Fuente: MDZ – Empresarios advierten que ya se registran recortes de horas extra, de turnos, y suspensiones. Una radiografía del rubro indumentaria y las razones detrás de los fuertes aumentos.
La inflación se disparó en el país hace un año, y la aceleración de precios se profundizó post asunción de Javier Milei. El poder adquisitivo de los argentinos cayó significativamente, y como efecto dominó, el consumo se desplomó. Los datos oficiales del Indec muestran que hay una recesión económica. El sector textil no es la excepción, y en diálogo con MDZ, empresarios detallaron que se encuentran en niveles muy bajos de su uso de capacidad instalada, y que, como consecuencia directa, se ven los primeros coletazos en el empleo.
«A enero 2024, el poder adquisitivo del salario de los trabajadores formales cayó a niveles similares de abril 2003. Aumentos en las tarifas, en el transporte y prepagas, entre otros, golpearon al consumo en general y a la indumentaria y calzado en particular», detalló Luciano Galfione, presidente de la Fundación Pro Tejer.
La crisis del sector textil
Un rubro castigado. Hace 5 años, la capacidad instalada de la industria textil estaba por debajo del 50% como consecuencia de la apertura de importaciones y la caída del consumo. Cuando empezaron a recuperarse, llegó la pandemia y la actividad volvió a caer. Finalmente, a mediados del 2023, lograron repuntar hasta niveles del 77% en lo que a capacidad instalada respecta. Entonces, las crisis económica argentina volvió a pegar y desde el último trimestre del año pasado hasta el momento, se encuentran en retracción.
Galfione especificó que «la actividad productiva de la cadena textil está en niveles muy bajos, con un uso de capacidad instalada del 36,7% -último dato oficial, actualizado a enero- y estimamos que continuó cayendo en febrero».
Mauro González, empresario textil y presidente Confederación Federal Pyme Argentina, dijo en diálogo con MDZ que «hoy por hoy, el escenario es muy negativo, muy complicado para las pymes» por la combinación de una serie de variables: la apertura de las importaciones, la caída de la actividad económica, el impacto inflacionario mes a mes, y «las políticas que se están aplicando, que generan inequidad, pobreza y desempleo».
Ambos referentes del sector coincidieron en que la crisis del sector textil es tal que ya ha habido suspensiones en grandes tejedurías, se están cerrando turnos porque se achicó la producción, e incluso ha habido despidos.
«Ya comenzaron a relevarse recortes de horas extra y de turnos, suspensiones y hasta despidos», sostuvo el presidente de Pro Tejer.
«Se empieza por las suspensiones, y luego, se sigue por el cierre de pequeñas y medianas empresas», enfatizó González.
La apertura de importaciones, el cuco de los empresarios
El método del Gobierno para combatir la inflación es la apertura de importaciones. Primero, lo hicieron abriendo las puertas a indumentaria, calzado y marroquinería escolar por un periodo determinado por 30 días e incluyéndolos dentro del programa Cuota Simple. La semana pasada, anunciaron las importaciones de medicamentos y alimentos de la canasta básica. La estrategia es ampliar la oferta y que los precios bajen impulsados por la libre competencia.
González hizo énfasis en este punto y advirtió que van camino a que se aplique en todos los rubros. Situación que no solo los pondría en desventaja, sino que profundizaría la crisis de la producción nacional, incluso empujando al cierre: «No es que estamos en contra de las importaciones, lo que estamos en contra es de que ingresen productos terminados para competir. Por cada producto importado que entra de otros países, es un puesto de trabajo menos. Entonces ese es el gran tema».
«Esta medida (en referencia a la habilitación de la importación textil), no solo fomenta la importación, sino que, además, destina fondos públicos para financiar producción en otros países», indicó Luciano Galfione. Y añadió: «El contexto actual genera que el resultado sea aún más perjudicial, dado que la industria nacional atraviesa una fuerte crisis por falta de ventas. Por ende, resulta fundamental que las medidas de fomento a la demanda busquen orientar el consumo hacia bienes fabricados en el país, con trabajo y valor agregado argentino, no destinar recursos para potenciar industrias de otros países».
¿Por qué es tan cara la ropa?
En los últimos meses, los aumentos de la ropa estuvieron por debajo de los precios promedio de la economía. En febrero 2024, la inflación interanual para el sector indumentaria fue del 204,2%, es decir, 72 puntos porcentuales por debajo del Índice de Precios al Consumidor (IPC) general.
En este sentido, cabe destacar que si bien las subas corren detrás de la inflación, se trata de fuertes incrementos que ponen en jaque al sector. Ante este escenario, hay que diferenciar entre la ropa que se compra en el shopping de la que se compra en comercios de segunda línea.
Al ser consultados por los factores que inciden en el alto el precio de la ropa en Argentina, Galfione explicó que una de las principales razones es la estructura de costos: «El valor industrial de una prenda de vestir representa apenas un 8,5% del precio final. Es decir, que claramente el problema no tiene que ver con qué pasa de las puertas de las fábricas hacia adentro. Cuando vemos cuáles son los otros costos, no podemos evitar de decir la enorme incidencia que tienen la suma de los impuestos en el precio de la prenda (50%), al que debemos sumar el alquiler de locales y shoppings (13%), gastos bancarios (12%) y costos logísticos (9%), entre otros, que explican un 84% del precio de venta».
Desde Fundación Pro Tejer enfatizaron en la alta incidencia de los impuestos en el precio en vidriera de una prenda de marca, ya que en la cadena de producción y comercialización textil se suman una serie de costos no-industriales como el alquiler en shopping, las plataformas online, los costos financieros, costos de marketing y publicidad generan un gran efecto multiplicador entre la puerta de fábrica y la “vidriera”.
Ahorro ante la diversidad de precios
Al comparar productos de marca con otros de producción masiva, se encuentran prendas de similares características, que tienen una amplitud de precios muy elevada entre sí.
El argentino de a pie busca formas de ahorro y crece la tendencia de comprar en la zona la calle Avellaneda en Flores y similares, de los outlets y de showrooms y emprendimientos cuyo fuerte es la venta online. Estos nuevos segmentos se han consolidado como una alternativa para la clase media. Con menores costos de alquiler, financieros, de publicidad y marketing, los precios que resultan más atractivos que los que encuentran en los principales shoppings.