijo recién nacido, así que fue durísimo, hubo que pelear con todo hasta que el emprendimiento empezó a andar», recuerda Sergio en medio de máquinas de lo que hoy es su fábrica y empresa sobre la calle Río de la Plata en Santa Rosa.
«El muchacho con el que habíamos empezado a hacer las alpargatas se volvió a Mendoza así que me quedé solo. Con él habíamos dado muchas capacitaciones porque nos contrataban para dar clases en empresas de calzado. En ese momento se abrieron como seis fábricas de alpargatas en distintas localidades de la provincia de Buenos Aires. Con la plata que gané con eso fui armando de a poco lo que hoy tengo».
Sereno arrancó de cero y el negocio de las alpargatas funcionaba pero era temporario. Ese tipo de calzado claramente no tenía demanda ante la llegada del invierno y durante los días de bajas temperaturas no había movimiento económico para la Pyme. Por eso hubo que diversificarse y abrir el abanico de posibilidades a la hora de confeccionar y bordar.
Préstamos.
«Saqué un crédito del CFI (Centro Federal de Inversiones) y compré una bordadora, pero también me pedían la confección. De a poquito incursioné en fabricar ropa y le encontré la veta, así que reemplacé la producción de alpargatas. Con créditos del Banco Pampa empecé a comprar las planchas, el plotter, la sublimadora y me fui equipando para poder ofrecer todas las variantes. Siempre saqué créditos chicos pero que me sirvieron para ir creciendo», cuenta quien está en pareja con Griselda Iglesias (docente de Inglés) y ambos son padres de Luciano (que estudia Comunicación Social en Córdoba) y Emanuel (Ingeniero en Sistemas y a quien muchos conocieron en la última edición de la ExpoPymes por su presentación como el «Mago KN»).
«Hoy las pymes estamos complicadas, es una realidad que no se puede negar. En nuestro caso pasamos de pagar dos mil pesos de luz a diez mil, y de gas de cuatrocientos a cuatromil pesos por mes. Y te encontrás con que los clientes y la producción es la misma y no podés aumentar porque si no te quedás afuera del mercado. Yo nunca bajé los brazos, siempre aposté a esto y siempre fui comprando herramientas nuevas. Me considero joven para seguir y no sé hacer otra cosa, así que siempre me la voy a jugar; pero no se puede desconocer que el rubro textil es uno de los más castigados y cuesta mucho ante esta realidad».
Apoyo estatal.
Sereno destaca que tanto él como otras pymes del rubro reciben colaboración del Estado provincial cuando les encargan indumentaria para las distintas delegaciones o competencias deportivas que se organizan en La Pampa.
«La Provincia nos ayuda y nos da trabajo a los que hacemos indumentaria acá, y eso está bueno porque la competencia que viene de afuera es muchísima y es difícil, y lo mismo pasa con los clubes de los pueblos. Ahora estamos haciendo para todas las inferiores del club Rivera, en la provincia de Buenos Aires, y lo que tienen esos clubes de pueblo es que la gente tiene una identidad muy fuerte, entonces lo que más se vende son para los hinchas».
Esa identidad también se observa a la hora de elegir a una Pyme local como «Caldén», que ya desde su nombre deja en claro su procedencia. «Hoy cada vez más la gente prioriza que sea un producto pampeano, con gente de acá que se levanta todos los días a laburar y hace cosas de calidad. Está bueno eso de valorar lo local, demostrar que la provincia tiene su propia producción y que somos muchos emprendedores que podemos ofrecer una buena opción».