Fuente: Diario Uno ~ Referentes locales de la industria textil coincidieron en que el sector cuenta con stock para aguantar un tiempo. Sin embargo, la inestabilidad de la macroeconomía trae consecuencias que afectan al comercio de hilos, telas, cortinas y ropa; y hasta complica a trabajadores de la indumentaria y la costura.
Esta semana el gobierno nacional difundió nuevos criterios para restringir las importaciones a través de un listado de 2700 posiciones arancelarias que pasarán de tener más controles a través de las llamadas licencias no automáticas. Las actividades afectadas son muchas, pero en el mundo textil -que viene registrando fuertes aumentos- lo leyeron como el nuevo capítulo de una novela complicada.
Es que cada decisión de política económica se parece a arrojar una piedra en un estanque: al principio está claro adónde se apunta, pero es mucho más difícil prever el alcance de las olas concéntricas que se generan en el resto de la economía.
Adolfo Trípodi (76) es el dueño de La Tijera y conoce como pocos el ambiente de las textiles de Mendoza. Consultado por UNO, explicó que las recientes restricciones al ingreso de productos afectan a componentes clave para las ventas y además «hacen que los precios suban, porque la producción local no enfrenta competencia«.
Trípodi, expresidente de la Federación Económica de Mendoza (FEM), reconoció que hay falta de dólares en las arcas de la Argentina y que eso agudizó los problemas para importar productos manufacturados y fibras de poliéster.
También señaló que en algunos casos hubo abuso de las cautelares para ingresar productos externos. Sin embargo, recalcó que están pagando justos por pecadores y que «así como están las cosas no se puede seguir».
Adolfo Trípodi es el dueño de La Tijera y director del observatorio de la Federación Económica de Mendoza (FEM).
«Actualmente, la industria textil argentina sólo produce tejidos con algodón. El poliéster y la fibra sintética que hay son importados. Se venía manejando ese tema con las cautelares. Ahora pareciera que eso también se cerró«, analizó.
-¿Y por qué la ropa subió más que otros rubros durante los últimos meses?
-Justamente, porque se cierra la entrada de competencia. Si los precios están altos y no aparece oferta por algún lado, esas cifras no se acomodan. No está el comercio exterior para morigerar las fluctuaciones del mercado interno. Por eso hace falta un régimen de importaciones inteligente.
En el sector destacan, asimismo, que hasta los contrabandistas están trayendo menos productos a raíz de la suba del dólar blue: no les conviene. En los hechos, eso colabora para que la oferta disminuya aún más y el precio se eleve.
De ahí que la categoría «prendas de vestir y calzado» haya registrado a nivel nacional un aumento del 109% en los últimos 12 meses, un 31% por encima del promedio general, de acuerdo con datos que difundió el INDEC en septiembre.
Cómo se construye un hilo
Según explicó Trípodi, para construir un hilo se utilizan por lo general fibras de algodón natural y fibras sintéticas en diversas proporciones. Estas últimas suelen venir de afuera.
«Por eso creo que estas trabas serán pasajeras, porque hoy no existe país que pueda sostener industrias como la nuestra con nada de importación«, auguró el propietario de las 8 sucursales de La Tijera.
-¿Pero podría llegar a haber faltantes?
-No creo. Tenemos stock y un margen de seguridad para trabajar tranquilamente por lo menos un mes o un poco más. La industria textil argentina es vigorosa, lo que hay que entender es que para fortalecerse necesita importar algunos insumos.
Para construir un hilo se utilizan por lo general fibras de algodón natural y fibras sintéticas en diversas proporciones.
Qué pasa con las telas, los repuestos y los accesorios
Federico Gullotta es uno de los referentes de Hipercortina, una firma que se desarrolla en la provincia desde hace 30 años. «Durante esas tres décadas hemos sido importadores -recordó-; pero hay que subrayar que lo que traemos son productos que no se hacen acá y con la actividad económica generamos empleo«.
Gullotta repasó la historia de su empresa y dijo que fundamentalmente hay dos variables de las que dependen las importaciones: una es si los productos se hacen en Argentina. Si es así, las barreras son más fuertes. El otro factor es el nivel de reservas que haya en el Banco Central.
Federico Gullotta aclaró que incluso las telas de fabricación nacional utilizan algunos elementos que vienen del extranjero.
«Con esos dos elementos fluctuantes se encuentra uno a la hora de importar. La verdad es que se trata de un proceso tan arduo que cuando uno decide traer productos trata de stockearse porque la cantidad de formularios es la misma si uno ingresa un camión o ingresa cuatro», argumentó.
Eso hace que también en ese rubro haya materiales en almacén, y que la urgencia de conseguir productos importados no sea tanta.
Hay otros matices. En Hipercortina comercializan telas nacionales e importadas. Pero muchas de las telas que se hacen en la Argentina necesitan, para ser elaboradas, insumos que llegan desde el extranjero, como determinadas fibras. Y luego están las piezas de las cortinas roller o los perfiles de aluminio, que también se traen de afuera.
Algunos elementos que se usan en los cortinados también se traen de afuera.
«Siempre se justifican los cierres diciendo que cuando faltan dólares en el Banco Central hay que establecer prioridades ¿Pero quién establece esas prioridades? Porque las personas que necesitan de las telas para trabajar cobran un sueldo, y esos sueldos se destinan a mantener a sus familias. Entonces no sé hasta que punto puede entenderse que eso no es prioritario», observó el joven empresario.
Otro fenómeno que Gullotta percibe en las textiles -pero no solo ahí- es la especulación de algunos. «Cuando hay expectativa de devaluación, los proveedores se guardan la mercadería. Saben que si el dólar se valoriza, ellos seguirán pagando salarios en pesos. Por lo tanto, entienden que es mejor esperar a que esas telas valgan más. Es, básicamente, lo mismo que vimos hace unos días con los que demoraron la liquidación de granos en la pampa húmeda».
Ese retiro de productos genera una restricción en la oferta y -otra vez- sube el precio. «En cambio -sintetizó el entrevistado- aquellos que tienen que pagar sueldos y mantener la actividad no pueden stockearse tanto«.
Los eslabones inesperados
De modo que la roca en el estanque expande sus olas hasta rincones inesperados, desde los hilos, pasando por la cortina y llegando, incluso, a la fabricación de uniformes escolares o ropa interior.
Ahí está, sin ir más lejos, la situación de las costureras a las que se les rompen las máquinas de coser. Diario UNO llamó al taller Masian, que se dedica al servicio técnico de este tipo de aparatos.
«No nos llegan los repuestos -confesó un encargado que prefirió el anonimato-. Desde hace aproximadamente un año y medio los importadores nos mandan a cuentagotas lo que les pedimos, y aunque hay clientes que nos traen las máquinas para reparar, muchas veces les tenemos que pedir paciencia«.
No les pasa sólo a las empresas, sino también a trabajadores que viven de la diaria y que de pronto ven que su herramienta laboral dejó de funcionar. Ahí perciben el filoso hilo que une a las reservas del Central con su vida cotidiana.
Reparar una máquina de coser en el actual contexto macroeconómico puede ser todo un desafío.
En los supermercados también miran atentos
En tanto, desde los supermercados mayoristas de Mendoza se mantienen en alerta amarilla ante el posible efecto del cepo importador.
Es cierto que por ahora el frenazo no afectó a los productos de primera necesidad. Entrevistado por Radio Nihuil, el comerciante Oscar David contó el viernes que no están entrando latas de palmitos, ananá, chocolates ni artículos de perfumería.
Y fue en la misma dirección que Trípodi cuando consideró que si no se alivianan las trabas para la importación, el inconveniente podría agrandarse, con un efecto mayor sobre las pequeñas y medianas empresas, que cuentan con un poder de negociación menor a la hora de comprar al exterior.
En el medio, la necesidad de divisas del Central, un problema contundente y comprensible. Desactivar semejantes tensiones requiere maniobras con un nivel de precisión excepcional. La incógnita es si la cartera de Economía estará a la altura del desafío.