Fuente: Página12 – El empresario y presidente de la Fundación Pro Tejer, Luciano Galfione, habló sobre la caída drástica en el consumo y lo que espera el sector en el corto plazo. «El ser humano necesita alimentarse y vestirse, y solo de una puede prescindir», señaló.
La industria textil nacional sigue en caída libre y no pareciera haber un repunte en el horizonte. En esta actividad, que ya sufrió una baja del 40 por ciento en los últimos meses, la promesa de la recuperación en “V” que tanto prometía Javier Milei no es más que una expectativa vacía.
Así lo explicó en la 750 Luciano Galfione, empresario textil y presidente de la Fundación Pro Tejer, quien señaló que esto se debe a que el sector viene de una caída drástica y a que no se ve un “amesetamiento”. Es decir, el declive no se detiene.
“El (sector) textil se parece mucho a lo que pasa en la sociedad. Vemos que nuestra actividad se ha desplomado en un orden del 40 por ciento. Estamos atravesando una situación compleja”, sostuvo Galfione, ante la pregunta de Víctor Hugo Morales.
Esto no es un dato menor, teniendo en cuenta que muchas empresas, sobre todo las grandes, ya comenzaron con procesos de despidos y de licencias y que las pymes soportan en los últimos meses ventas bajísimas y una caída en la producción, que por ahora no afecta masivamente al personal.
“Las pymes lo último que hacen es despedir. Pero hay empresas más grandes que no pueden aguantar la coyuntura. Solo hablando del sector más industrial -tenemos una cadena de valor muy larga-, en los primeros eslabones hemos tenido 3.500 despidos y más de 8.500 suspensiones”, precisó Galfione.
El dato, agregó, se queda corto si lo que se quiere hacer es analizar todos los despidos en el “área de indumentaria”, donde si bien “es más difícil tener la estadística” esa cifra, posiblemente, sea mucho mayor.
“Decimos lo que nos pasa. Nos cuesta hacer futurología. Nos basamos en los datos que tenemos. Venimos en caída y no vimos un amesetamiento. Por eso lo que contamos es lo que está pasando”, sentenció, en tono pesimista.
Y sintetizó: “Ojalá que lo peor haya pasado y el sector empiece a crecer. Pero el tema tiene que ver con el poder adquisitivo de la población. A la ropa la compra la gente que labura. Y cuando la gente no tiene plata lo primero que restringe es la indumentaria. El ser humano necesita alimentarse y vestirse, y solo de una podés prescindir”.