Fuente: Clarín ~ Es un diseñador disruptivo, tiene 23 años y viste a Valeria Mazza y Pampita. Su historia de resiliencia.
Peinado batido, en alto, muy al estilo The Cure, que recuerda al Cerati de los “raros peinados nuevos”. Impecablemente maquillado: un delineador negro resalta sus ojos claros.
Traje estampado multicolor. Zapatones negros con plataforma. Digamos que no pasa inadvertido jamás. Así irrumpe en la suite presidencial del hotel Hilton, en Puerto Madero, para hacer las fotos de esta revista. Basta de misterio: estamos ante Jorge Rey, el nuevo niño mimado de la moda argentina.
Tiene sólo 23 años y tras su primer gran desfile porteño en 2018 –el Six O’ Clock Tea, un evento paquete a beneficio–, se convirtió en revelación siendo aún teenager.
Hacía poco había llegado desde su ciudad natal, Rufino (Santa Fe), y ya se empezaba a repetir su monárquico apellido. Anamá Ferreira, Adriana Costantini, Andrea Bonelli y Barby Franco fueron las primeras famosas en llevar sus diseños.
Al poco tiempo, puso su atelier en Recoleta y llegaron nuevas clientas como Lali Espósito, Juana Viale, Natalia Oreiro, Valeria Mazza y, sobre todo, Carolina “Pampita” Ardohain.
Fue ella quien hizo brillar el nombre de Jorge Rey en la entrega de los Martín Fierro el año pasado: usó un vestido de maxi falda, hecho en raso italiano con bordados en gemas y cristales, cuya cola medía dos metros y medio. ¿Quién podía sacar la vista de semejante lujo y glamour?
Todavía nadie sabía que su breve historia ya contenía datos de resiliencia: superar el bullying de chico por su peso (llegó a los 135 kilos) y su orientación sexual, sin contar un grave accidente automovilístico sufrido a los 13 años.
«Vengo de la llanura pampeana, donde no había nada…Eso me dio herramientas para ser quien soy»Jorge Rey, diseñador
“Eso me define. Vengo de la llanura pampeana. En Rufino no hay nada, pero nada de nada. Es un pueblo entre las rutas 7 y 33 y como ahí no había nada de lo que yo quería hacer, tuve que crearlo o venirme a Buenos Aires a buscarlo. Tuve que ingeniármelas para hacer todo, desde un traje para patín artístico hasta una producción de moda. Pero, ¿sabés algo? Hacer todo donde no hay nada me dio las herramientas para llegar a ser lo que soy.”
El mundo según Jorge Rey
Imaginemos por un instante que Jorge sale a la calle y se ve a sí mismo caminando, con sus peinados, sus trajes, sus plataformas. Él tiene un piropo para decirse.
“¡Qué libre que es!”, lanza y se explaya: “Yo admiro la libertad en todo. No soy de esos caretas que dicen apoyar la libertad, pero después la juzgan en los demás. ‘Seamos libres’, dicen, pero después la ven en otro y les da miedo. Me gusta sentirme libre para decir lo que quiero en la calle con mi look. Puedo ver a alguien, descubrir que me gustan sus botas y parar a esa persona para decírselo. Porque no olvidemos que la moda es para expresarse. La imagen de uno comunica siempre mas allá de lo que se diga con la boca”.
-¿Sentís que la fama te da aún más libertad?
-Tengo más facilidad para poder llevar a cabo lo que quiero, pero la libertad siempre estuvo. Estoy creando mi propia realidad. Todo lo que hoy soy, en algún momento lo pensé y lo proyecté hacia el futuro. Dije: “Qué divertido sería hacer esto” y luego lo hice.
Aquel niño de Rufino
Jorge cuenta que, cuando era chico, se mostraba curioso, inquieto, hiperkinético. “Siempre tuve carácter, soy escorpiano, de armas tomar”, dice. “Y creo firmemente que lo que no te mata te hace más fuerte. Además tengo ascendente en Capricornio: me gusta que todo vaya para adelante y hacer, concretar, llevarlo a cabo.”
-¿Recordás alguna anécdota de esos años de infancia?
-Cuando vine a ver Casi ángeles a la calle Corrientes, no me quisieron comprar las alitas de merchandising que vendían a la salida del teatro. Así que cuando volví a casa, me las hice yo. Fui a una librería, compre los materiales y listo. Siempre fui muy detallista como buen observador. ¡Siempre quise ser un ángel y lo logré! Jorge Rey, el nuevo niño mimado de la moda. Foto: Andrés D’Elía.
-Y ahora sos el ciudadano ilustre de Rufino, me imagino.
-No sé si tanto. Pero una vez entré a un restaurante y me empezaron a aplaudir todos de pie (se pone colorado). Casi me muero de la vergüenza.
-¿Pero no trabajás para ser reconocido en un punto?
-En realidad, lo que más me gusta es lo que sucede cuando alguien se acerca y me dice que se ve reflejado en mí por la libertad de ser yo mismo. Creo que así estoy generando en el otro un cambio.
-¿No te da miedo que el personaje Jorge Rey tape un poco al diseñador?
-No, porque Jorge Rey diseñador sin Jorge Rey persona no existe, son parte de lo mismo. El otro día una persona me preguntó: “¿Qué disfraz vas a ponerte hoy?” A lo que contesté: “No sé qué personaje mío va a salir a la luz hoy”.
-¿Seguís siendo tan inquieto como cuando eras chico?
-No paro nunca. Para mí, lo mas importante es hacer. Medito, entreno, voy al atelier con mis clientas, tomo clases de baile y canto…
-¿Y cuándo parás?
-Cuando medito, o cuando llego de grabar y me saco el maquillaje y estoy tranquilo. Tengo toda la noche para descansar.
-Veo que no padecés el ritmo de vida como la mayoría de los humanos.
-No, para nada. A veces, en una semana, puedo tener hasta seis eventos, y el día que me quedó libre digo: “¿Y ahora qué hago?“ Me puedo quedar viendo una serie, pero últimamente no lo hago más, siento que eso me consume la vida. Post pandemia se acabó la etapa de series para mí. Hoy sólo me entretiene crear y hacer. Hago mil cosas a la vez. No puedo limitar mi creatividad.
Soy muy honesto y le he dicho a muchas clientas: ‘Eso te queda horrible’. Jorge Rey, diseñador
La moda según Rey
Sus vestidos exhiben muchas capas de tul, plumas, colores fuertes, escotes profundos y apliques de piedras. Pero, para Jorge, la moda no sólo se reduce a una cuestión de ropa para lucir y brillar.
“La moda es algo social”, define. “Yo me tomo taxis todo el día, desde mi casa en Cañitas hasta el atelier que puse en Santa Fe y Callao. Con el taxista hablamos de todo. Los taxistas se sueltan, me cuentan todo lo que pasa: me dan la tendencia de hacia dónde va la realidad. Me encantan, además, los lugares under, esos subsuelos que hay en Buenos Aires, donde podés ver la moda de los más jóvenes. Estoy atento a esta onda emo, medio dark, que está resurgiendo. Me gusta palpar la moda en la calle. Porque primero está la calle y la gente y luego las redes sociales.”
-¿Cómo es tu proceso creativo?
–Aplico mis estudios, no soy un improvisado. Primero estudié en Rufino con una modista llamada Rosa, y luego en la Universidad de Palermo durante un año y medio. Empecé a trabajar enseguida. Me gusta el poder que te da la independencia: gano mi propio dinero y no dependo de nadie. Voy construyendo lo mío y hago lo que siento, aunque a veces por supuesto, me equivoco.
-Hablame de Rosa, la mujer que te enseñó a coser.
-Ya no cose más. Me acompañó cuando abrí el atelier acá en Buenos Aires, y luego volvió a Rufino. Ahora tiene más de 80 años… Es como mi abuela, mi confidente. Ella sabe todo de mi vida. A los 15, la visitaba todos los días y aprendía de ella. Rosa me escuchaba y siempre me decía: “Vos tenés el arte en tus manos, porque con eso se nace, no se consigue en ningún lado, esa facilidad de crear. Lo tuyo es un don”. Me gusta la excelencia y creo que siempre todo puede estar mejor. Hablamos a diario hasta hoy. La adoro.
-¿Qué otras mujeres tenés como referentes?
-Obvio que mi mamá, mi hermana y mi abuela que era peluquera. Siempre estaba con su pelo impecable, increíble. Creo que todo el tema de trabajar mi pelo lo aprendí de ella, que falleció este año. El 2022 fue un año fuerte para mí.
-¿Cómo es la mujer que se pone un vestido tuyo?
-Es extrovertida, divertida y no tiene ningún problema con la mirada del otro. Jorge Rey arma sus looks de alto impacto al detalle. Foto: Andrés D’Elía.
-¿Pero quién tiene la última palabra cuando le hacés un vestido a una clienta?
-Depende de las personas. Soy muy honesto y le he dicho a algunas clientas “Esto te queda horrible”. Como diseñador, tengo que decir la verdad. Algunas se enojan y no vuelven más. Si yo voy a un diseñador, me gusta que me diga la verdad. No hago un vestido para vender y nada más. Tiene que quedar bien. Esa mujer esta representando a la marca. Y yo cuido mi marca, porque ahora proyecto en vender un poco hacia el extranjero el año próximo.
-¿Soñás con el Imperio Rey?
-Me gusta crecer. Soy adicto a los perfumes y los sumaré a mi marca. Quiero ser más que un diseñador. Ahora hice varios casting para varias series, estoy componiendo música, hice mi primera comedia musical… Voy fluyendo y creo que todo se irá dando naturalmente.
-¿Es caro un Jorge Rey?
-Dinero, no: no me gusta hablar de plata con nadie. A mis clientas les armo el presupuesto y si lo aceptan, trabajamos. Simple. Además, ¿qué es caro y qué es barato? Es muy relativo todo.
-Tus vestidos son muy llamativos, ¿pero pueden repetirse?
-Claro que puede usarse varias veces, y ahora además un vestido de alta costura puede mezclarse con prendas más urbanas, casuales, como una campera de jean o de cuero, un par de borcegos, algo más street style.
-¿Le sirve a un diseñador que una famosa lleve su ropa?
-Claro que sí, te da mucha visibilidad. He vestido desde Valeria Mazza hasta Lali Espósito y la trapera Emilia Mernes.
-¿Te gusta la movida del trap?
-Me encanta, porque ahí hay una tendencia hacia algo más disruptivo. Y, bueno, a mí me gusta hacer moda disruptiva y glamorosa.
Me aburre el egocentrismo; es demodé. Hoy la moda es divertirse. Me gustan la los buenos tratos. No vengo a competir con nadie.Jorge Rey, diseñador
-Hay diseñadores que toda la vida hacen lo mismo: Armani, Versace, Carolina Herrera, ¿cómo ves tu estilo en unos años?
-Lo único que sé es que siempre habrá brillos en mi ropa. Me gusta jugar con la morfología del cuerpo, con partes que salen, partes que entran.
-¿Tenés diseñadores favoritos?
-Me gustan mucho Dolce & Gabbana, Gucci, Giambattista Valli, Valentino....
-¿Mirás a los clásicos o a los de tu generación?
–No miro, ni admiro a nadie. La verdad, sólo admiro a mi perra que me salvó cuando tuve un accidente el 31 de diciembre de 2011. Se llama Gala, es una Border Collie con un ojo celeste y otro verde. Ella me contuvo en la recuperación después de que me atropelló un auto. También admiro a mi hermana que se abrió un camino como ingeniera agrónoma en el campo, que es un medio muy machista. Yo soy medio autista, vivo en mi universo y no comparo nada. Creo y hago según lo que siento.
-¿Cómo te llevás con los celos y los egos que hay en este mundo?
–Me aburre el egocentrismo; es demodé. Hoy la moda es divertirse. Me gustan la los buenos tratos. No vengo a competir con nadie ni a sacarle el puesto a nadie. Todos somos únicos. En el universo hay lugar para todos.
Entre la moda y la actuación
Jorge Rey está por hacer un viaje a Los Ángeles, del que no da detalles, pero deja entrever que está relacionado con la actuación, con hacer castings.
También hay algo musical dando vueltas. Hace unas semanas, hizo una versión teatral de Cenicienta. “Lo di todo en la obra”, cuenta.
“Era una historia graciosa donde hacía de George Queen, el diseñador.” Venimos del Mundial,
-¿Cómo lo viviste?
-No me interesó para nada. Es más, uno de los días en que jugó Argentina yo estaba haciéndome unos masajes. Me da ansiedad. Obvio, que siempre quiero que Argentina sea campeón porque sé que eso hace feliz a mucha gente, pero el fútbol no me interesa. Te diría que veo un partido por los jugadores, ¡que son unas bombas! (risas)
-¿Creés en el amor?
-¡Claro! Sueño con una casa, hijos y perros. Hace algún tiempo me rompieron el corazón, así que ahora no ando buscando el amor. Si sucede, sucede. En el fondo, soy muy conservador. Porque soy libre, pero la libertad no es sinónimo de libertinaje, como se quiere hacer creer hoy en día.
-¿De acá a treinta años creés que vas a cumplir tu sueño?
-Me veo más feliz. Haciendo siempre lo que me gusta. Y libre.