Fuente: infobae by @fundprotejer – Durante la conferencia anual Pro Textil 2024, Luciano Galfione, presidente de la Fundación Pro Tejer, advirtió que la apertura sin regulaciones estratégicas pone en riesgo a la industria. Además, no tienen impacto en la baja de precios, dijeron las economistas de la entidad
“La ropa en la Argentina no es cara porque el sector textil esté protegido, sino porque comerciar es caro”, disparó el presidente de la Fundación Pro Tejer, Luciano Galfione, durante la apertura de Pro Textil 2024. De esta manera, aprovechó el contexto del evento, que se está realizando durante esta tarde en Herencia Eventos, en Pilar, para defenderse de quienes acusan al sector de subir los precios por la falta de competencia, y buscar desterrar ese prejuicio. Durante su discurso, el industrial pidió, una vez más, “nivelar la cancha” para que la industria nacional pueda competir en igualdad de condiciones frente a las importaciones.
El empresario señaló que el sector observa con “mucha preocupación” que el Gobierno no esté cumpliendo con lo prometido en campaña. Según Galfione, se hablaba de avanzar con las reformas de primera generación, que serían ordenar la macro, recortar el gasto público, bajar impuestos, eliminar la obra pública, avanzar hacia la flexibilización laboral y la reforma financiera, y que recién luego de eso, se abriría la economía. “Eso no se está realizando en el orden enumerado y, por consiguiente, nos pone ante un escenario muy perjuicioso no sólo para nuestro sector, sino también para todo el entramado productivo nacional”, consideró el presidente de Pro Tejer.
Aclaró, enfáticamente, que la industria “no está en desacuerdo con la apertura económica ni con la mayor eficiencia del Estado, que son una verdadera traba para la inserción internacional de los productos”, pero advirtió que “estas medidas deben tomarse con cierto recaudo, inteligencia y con una temporalidad estratégica, teniendo en cuenta que la producción local arrastra problemas estructurales de competitividad que se agravan en el actual contexto de tipo de cambio apreciado y una inflación en dólares muy fuerte”.
Y agregó: “Si en este contexto, se toman medidas de baja de aranceles y desregulación de medidas de protección de comercio leal no hacemos más que seguir desnivelando la cancha en contra de nuestra producción, con posibles consecuencias estructurales que podrían ser irreversibles y con un daño enorme sobre capacidades construidas y sobre el entramado
Galfione consideró que se debe “discutir la competitividad en sus múltiples dimensiones” y que si se quiere un país más competitivo, con mejores precios finales para mejorar el poder adquisitivo de la sociedad, en lugar de bajar aranceles a la importación, se podría bajar en la misma proporción los impuestos a quien produce”. “Necesitamos nivelar la cancha”, remarcó, al tiempo que pidió una ley RIGI para pymes para tener las mismas oportunidades que las grandes empresas.
En materia impositiva, los industriales miembros de Pro Tejer explicaron, esta mañana durante una rueda de prensa, reiteraron la alta carga impositiva que conlleva el precio de una prenda (50%) y explicaron que del total, el 75% corresponden a tributos nacionales y el 25% restante, a gravámenes provinciales y municipales.
Según Galfione, más del 80% del precio final de una prenda en los comercios corresponde a impuestos, tasas de interés y alquileres, mientras que solo un 8% es atribuible a la producción. “Abrir las importaciones no solucionará el problema de los precios y sí podría generar un daño irreversible sobre nuestras capacidades productivas y sociales”, advirtió.
Desafíos de la industria
Por otra parte, Priscila Makari, directora ejecutiva de la Fundación Pro Tejer, y Lucía Knorre, economista jefe de la institución, coincidieron en que la industria textil enfrenta desafíos estructurales que requieren medidas urgentes. En su análisis, alertaron sobre la pérdida de eslabones productivos en la cadena y señalaron que la confección textil enfrenta un 73% de informalidad laboral, uno de los índices más altos de la economía argentina.Priscila Makari es la directora ejecutiva de la Fundación Pro Tejer
Makari y Knorre destacaron que el desarrollo industrial está estrechamente vinculado al desarrollo inclusivo, según indicadores del World Economic Forum. Subrayaron que no existe ningún país desarrollado con más de 40 millones de habitantes que no sea una potencia industrial. “Debemos decidir si queremos un modelo industrial que reduzca la pobreza o un esquema primario-extractivo como el chileno, que no generará el empleo necesario para superar el 53% de pobreza actual”, afirmó Makari.
En términos de empleo, la industria manufacturera genera 1,2 millones de trabajos registrados, cuatro veces más que el agro y 12 veces más que la minería y la energía. Además, durante períodos de crecimiento, la industria ha demostrado ser un motor de generación de empleo mucho más eficiente que otros sectores económicos, explicaron ambas economistas.
Caídas en la producción
La coyuntura actual plantea riesgos significativos para el sector. Según Knorre, la producción textil se contrajo un 18,3% interanual a septiembre, con caídas similares en el calzado (-12,2%) y la indumentaria (+2% en el último mes, pero con una baja acumulada del 8,2% en el año). La capacidad instalada del sector descendió al 51,3%, y el 80% de las empresas no invirtieron en lo que va del año.
Makari y Knorre alertaron también sobre la creciente dificultad de las pymes textiles para sostenerse en un entorno de alta presión inflacionaria y costos financieros elevados. Las empresas han recurrido, en muchos casos, a estrategias defensivas insostenibles como la venta por debajo del costo para mantenerse activas, una medida que amenaza su viabilidad a mediano plazo, precisaron.
“El tipo de cambio actúa como ancla para la inflación, pero su bajo nivel compromete la competitividad exportadora y agrava la situación de las empresas locales”, agregaron.
Frente a la apertura comercial, Makari y Knorre fueron enfáticas al señalar que “no necesariamente reduce los precios”. Durante la gestión de Alberto Fernández, las importaciones textiles crecieron un 18% sin lograr un impacto significativo en los precios. Bajo la actual administración de Javier Milei, las importaciones han disminuido un 28%, pero la baja de precios responde más a la contracción económica que a factores comerciales, explicaron.
Las especialistas también destacaron el impacto del turismo emisivo en las importaciones no registradas: “Los viajes al exterior y la apreciación cambiaria incrementan las importaciones informales, lo que agrava la situación del mercado interno”.
Las economistas de la fundación subrayaron que el desarrollo industrial requiere una política de Estado activa y sostenida en el tiempo. Advirtieron que los procesos exitosos de industrialización a nivel global han tomado al menos dos décadas y que Argentina no puede permitirse seguir oscilando entre políticas económicas volátiles que dejan profundas secuelas estructurales.
“Necesitamos un consenso político que trascienda los intereses partidarios para implementar políticas industriales que sean coherentes y estratégicas”, concluyó Galfione.