Fuente: Fundación ProTejer – La Fundación Pro Tejer realizó la segunda encuesta de desempeño –correspondiente al segundo bimestre de 2024– a partir de la cual se releva la dinámica de las empresas de la cadena textil e indumentaria.
Los resultados indican que se profundizó la contracción de la actividad del sector respecto al bimestre anterior, con signos de alerta de afectación al empleo y posible cierre de establecimientos productivos en caso de mantenerse los altos niveles de capacidad ociosa. Esta crisis está impactando de forma generalizada en todos los rubros de la cadena de valor: desde la fabricación de hilados, telas, indumentaria y la comercialización de máquinas, insumos y bienes finales.
Entre los principales números relevados, se destaca que el 88% de las empresas vieron reducidas sus ventas al mercado interno en mar-abr 2024, con una caída promedio del orden del -36% interanual.
Como correlato, alrededor del 80% de las encuestadas contrajeron su producción mostrando una caída promedio de -37%pp. y una baja en el uso de la capacidad instalada que promedió los -29pp. De esta forma, la merma de la actividad textil e indumentaria se acentuó respecto al primer bimestre del año (cuando el 70% de las empresas había contraído su actividad).
La principal razón que identifican las empresas como causante de la caída de la producción la es la pérdida del poder adquisitivo de la población (86% de las encuestadas). Mientras que el 34% de las empresas que registraron caídas en su producción identifican a las expectativas macroeconómicas y cambio del clima de negocios respecto al futuro como causante. Otras razones identificadas como relevantes son: la variación de costos de materias primas e insumos, la mayor participación de bienes importados en el consumo, la apreciación cambiaria y el cambio de politicas sectoriales para la industria.
Menos ventas, menos producción, menos empleo. En los primeros cuatro meses del 2024, el 64% de las empresas encuestadas tomaron medidas que afectaron negativamente al empleo: cancelación de horas extras, despidos, suspensiones, adelanto de vacaciones y no-renovación de contratos, entre otros. El 42% de las empresas indica que cayó el empleo al comparar abril 2024 con diciembre 2024.
Esta cifra refleja una situación preocupante sobre todo si comparamos con el primer bimestre del año, cuando sólo el 21% registraba menos puestos de trabajo que en diciembre 2023. Es relevante destacar la magnitud del empleo de la cadena textil e indumentaria: genera 540 mil puestos de trabajo y, por ende, da sustento a 2 millones de personas a nivel federal.
Altos niveles de capacidad ociosa afectan la planificación de nuevas inversiones. En contraste con el récord de inversión en años anteriores, para 2024 el 87% de las empresas encuestadas no realizará inversiones, algunas de ellas incluso cancelaron inversiones planificadas.
En cuanto las exportaciones, si bien el 28% de las encuestadas ha exportado en los últimos 5 años, el 35% de las empresas planifica exportar en el 2024. Sin embargo, el 72% de ellas considera que existen dificultades para hacerlo. Las principales son: el “tipo de cambio” (68% de las empresas), la “presión tributaria” (58%), las “trabas burocráticas nacionales” (40%) y la volatilidad macroeconómica (29%).
Con respecto a la cadena de pagos, el 35% manifestó ya tener dificultades para afrontar pagos corrientes (impuestos, tarifas, proveedores, salarios). En el plano de la deuda comercial por importaciones, 54% de las empresas con dificultad para afrontar gastos corrientes tiene deuda por importaciones. No obstante, sólo un 11% del total con deuda licitó BOPREAL para cancelarla.
Es importante destacar que, tal como relevó recientemente el Índice de Producción Industrial de INDEC, la contracción industrial no sólo afecta a la industria textil e indumentaria, sino que se viene dando de forma generalizada en todos los sectores industriales. Muchos transitan niveles de actividad en pisos históricos.
En este contexto más que nunca, consideramos primordial y urgente que la industria argentina vuelva a recuperar un lugar central en la agenda económica. No alcanza sólo con el agro, la minería, el gas y el petróleo (sectores ‘elegidos’ por Milei) para sacar de la pobreza al 60% de la población y dar sustento económico a 47 millones de personas.
Debe recordarse que la industria manufacturera emplea de forma directa y registrada a más de 1,2 millones de personas (y en forma indirecta a 3 millones de personas más), mientras que los sectores ´elegidos´ alcanzan a 421 mil trabajadores registrados. Sólo la industria textil, indumentaria y calzado supera la totalidad de puestos de trabajo registrados de extracción minera, gas y petróleo (incluyendo su refinación).
La industria tiene un rol innegable e irremplazable para lograr que Argentina crezca de forma sostenida: por su capacidad de agregar valor, por su aporte a mayor soberanía, por su contribución a morigerar la dependencia del ciclo económico interno y shocks externos y por su gran capacidad generar empleo genuino a lo largo y ancho del país.
Revertir la compleja coyuntura que atraviesa la industria manufacturera, diseñar una macroeconomía alineada a la producción y llevar adelante políticas integrales que mejoren su competitividad debieran ser prioridad para evitar que se pierdan aquellas capacidades productivas que llevó muchas décadas construir y el grave impacto social asociado al desmantelamiento del tejido industrial nacional: sin industria no hay trabajo para todos.
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