Fuente: Fundación Protejer ~ Desde que asumió Mauricio Macri la presidencia, en diciembre de 2015, la industria perdió- a octubre, en la medición desestacionalizada- casi 110.000 trabajadores formales. La mayoría de los sectores manufactureros tuvo caídas de producción y, consecuentemente, de empleo. Pero el rubro textil y de confección fue uno de los más afectados, con casi 17.000 asalariados menos y unos 30.000, de acuerdo con las estimaciones de empleo informal realizadas por la Fundación Pro Tejer.
Los registros oficiales indican que el septiembre del 2015 había 114.800 trabajadores del sector formales y la estimación realizada por la fundación es que al mismo mes del año pasado, el número había bajado a 98.000.
Y los números serán peores al contabilizar noviembre y diciembre, meses en los que la actividad se desplomó. En noviembre, el sector textil registró una caída del 32,2% en términos interanuales y acumuló en los primeros once meses del año pasado una contracción del 13,6% que se suman a una baja del 6,7% qe el sector ya había sufrido en 2017. Se trata de una caída muy pronunciada, ya que el promedio de la industria mostró una merma acumulada, a noviembre, de 3,8%.
Sin política sectorial
“El nivel de actividad es cada vez más grave; lo tenemos muy monitoreado y cada vez el sector está peor. Si se compara el tercer trimestre del 2018 con el mismo período del 2011, la caída en el sector textil es del 37%, y del 33% en el de indumentaria. Es la debacle del ciclo de producción de la cadena”, afirmó a El Cronista el director ejecutivo de Pro Tejer, Ariel Schale.
Según agregó, existe una convicción entre los empresarios de la industria que “no hay política sectorial que hoy pueda remediar el desastre que genera la actual macroeconomía”. La fundación está realizando una encuesta a sus socios sobre las perspectivas para el 2019 y no espera datos más alentadores, sino una profundización de la crisis.
Se refirió, por ejemplo, al decreto que finalmente el Gobierno firmó en beneficio del sector textil y de confección, que impuso un mínimo no imponible que para este año será de $17.509, por debajo del cual las empresas del sector no pagan aportes patronales y por sobre ese salario pagan las cargas por la diferencia. La industria venía peleando desde hace tiempo por la oficialización de esta norma, pero “ninguna empresa va a dejar de fundirse por pagar menos aportes patronales”, remarcó Schale.
Un informe de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI) también reflejó el mismo escenario crítico. La caída en la producción de ropa provocó, según la entidad, la “pérdida de puestos de trabajo en blanco generados por el sector”. Según los últimos datos disponibles de la cartera laboral, entre el segundo trimestre del 2018 y el mismo período del año anterior de destruyeron 3.056 empleos, cifra que equivale a una reducción del 6,9% en el plantel de personal de las empresas del sector.
Freno importador
Un dato alentador para este sector es el tipo de cambio, que frenó abruptamente las importaciones. Sin embargo, hoy es poco lo que puede aprovechar la industria esta ventaja cambiaría. “No se vende nada, ni nacional, ni importado”, dicen a coro los empresarios de este sector. En algún momento del año pasado, ni bien el dolar se disparó, los industriales se ilusionaban con poder sustituir parte de esa producción que hasta ese momento llegaba del exterior. Y comenzaron a sonar más los teléfonos; de hecho, algunos tuvieron más pedidos.
Pero la contracción del consumo, con salarios que perdieron, en promedio, 11 puntos porcentuales en términos reales sumado a las altas tasas de interés que impiden el financiamiento generaron un combo difícil de remontar.
Según datos de Pro Tejer, las importaciones se desplomaron 40,7% durante noviembre del año pasado versus el mismo período de 2017, en tanto que en el acumulado de todo el año también cayeron, 0,6%.