“Ganga”, “remate total” y “70% off”: la avenida porteña que se bajó de las marcas premium y vive en liquidación constante

Fuente: Clarín – Las vacaciones de invierno en la Ciudad le dieron un shot de clientes a la avenida Santa Fe. Fuerte pero corto. «Ya se termina esto y las ventas van a volver a caer. Ya mandamos a hacer los carteles de 3×2, 4×3. Si no rematás, si no rebajás en serio, no entra nadie«.

Una vendedora se lo dice a Clarín mientras no para de doblar ropa. Son remeras crop top de algodón -bien del verano-, vestiditos «talle único», pantalones de jean talle 36. El remanente que no se vendió y va a estar en una de las mesas. El cartel no se esfuerza mucho:$ 8.000 y $ 10.000 en seleccionadas (consultar en caja). Es el outlet del outlet.

A la altura de Pueyrredón, en el local de al lado, en vez de mesas directamente hay canastos. La ropa en mimbre es el símbolo argentino (como en Miami los larguísimos percheros atiborrados de ropa) que indica un mensaje directo: «Lo más barato que vas a encontrar en este negocio».

Las clientas de la tienda -100% mujeres un lunes al mediodía- levantan con dos dedos una puntita de la prenda y agarran o pasan a otra. Más que «revolver», la acción casi es scrollear. Un swipe en vivo. Como un Tinder de ropa. Pero acá sí que está baja la vara.

Hay un agujerito. No es el color más de moda. Afuera hace frío y el mejor canasto tiene remeras manga corta. Pero si hay buen descuento, hay match.Los comerciantes innovan con sus formas de comunicar las ofertas. Foto: Fernando de la OrdenLos comerciantes innovan con sus formas de comunicar las ofertas. Foto: Fernando de la Orden

La avenida Santa Fe -tradicionalmente reconocida por su oferta de moda y ropa de marca- se convirtió en un extenso pasillo de rebajas y promociones. Las vidrieras dicen “Ganga”, “Remate total” y hasta “70% off”.

Es una liquidación generalizada, constante y a cielo abierto. Anzuelo desesperado de comerciantes que ven mucha gente pasar, pero pocos clientes.

También muestran la tendencia: como en la calle Florida, que Clarín contó que está en alerta, de acá también se fueron muchas tiendas reconocidas, y se ven más las de ropa sin marca.

Pero, a la par, también están las que ascendieron. Las que tenían un puñado de pequeños locales, un showroom o una exitosa tienda online y «llegaron» a la avenida Santa Fe. Algo impensable hace una década."Hasta 70% off", los descuentos fuertes son el anzuelo de una avenida que dejó el glam y se adaptó al bolsillo. Foto: Fernando de la Orden«Hasta 70% off», los descuentos fuertes son el anzuelo de una avenida que dejó el glam y se adaptó al bolsillo. Foto: Fernando de la Orden

En «modo canasto»

Dos de cada 3 vidrieras, de una forma u otra, avisan que se pasaron al «canasto» (en sentido figurado esta vez). Algunas tienen prolijos vinilos de sale o banners con los porcentajes a descontar.

Otras están en el próximo nivel.

Los vidrios con las típicas pinceladas blancas de cuando un local está en construcción y una promo cronometrada al mejor estilo hay un Hot Sale online: «Remate total. Al costo. Solo efectivo. 7 únicos días».Remate total. Otro de los carteles que se repiten sobre la avenida Santa Fe. Foto: Fernando de la OrdenRemate total. Otro de los carteles que se repiten sobre la avenida Santa Fe. Foto: Fernando de la Orden

Con una inflación que supera el 270% interanual y en un contexto de caída del consumo masivo del orden del 12,5% mensual en junio, según la consultora Scentia, la indumentaria está en entre los rubros más de recortados, justo después del presupuesto destinado «al ocio o al esparcimiento».

Las marcas «intermedias», desde marroquinería hasta zapatos, también tienen carteles con precios tachados en rojo. Unas zapatillas de vestir que pasaron de $ 90.000 a $ 79.000, bandoleras que bajaron de $ 120.000 a $ 95.000. Aunque esté prohibido por ley cobrar recargo con débito, en las vidrieras es explícito el «solo cash».

No se puede obviar que hasta Zara, que al 1900 tiene un local de varios pisos y arriba tiene la última colección, en el ingreso tiene ropa de saldo: camisas, blusas, remeras y pulóveres a $ 29.000, pantalones desde $ 59.000. Ofertas de todo tipo en Santa Fe, la avenida porteña que se bajó de las marcas premium. Foto: Fernando de la OrdenOfertas de todo tipo en Santa Fe, la avenida porteña que se bajó de las marcas premium. Foto: Fernando de la Orden

Su modo «canasto» es bastante punzante:hay percheros de prendas con fallas, manchas de labial, agujeros o mangas desconocidas. Las vendedoras repiten constantemente: «Son últimas prendas» o «Si no está colgado no hay».

Ese gigante de la moda (en el mundo y también en la avenida Santa Fe) sí se puede decir que vende. Las tres cajas tienen fila. A modo de ejemplo, una marca argentina de muy bajo costo, a poco metros de Zara, también con varios pisos y hasta con escaleras mecánicas, muestra un panorama opuesto: este lunes había dos clientes por nivel.

No hay dudas de que los precios están lejos de ser los de Avellaneda y Nazca, el templo de compras de Flores. Pero, salvando la infinita variedad que ofrece la primera avenida, hay ropa y precios que se repiten en ambos puntos antes tan dispares en público de la Capital.

Como los sweaters (importados de china) a $ 23.000, que pasan a $ 19.000 si es en efectivo o los jeans que pasan de $ 37.000 a $ 32.000.

El punto a favor para la avenida Santa Fe es que ningún local tiene un número mínimo de prendas que condicione el precio y en todos se permite pasar al probador.

La economía en un perchero

Según el Índice de Ventas Minoristas Pymes de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), la ropa fue el rubro con menor caída de ventas, con una variación interanual de -0,9%.

Pero analizando el Día del Padre, una fecha caliente que resultó ser la peor desde la pandemia, y aunque la indumentaria fue la única que dio apenas positivo, como explicaron desde la cámara, ese optimismo «engaña», porque la comparación es contra “una base muy pobre” si se tiene en cuenta que esa categoría cayó hasta 20% el año pasado.

El 35% de los comercios consultados redujeron gastos operativos, mientras que otro 26,5% diversificó productos para suplir la falta de ventas.

Según el mismo índice, la estabilidad en las listas de precios se tomó como un alivio en todos los rubros. Pero la tranquilidad se traslada a la preocupación por los altos costos del consumo de energía. Todavía faltan tramos de aumentos en las tarifas, postergados por el Gobierno.

Los alquileres, en cambio, según pudo saber Clarín, en esa avenida, están acorde a «sostener los locales abiertos».

Si bien no hay vacancia, hay locales de venta de ropa sin marca que parecería que están «de paso» o, al menos, que no apostaron justamente a la identidad de marca. No tienen ni el nombre en la vidriera. Esta tendencia de ajuste y adaptación es palpable en cada esquina de la avenida Santa Fe.

SC

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