Fuente: Clarín – “Nunca tuve un objetivo con mi marca, yo solo quería seguir creando y ser fiel a mí misma”, cuenta la diseñadora Anushka Elliot desde la ciudad de Nueva Delhi, dónde se encuentran los talleres de su marca.
Nació y pasó parte de su infancia en Venezuela, después se mudó a la Argentina, estudió un tiempo en Londres y volvió a Buenos Aires. Viaja mucho a Uruguay, dónde viven sus padres.
La diseñadora Anushka Elliot. Foto: Gentileza Anushka Elliot.
Entre manejar sus tres locales, diseñar sus colecciones y crear piezas a medida para diferentes clientes en su atelier, la vida de Anushka está completamente atravesada por su trabajo y sus viajes.
Sin embargo, cuándo decidió crear su marca en 2014, su filosofía fue un poco diferente a otros emprendedores.
“Al principio, la idea era fluir. Hacemos esta temporada y después vemos, nunca tuve metas tan a largo plazo. Con el tiempo, te vas profesionalizando”, recuerda.
La pasión por la moda la tiene desde chica. Destaca que su elemento favorito es el bordado, detalle característico de sus prendas. “Creo que tengo un ojo estético, a mí me interesa lo visual, los colores, las texturas, las combinaciones. Para mí, si una prenda no tiene ningún detalle, carece de identidad, me gusta que todo tenga un valor agregado”, explica.Sus prendas se caracterizan por el bordado y los detalles. Foto: Gentileza Anushka Elliot.
Y fue esta técnica la que la enamoró de India. “Me vine sola a los 20 años. Estaba en un viaje por Malasia y, como mis papás habían viajado mucho por el mundo porque tienen un local de decoración, me pasaron el contacto de unos proveedores. Una cosa llevó a la otra y se fue dando”, dice Anushka y afirma que no hay muchos países que tengan una técnica de bordado a mano tan aceitada. “Siempre estoy en búsqueda de nuevos lugares, pero acá, en India, tengo ya un vínculo muy fuerte”.
Debido a las técnicas y ritmos de elaboración, sus colecciones suelen ser chicas, con pocas prendas. Ahí entra en juego su atelier, donde diseña y confecciona piezas a medida como vestidos de novia. “La idea es que nadie se quede afuera. Si vos querés tener algo que armamos, vení y te lo hacemos”, se ríe.
Tiene muchos proyectos a futuro, pero no le gusta dar noticias antes de confirmarlas. Por ahora, su idea es expandirse a los Estados Unidos. También está armando una colaboración para el verano con una marca internacional bastante más grande, en Uruguay. “Con las chicas del equipo apostamos a seguir evolucionando. Creo que estamos en un lindo momento”, expresa.Milagros Muñoz es publicista y directora creativa de la marca de ropa, Demiracolo. Foto: Esteban Leyba.
Milagros Muñoz, de Demiracolo
“Siempre supe que iba a tener o manejar una empresa”, dice Milagros Muñoz (28) entre percheros llenos de diseños de colores fuertes y estampas geométricas, desde su local de Palermo Soho. La sanjuanina es fundadora y directora creativa de Demiracolo.
La marca que se caracteriza por sus tejidos y su estética maximalista comenzó a gestarse en 2019, cuando Milagros se recibió de Licenciada en Publicidad en la Universidad Siglo 21, en Córdoba capital. “Estaba buscando mi voz”, recuerda. “También me pasaba que no me sentía representada por ninguna marca y dije: “voy a empezar a hacer algo con lo que me sienta identificada».
El concepto era claro, quería inspirarse en la estética italiana que asociaba a sus abuelos inmigrantes, pero siempre desde la proyección de su estilo personal. Lo que siguió fue una búsqueda de diseñadores, proveedores y, por supuesto, mentores que pudieran asesorarla sobre emprender en una industria completamente nueva.La diseñadora posa en su local de Palermo Soho. Foto: Esteban Leyba.
“Arranqué finalmente en 2020. Fue un caos, yo no entendía el rubro. Le escribía a gente dueña de marcas por Instagram para que me asesore y muchos me ayudaron un montón”, explica. “Así me fui metiendo y encontrando los equipos indicados. Todo empezó a fluir”. Pasaron casi cinco años y hace seis meses abrió su local de la calle Gorriti. “Fue una necesidad absoluta, perdía muchas ventas porque hay gente que de verdad le gusta probarse la ropa”, cuenta y recuerda una instancia pre-local en la que invitó a una clienta a su casa para cerrar una venta de más de 15 prendas.
Además, tuvo la oportunidad de participar de la última edición de BAFWeek, en el marco del concurso “Autores de Moda BA”, donde presentó su colección de invierno, Le Farfalle. “Era uno de mis objetivos para 2024 así que estoy muy contenta”, afirma. “Fue todo súper rápido, creo que tuve 10 días para preparar todo”.
La colección inspirada en los fideos “moñito” combina una comida típica de su infancia con una de las tendencias de los últimos meses. “A mí en general las tendencias me cansan, me abruman. Pero quise incorporar la moda de los moños a la marca de manera más creativa”. A pesar de tener diseños llamativos, con colores vibrantes y tejidos imponentes, sostiene la idea de reversionar clásicos. “A largo plazo me encantaría incorporar más básicos, pero con una vuelta. Y para las próximas colecciones, jeans”.Agostina Belén Hidalgo es la creadora de Agoshida, marca ganadora de la ultima edición de «Autores de Moda BA» en BAFWeek. Foto: Esteban Leyba.
Agostina Hidalgo, de Agoshida
Empezó un verano descosiendo jeans para un proyecto de la diseñadora Jessica Trosman mientras estudiaba Diseño de Indumentaria en FADU. Tiempo después se volvió su aprendiz y mano derecha y, en 2021, Agostina Belén Hidalgo decidió lanzar su propia marca, Agoshida. “Jessica me enseñó un montón, pero a mí me gustan los desafíos”, recuerda contenta.
Cada una de sus piezas es única o está realizada en muy pequeñas cantidades, a mano. Combina su pasión por la sastrería con el estilo urbano y los materiales que utiliza no suelen ser los mismos. “Yo trabajo con todas telas planas. Lana, gabardina, camiseros. Pero amo la seda, me encanta”, explica.
“No es un material fácil. Cortarlo es mega complicado, es carísimo y no hay tanta cantidad. Pero lo hago porque realmente lo siento. Me gusta que el diseño sea algo lúdico. Necesito que me divierta, disfrutar de hacerlo, sino no funciona para mí”.
Agostina trabaja desde su casa. Por ahora no le interesa tener su propio taller o local. Cuenta que parte de su decisión de mantener su trabajo a pequeña escala viene de una conversación que tuvo con la diseñadora Camila Milessi, de la marca Kostüme, durante la última presentación de la que participó como diseñadora en JT.
“Le dije: ‘Quiero hacer algo chiquito pero, bueno, después crecer’ Y ella me dijo ‘siempre chiquito’. Me re quedó ese consejo. Chiquito no es malo, lo podés controlar, hacer las cosas que te gustan”.La diseñadora trabaja desde su casa realizando piezas únicas. Foto: Esteban Leyba.
Así, entre vinilos, tazas de té y libros en español, inglés y francés, Agostina ideó y produjo la colección “Apariciones”, con la que ganó el concurso “Autores de Moda BA” durante la última edición de BAFWeek. Inspirada en el terror y en la parálisis del sueño, la colección presenta prendas como trajes de organza, tops de gasa, pantalones sastres de algodón y bufandas de pelo.
“Yo trabajo con amigos y también quise que fueran mis modelos. Así que el desfile fue toda una gran colaboración. La energía que había era hermosa”, dice sobre el trabajo por el cual ganó una beca para estudiar imagen y estilismo en el Istituto Marangoni de Milán. “La verdad que nunca pensé que iba a quedar. Estoy super feliz”.
Conocer Europa la emociona mucho, especialmente porque en su viaje planea visitar las semanas de la moda de Milán y París. “Me gustaría hacer una exposición en París con unos amigos que viven ahí. Y llevar el diseño argentino afuera”.Marti Douelle y Loli Demaestri son los creadores de Meristemo. Foto: Ariel Grinberg.
Demaestri y Douelle, de Meristemo
Loli Demaestri es fotógrafo, oriundo de Junín. Marti Douelle es diseñadora de indumentaria, nacida en Tres Arroyos. Hace 14 años están en pareja y tienen dos hijos. Desde 2014 son los creadores de la marca de tejidos artesanales Meristemo. “Estamos en plena búsqueda, todo fue pasando de a poco”, cuenta Loli desde su estudio y oficina en el tercer piso de la casa que comparten en Recoleta.
Sin embargo, el nacimiento de su marca fue extremadamente rápido. Cada uno trabajaba por su parte: Marti era diseñadora textil en una marca de shopping, y en su tiempo extra comenzaron a vender vestidos y blusas como proyecto personal. “Un día Loli me dijo: ‘¿Por qué no dejamos los trabajos fijos y nos vamos a vender la ropa de mochileros?’”, recuerda Marti. Al principio la idea le pareció descabellada, pero finalmente accedió.
Durante un año entero recorrieron por tierra el continente, desde el sur de Brasil hasta la ciudad de Los Ángeles, con una mochila cada uno, los productos ya terminados y las diferentes telas que compraron en el camino. “Durante todo el viaje pudimos vivir de lo que vendíamos. Entonces dijimos: ‘Bueno, pará, tomémoslo más en serio’ y empezamos a fabricar acá”, agrega.La pareja se dedica desde hace 10 años al diseño y fabricación de prendas tejidas. Foto: Ariel Grinberg.
Decidieron dedicarse a producir lo que Marti ya conocía: suéteres. Aunque empezaron con máquinas semi industriales y ahora ofrecen algunos modelos industriales para abastecer la demanda y poder abaratar precios a medida que crece su firma, Meristemo es conocida por sus tejidos a mano.
“Lo que más nos gusta es el contacto con lo artesanal. Por más que la misma tejedora haga varias prendas, cada una tiene un poco de manga distinta, un poco de sisa, espalda, largo. Cada pieza es única”, explica Loli sobre sus productos estrella. Marti sostiene que su material favorito para el invierno es el mohair, hilado de cabra, porque “es calentito y no hace pelotita”. En verano se inclinan más por el algodón y la seda.
A pesar de trabajar solo con talles únicos, sus productos buscan ser adaptables a todos los usos y cuerpos posibles. “Todo lo que trabajamos es bastante holgado, no hacemos cosas ajustadas. Es una de las cosas buenas del tejido”, explica Marti. A futuro buscan llevar la tradición artesanal de sus productos al exterior. “Nos encantaría vender en invierno acá y llevar la producción de verano a Europa, por ejemplo”, concluye Loli.