Fuente: Clarín ~ Eugenia Ignatti calza 43 desde los 12 años y desde entonces sabe lo difícil que es conseguir pares de su tamaño. “Lo que hacemos es muy inclusivo”, dice orgullosa.
Calzado de hombre y zapatos incómodos hechos a medida fueron las alternativas que Eugenia Ignatti manejó durante toda su vida debido a una condición que la acompaña desde los 11 años. La vecina de Temperley calza 43 desde que era una niña y desde entonces esto le trajo muchos dolores de cabeza. Pero ya no.
Eugenia, junto a su marido y su hijo Benjamín, el mimado de la familia.
Hace cuatro años Eugenia se propuso terminar con los dolores de cabeza que le traía la elección de un calzado que le fuera cómodo, estético y no costara un dineral por el hecho de ser a medida. Por eso, decidió hacer algo al respecto. “Estaba cansada de que jugaran con la ilusión de una de ponerse un zapato y que hicieran cualquier cosa”, recuerda y agrega: “Había casas que se dedicaban a hacer talles grandes, pero cobraban cualquier barbaridad y no lo valían ni en calidad ni en diseño”.
Casi desesperanzada, Eugenia empezó a barajar opciones y a investigar junto a su marido sobre cómo podía contribuir a la causa. Así fue como abrió su marca de zapatos de talles especiales, a la que llamó Huma Calzados. “Al comienzo empezamos haciendo del 41 al 44 de mujer y después incorporamos modelos de hombre, que van del 46 al 50. Además, por encargo, hacemos 45 y 46 de dama”, cuenta la vecina de Temperley y agrega que comenzaron el emprendimiento con nueve modelos y hoy ya llevan diseñados más de 100.
Desde el primer día tuvo el apoyo incondicional de su marido, Hugo César Meiojas (38), y con su ayuda juntos pudieron lograr algo que nunca imaginaron. “Vivimos muchas noches sin dormir, corridas de taller a taller, mucha mala sangre y también mucho esfuerzo”, cuenta la vecina de Temperley.
Benjamín (2), fruto de la relación entre Eugenia y Hugo, también forma parte del proyecto familiar y se adapta a las circunstancias. “Es el bebé de todas las clientas y juega con todos los que vienen. Es un personaje, súper sociable. Además, dibujamos y nos divertimos”, cuentan.
Gracias a su negocio, que se ubica en Hipólito Yrigoyen 10768, pudo conocer a muchas otras personas que viven experiencias similares a la suya. “Las chicas vienen y se sientan, tomamos mates y comemos galletitas. A través del negocio me encontré con muchas historias de vida y me gusta, porque lo que hacemos es inclusivo”, confiesa Eugenia, y añade: “Hay chicas que vienen y lloran cuando encuentran un zapato que les gusta porque es la primera vez que se pueden poner una sandalia o una bota. Sentimos que es un bien que le hacemos a otra persona”.
Una de las clientas que llegó a las puertas de su local en busca de calzado cómodo y estéticamente lindo fue Lizzy Tagliani. La reconocida actriz se llevó de Huma Calzados algunos modelos que utilizó arriba de los escenarios. “Nos invitó al teatro a ver su unipersonal y vimos cómo en cada uno de sus cambios tuvo nuestros zapatos. No lo podíamos creer, fue un sueño. Nos sentimos muy orgullosos”, recuerda Eugenia.
Pero su proyecto y sus ganas de pensar en los demás no se limitan a la problemática que vivió en carne propia y logró superar por medio de su emprendimiento. Eugenia también se acuerda de las que se encuentran en el otro extremo: aquellas que calzan poco y apuesta a este segmento para seguir creciendo con su marca de zapatos. “Hace poco agregamos modelos del 32 al 34 de mujer, porque como están las chicas de pie grande, también hay chicas que calzan poquito y no consiguen calzados lindos de vestir y que no sean de nena”, señala.
“Siempre pensamos en cómo mejorar, vemos qué diseños nuevos hay. Buscamos nuevas ideas para las temporadas. Estamos súper contentos y le ponemos mucho amor y muchas pilas a lo que hacemos. Estoy orgullosa de lo que iniciamos con mi marido porque va dando sus frutos”, cierra.