~La Nación~ Corrían los años 60 y José Sasson, con 17 años y unas tijeras, hacía manteles y colchas para bebes en la cocina de sus padres con las telas de la sedería que tenían en Lanús. Luego, él mismo se encargaría de venderlas. Con el paso del tiempo, y con la ayuda de su hermano, fueron agregando sábanas y toallas, para pasar de la comercialización de telas a la distribución mayorista de estos productos y expandirse al interior. A fines de los 80, Sasson abrió su primer local de venta directa, que se llamó Arredo. Sus cuatro hijos se fueron sumando, al igual que él, casi adolescentes, a principios de los 90.
Arredo, que se especializa en productos de blanco para el hogar, hoy tiene 57 locales en la Argentina y Uruguay, y 25 franquicias en el interior. Y sigue siendo una empresa familiar.
1 Un lugar para cada uno, y cada uno en su lugar.
La segunda generación de los Sasson son cuatro y son muy diferentes entre sí. Sebastián, de 44 años, es licenciado en Economía; Agustín, de 40, estudió Diseño de Indumentaria y es director creativo; Tomás (30) estudió Letras y también comenzó a los dieciocho años en Recursos Humanos. El más chico, de 19, todavía no se incorporó formalmente, estudia Economía. «Una de las virtudes de papá es haber sabido generar espacios -dice Sebastián-. Nos permitió llevar adelante todo lo que se nos ocurría y siempre sentimos que teníamos la posibilidad de desarrollarnos, de hacer nuestro aporte, y que ese aporte fuera reconocido». Cuentan que una vez a José alguien le dijo, «Qué bueno que tus hijos trabajen con vos». A lo que él respondió: «Bueno, en realidad soy yo el que trabaja con ellos»....ver nota completa