Fuente: Cronista ~ La industria textil es una de las más contaminantes a nivel mundial, por los materiales que emplea, por los desechos que generan las coloraciones químicas y también por el modelo de consumo en masa que tanto desperdicio y desechos generan.
Para cambiar este modelo productivo, la Asociación de Moda Sostenible Argentina (Amsoar) recorre el país con diferentes iniciativas y esta vez le tocó a Jujuy. La Moda Sostenible jujeña tiene a varios emprendedores y marcas locales como protagonistas, que buscan en sus raíces y en su entorno procesos de producción que hagan un mayor aprovechamiento de los recursos.
De todos los emprendedores y pymes locales que participaron en los encuentros realizados en agosto, Bonhomía y Fan Plástico fueron las marcas ganadoras que, además del asesoramiento para perfeccionar sus técnicas productivas, tuvieron también la posibilidad de mostrar sus creaciones en pasarela en un evento especial.
Liliana Cisneros, de Bonhomía, trabaja en el concepto de su marca desde 2016 cuando comenzó a tomar contacto con nuevas técnicas denominadas zero waste, que consiste en dibujar y diseñar patrones de manera estratégica para que no se desperdicie nada de telas. Cero desperdicio, desde el diseño hasta el proceso de producción, esa es la consigna de trabajo. «En Jujuy no hay textileras así que sí o sí los textiles se compran afuera, entonces para ahorrar en la huella de carbono tratamos de comprar localmente telas naturales y estamos experimentando con el teñido a mano, por ahora en colores neutros, naturales», explica la emprendedora y remarca que la técnica cero desperdicio es también una filosofía que llevan incluso a sus packaging que tienen la doble función de convertirse en bolsas para las compras o en mantelitos.
En sus inicios, comenta la fundadora, incluso recorrían ferias americanas para rescatar prendas cuyas telas estuvieran en condiciones para crear nuevos diseños. «Ofrecemos también el servicio post venta de repararación utilizando las mismas telas, para que tengan nueva vida y no se descarten en años», remarca.
Paz Corominas, creadora de Fan Plástico, la segunda empresa elegida por Amsoar, trabaja en su marca desde 2017 y ya venía explorando desde hacía años el descarte de materiales la posibilidad de recuperación. Con la técnica del termofusión empezó el proyecto de manera muy artesanal: «comencé con la plancha de la ropa que usé durante casi un año, hasta que en 2019 gracias a Empretec de Banco Nación visibilicé que esto podía ser un emprendimiento», recuerda. Y aunque se esfuerza para que cada insumo de su marca sea reciclado, aclara que todavía «nos falta poder reciclar los herrajes y los cierres, pero hasta las etiquetas están hechas de tapitas recicladas».
Fan Plástico creó, además, toda su propia cadena de trabajo: reciben en un «punto limpio» las donaciones de plástico, hacen campaña en las redes para que la gente se acerque, y de ahí pasan al taller donde se limpian y se convierten en el paño fanplástico. Luego se arma la mordería y finalmente llega el momento de la costura.
Y como en todas estas pymes, el objetivo de concientización es clave: por eso crearon también la Estación Fan Plástico, un espacio de visitas en una «tienda-restaurante», donde están exhibidos los productos de la marca y se cuentan la historia en detalle sobre cómo se fabrica. «Así acompañamos al cliente a conocer el producto a través de un exhibidor», resume Corominas.
Cero desperdicio, cero contaminación, máxima durabilidad y aprovechamiento. En la práctica, estas marcas enfrentan lo que ellas mismas denominan como «una economía de equilibrista». Nadie dijo que fuera fácil, pero saben que impulsar y liderar el cambio de paradigma, desde la producción hasta el consumo responsable, es la única manera posible de crear una industria textil que realmente se reconcilie con el entorno.
Muy interesante. Faltaria que convoquen a los expertos industriales de gran experiencia,como hacen en Europa.
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