Fuente: Clarín – Asegura que los impuestos pesan 50% en el precio final. Se añade un alto costo financiero. Por la caída de la demanda trabajan al 60% de su capacidad. El guiño a Massa.
La industria textil, una de las mayores empleadoras y con fuerte presencia en casi todas las provincias, estuvo en el banquillo por los altos precios de la indumentaria. Los empresarios de esta cadena, que arranca en el campo con el algodón y otras fibras y llega al shopping, aseguran que hay que mirar los precios mayoristas que en ese sector subieron 80% versus una inflación que los duplica. Se dedicaron ayer a repartir culpas.
Así mencionaron el peso de los impuestos que llega al 50% del valor final, el costo de comercialización y la sobre carga de las tarjetas de crédito. También mencionaron la falta de acceso a dólares para insumos críticos como determinadas fibras de nylon.
Ese fue el cuadro de situación descripto esta mañana por los miembros de la Fundación Pro-Tejer que cumplió 20 años y que también salió al cruce de «otro mito: no somos una industria protegida, Argentina importa el 50%» de las prendas terminadas» aseguraron.
Se refirieron, además, a que las inversiones de los últimos años que totalizan unos US$ 1.000 millones se tradujeron en una ampliación de las instalaciones. Pero la alta inflación y pérdida de poder adquisitivo le juegan una mala pasada: el 40% de esa capacidad instalada está sin utilizar por la caída de la demanda.
“Nos veníamos recuperando fuertemente, pero la restricción de divisas y la baja del poder adquisitivo de la población hizo que la industria se planchara. Porque hoy, ir al supermercado nos duele a todos. Desde agosto que la capacidad instalada empezó a caer y es un signo de alarma. Las empresas no podemos comprar repuestos para las máquinas, insumos que no se fabrican en la Argentina y hay que traerlos de afuera. Más allá de que tenemos problemas con la compra de bienes de capital, que se pactaron un año y medio atrás, cuando las expectativas eran distintas. No hay divisas para pagarlas”, dijo Luciano Galfione, presidente de la Fundación Pro Tejer.
A Jorge Sorabilla, director de la UIA en nombre de la industria textil, no se le escapó el contexto político, pese a la difícil situación del sector. “Ni Donald Trump agarró la motosierra”, deslizó llamando a un «diálogo de verdad» y en obvia crítica a Javier Milei. La edición de este año del encuentro de Pro Tejer se llama Re Unión, en lo que pareció un guiño hacia Sergio Massa. «Coincido que hay muchas cosas que están mal y hay que mejorarlas, pero no rompiendo”, cerró Sorabilla.