Fuente: Clarín ~ #MiCuerpoNoEsElProblema En Argentina, siete de cada diez personas no consigue ropa de su talle. En el marco del Mediatón #EnResistencia, organizado por Chicas Poderosas Argentina, un grupo de periodistas se ocupó de analizar cómo impacta este tema en las subjetividades de mujeres y varones.
“Casi no voy a la entrega de diplomas porque no tenía nada muy lindo que ponerme. Son contados los negocios que tienen variedad real de talles, con diseños lindos, y que no tengan mano de obra esclava. Ahora que lo puedo pagar, elijo a emprendedoras que trabajan cualquier talle”. Este es uno de los muchos testimonios que se sumaron durante agosto al hashtag #MiCuerpoNoEsElProblema en Twitter en Argentina. En pocas horas, la conversación se convirtió en trending topic nacional: las personas se reconocían en una y otra confesión. Algunas mencionaban haber superado la dificultad pero no por contar con un apoyo de la sociedad, sino desde un empoderamiento personal.
Vestirse es una necesidad humana básica; sin embargo, si vivís en Argentina, hay altas probabilidades de que no consigas ropa a tu medida. Según la Encuesta Nacional de Talles llevada a cabo por la asociación sin fines de lucro AnyBody Argentina, siete de cada diez personas tiene este problema. Se debe, en gran medida, a la falta de un marco de referencia sobre los talles adecuados para los cuerpos argentinos: la mayoría de las molderías que utilizan diseñadores de indumentaria y marcas para producir su ropa en el país son basadas en estudios antropométricos europeos.
En busca de una ley
Si bien es cierto que existen 14 legislaciones regionales y provinciales a lo largo del territorio argentino, éstas no se encuentran unificadas ni tienen vínculo entre sí. En consecuencia, la industria textil no cuenta con un marco de referencia nacional en el cual basarse para su producción. Cada marca estipula su propia oferta de talles, lo que puede dejar afuera a parte de la población al no ofrecer alternativas que se adapten a su contextura física.
Camila Papa, voluntaria de AnyBody Argentina, cuenta cómo se encuentra hoy la iniciativa de lograr una legislación en Argentina: “El proyecto de Ley de Talles Nacional ya cuenta con media sanción en Senadores. Estamos trabajando con las distintas comisiones de la Cámara de Diputados para poder avanzar. Podemos decir que la gran mayoría de los diputados que conocemos se encuentran a favor de esta ley”. Dicho avance fue logrado de la mano de la diputada Victoria Donda Pérez, quien se puso en contacto con la ONG y co-escribió el proyecto de ley presentado.
“Desde muy chica tengo problemas para conseguir talle de corpiño, muchas vendedoras me han «aconsejado» operarme para reducir mi contorno de busto.”
Testimonio en Twitter bajo hashtag #MiCuerpoNoEsElProblema
Más allá de este pedido concreto, hay diferentes iniciativas que buscan respaldar fácticamente la necesidad de aprobar esta ley. Desde el año 2014, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) realiza un estudio antropométrico voluntario para generar registros representativos de las medidas de los cuerpos argentinos que sirvan de insumo para aprobar la ley. Al mismo tiempo, AnyBody lanzó una petición de firmas en el sitio Change.org para lograr la aprobación y reglamentación de la norma.
Otro elemento a tener en cuenta se vincula a las consecuencias socioculturales que la falta de talles representativos provoca: cinco de cada diez personas hace dieta cuando no consigue un talle adecuado para su contextura física. Al respecto, Papa sostiene: “Como tenemos tan normalizado, especialmente las mujeres, que para entrar en un vestido tenemos que hacer dieta, y tenemos tan incorporada la falta de talles, que nos parece que adelgazar o cambiar nuestro cuerpo es lo que debemos hacer para vestirnos”.
Diseño ético
Varies diseñadores independientes vuelcan en sus proyectos parte de sus propias vivencias con la indumentaria: dificultad para encontrar ropa adecuada a su cuerpo no sólo respecto del tamaño, sino también en la forma. Lucía Chaín, diseñadora argentina de indumentaria sostenible y creadora de CHAIN, cuenta que en su adolescencia era flaca aunque muy alta y no conseguía talles, las vendedoras le decían lo mismo que escucharon más de una vez muchas otras personas: “Para vos no tenemos”.
Luego de que esas experiencias la marcaran a una edad tan temprana, en su marca decidió hacer otra cosa. Ella también trabaja con un talle único, pero distinto, lo llama “talle universal”, es decir, uno lo suficientemente amplio que permita hacer adaptaciones a cada cuerpo: “No sé si llega a comprender a todos los cuerpos, porque es una tarea bastante difícil, pero lo que yo planteo es que lo que se pueda usar grande se pueda usar así y que también se pueda ajustar a distintos cuerpos”, explica Chaín. “Mi moldería y mis sistemas tienen que ver con abarcar a más de un cuerpo y un talle, y que el talle único no sea para un único cuerpo”, resume.
“He dejado de salir a bailar porque ir implica estar rodeada de chicas en minis, tops, ropa linda, al cuerpo. No consigo ese tipo de ropa en mi talle, entonces cuando salgo me siento sapo de otro pozo. La última vez que salí fue hace 3 meses y fue la 1ra vez que salí en el año.”
Testimonio en Twitter bajo hashtag #MiCuerpoNoEsElProblema.
Chaín exporta al exterior y conoce de qué se trata trabajar con talles también en otras culturas: “La Ley de Talles tendría que definir cuáles son los de nuestro país y que todas las marcas tengan las mismas medidas. Esto no sucedió nunca en Argentina. En Estados Unidos y en Europa tienen sus tablas de talles y vos sabés cuál es cuál; cada vez que hacés una exportación tenés que enmarcar tus talles en estos códigos”.
Ahora que comenzó a exportar a Japón le ocurre que sus prendas son gigantes, pero no lo ve como una dificultad: “Es muy divertido estudiar el cuerpo en las distintas zonas del mundo. Si bien no somos todos iguales, hay cierta clasificación que se puede hacer por región, esto se debe al tipo de alimentación que tenemos, al tipo de clima y a la genética. El cuerpo de Estados Unidos en general va a ser distinto al de Argentina, de Asia y de Europa. Dentro de Europa hay muchas diferencias, hay zonas donde las personas son más grandotas y altas, en Italia son muy parecidos a los argentinos por razones obvias. Es súper interesante porque realmente en cada zona los talles deberían variar un montón”.
La formación de diseñadores conscientes de esta problemática también es relevante para lograr la aprobación de la ley. Federico Fiori, docente de la carrera Diseño de Indumentaria de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, se refiere a cómo se aborda la inclusión de talles desde el aula: “Como docente de la materia Comercialización y Mercado acercamos a los alumnos a la idea de plan de negocio. Con la excusa del trabajo práctico los llevamos a investigar e indagar en grupos sociales que pueden conformar segmentos de negocios. A través de esa investigación tienen que entender las características ergonómicas de esos clientes. Ya sea por talles, entalles y gustos que tengan los clientes”.
Al respecto, la nueva generación de marcas de indumentaria y emprendimientos que se reconocen como sostenibles y/o conscientes (es decir, que adhieren a un horizonte de trabajo respetuoso ambiental y socialmente) en América Latina, contemplan tener una amplitud considerable de medidas como parte de sus valores éticos esenciales. Una encuesta de MOLA, la plataforma latinoamericana de moda sostenible, señala que 97% de las marcas que buscan su certificación sustentable asegura que sus productos son inclusivos y considerados con los distintos talles, morfologías e identidades humanas.
“Nunca entré en un talle único, eso significaba creer que algo estaba mal en mí. Quería comprar en locales de ropa económicos porque no tenía plata pero, claro, esos eran los de talles únicos. No entraba, si no entraba no encajaba, costó entender que #MiCuerpoNoEsElProblema”
Testimonio en Twitter bajo hashtag #MiCuerpoNoEsElProblema
Panorama internacional
Argentina no es el único país de la región con ausencia de una ley que ordene el panorama, aunque sí uno de los menos considerados con los cuerpos locales: “Es un problema cultural potenciado por el sistema de producción; en Argentina, apunte a quien apunte la marca, la mayoría de ellas cometen los mismos errores. Es un tema cultural, de producción, de falta de control y también un sistema de publicidad demasiado fuerte. Nosotros le producimos las publicidades a la mayoría de los países de Latinoamérica: algo en lo que somos muy buenos, lo usamos para ‘el mal’”, cuenta Lucía Chaín.
En el caso de Chile tampoco existe una ley de unifique las medidas de las marcas, pero tienen muchas marcas internacionales en su mercado que llegan con sus tablas de talles (europeas o de Estados Unidos), y el diseño local produce de acuerdo a sus clientes: “Se favorece la diversidad, pero sin formación, desde lo intuitivo”, cuenta Ignacio Lechuga, sastre, profesor de sastrería chileno y autor de su marca homónima.
Según su experiencia, lo que falta son docentes en investigación de vestuario que se aboquen al estudio del cuerpo: “Se enfoca en el diseño y se abandona lo técnico y, si no se maneja lo técnico, no se puede diseñar”. El problema resultante es que la ropa que se crea no se adapta a los cuerpos reales o da la talla pero no acompaña las formas: “Debe sobresalir el cliente pero se endiosa al diseñador”, explica Lechuga que en este momento, además, está realizando una investigación de teoría de camisas y un catastro de medidas masculinas chilenas.
“Patente me acuerdo a los 15, de no ir a un cumple de 15 de una amiga porque mi única ropa era de vieja, de señora mayor. Y hoy en día, ir a una fiesta «elegante» es ultra traumático. Lloro muchísimo.”
Testimonio en Twitter bajo hashtag #MiCuerpoNoEsElProblema
El mensaje de Lechuga y de Chaín es clave para pensar que una industria que se haga cargo de una curva de medidas más amplia no sólo tiene que atender al público con sobrepeso, sino a otras contexturas no hegemónicas no europeas no asiáticas. Gran parte del mercado local está dominado por las importaciones de esas regiones y las siluetas para las que están pensadas no son representativas de las locales.
En la otra orilla, en Uruguay, desde hace más de diez años se viene batallando para lograr, igual que en Argentina, una ley de talles. Desde 2011 en adelante se intensificó, actualmente se encuentra trabada en el Parlamento pero logró media sanción. Según María Pía Biestro, diputada del Partido Nacional que presentó junto a Jimena Nogueira el proyecto de ley en discusión, quien pone palos en la rueda para avanzar es el sector privado. Aluden a la libertad de industria y al riesgo de poner en peligro un sector productivo que ya se encuentra en crisis hace tiempo. Allí también la discusión gira en torno a los llamados talles especiales y el sobrepeso, pero activistas y representantes políticos señalan que no es el foco de la cuestión, sino que no se contemplan medidas de cuerpos reales.