Fuente: El Intransigente ~ La referente de Vogue y del periodismo de moda pasó por la ciudad. Con ella conversamos sobre el motivo de su visita, el periodismo y los tres episodios más destacados de la moda latinoamericana en los últimos años.
Daniela Falcão es una autoridad en cuanto se refiere al periodismo de moda en el continente. Su trabajo en la versión brasileña de Vogue la llevó a conocer las distintas corrientes creativas de América Latina. Ella pasó por Buenos Aires en su rol de CEO de Ediciones Globo/Condé Nast, para presentar en el país la alianza entre el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura y Vogue. ¿Resultado? “Luchadoras”, una edición bilingüe que visibiliza y da voz a distintas mujeres rurales de la región.
DANIELA FALCAO: Lo particular de la mujer del campo es que muchas veces ella no es escuchada, no tiene la voz. Claro que no son las únicas luchadoras. Las mujeres son todas luchadoras. Pero necesitamos mirar a la mujer del campo que tiene menos visibilidad que la mujer de la ciudad.
Hay rostros más allá de los que normalmente vemos…
Por eso el trabajo está acompañado de una exposición de fotos (elaboradas por Sebastian Salgado, una leyenda de la fotografía) porque se le da un rostro, una cara, una voz. ¿Quiénes son esas mujeres? ¿Cómo se visten? ¿Cuál es su actitud? Entonces, se trata de romper esa invisibilidad de esas luchadoras, que son tan luchadoras como la mujer de la ciudad. Sólo que ellas están olvidadas.
¿Cómo fue el proceso de armar la alianza entre el Instituto y Vogue?
Fue una cosa un poco mágica. Tuvimos poco tiempo de trabajo. Entonces fue una provocación Jorge Werthein, del IICA, quien preguntó: “¿puedo decir algo loco? ¿Qué tal si Vogue hace una editorial con mujeres rurales, del campo de Ampérica Latina?”. Yo creo que el momento que estamos viviendo es muy propicio para este tipo de alianzas. Las personas quieren escuchar cosas diferentes. Todo salió bien en dos meses porque todo el mundo abrazó esto con pasión. Durmieron donde se podía, conseguimos apoyo de compañías aéreas, el IICA dio el apoyo que necesitábamos. La logística demoraría seis meses en hacer esto; lo hicimos en dos. En el medio, surgió la idea de hacer la exposición que actualmente está en Buenos Aires.
¿Cómo viste la presencia de la mujer dentro de la industria periodística desde que empezaste en ella?
Soy bastante afortunada. Bromeo diciendo que, como es una publicación de moda, hacemos una acción afirmativa a favor de los hombres, porque son las mujeres, las directoras, las que están en todo. Pero esto es una excepción. En el mundo periodístico, Vogue, y otras publicaciones del grupo, las mujeres siempre tuvieron un papel preponderante. Sin embargo, yo soy la tercera mujer que se convierte en CEO. Los otros 16, de las 19 publicaciones que tenemos, son hombres. Es una cosa nueva; incluso en China, Rusia y Brasil, donde los CEO son mujeres, y aunque las revistas sean dirigidas por mujeres, el tope es un lugar difícil de alcanzar.
¿Podemos determinar cuáles son los tres episodios que marcan un antes y un después en la moda latinoamericana?
Los 20 años de Colombia Moda, que es la Semana de la Moda de Colombia, fue genial. Cartagena estaba siendo un lugar con mucho atractivo para la gente y hubo una afluencia de periodistas y estilistas del mundo entero. Nunca vi, en un país latinoamericano, una constelación tan grande. Es una pena porque no hubo continuidad. Eso, muchas veces, es un problema de América Latina. La moda necesita un apoyo que no tiene. Entonces, aparece una buena iniciativa pero después no tiene continuidad.
Río de Janeiro tuvo, creo que en 2009 ó 2007, una Semana de Moda de Verano. Había gente de todas partes del mundo; los principales periodistas y compradores estaban ahí. Río Fashion fue importante porque demostró que la moda brasileña podía atraer a gente del todo el mundo. Pero hay que mezclar estilo de vida, la belleza natural y arquitectónica de las ciudades… Porque, quizá, sólo con la moda, esos periodistas y compradores no irían. Pero si se vende el conjunto, la moda, el estilo de vida, eso es muy importante.
El tercero, un desfile de Louis Vuitton (que recientemente abrió una tienda en Buenos Aires) en mayo pasado en Niteroi, una municipio al frente de Rio de Janeiro. Nunca había habido un desfile oficial de una marca francesa en América Latina. Eligieron el Museo de Arte Contemporáneo, que tiene forma de platillo. Ese lugar también tiene una serie de dificultades sociales. Pero salió todo impecable y se deshizo el estereotipo negativo de que es una región arriesgada, de que las cosas no van a salir. Sin van a Asia, China, Singapur, ¿por qué no ir a América Latina? La distancia de Europa es la misma. Tenemos mucho para ofrecer. Espero que otras marcas elijan repetir algo así. Hacer un desfile en La Patagonia sería fantástico.
¿Ese es el futuro de la industria, sacar la moda de la pasarela e involucrarla con el espacio público?
Completamente. Y con la música. La moda, sólo por moda, no atrae tanto la atención. Los músicos tienen marcas de moda; arquitectura y moda dialogan mucho. Entonces, cuando un estilista elige un lugar, tiene una preocupación en que sea uno arquitectónicamente importante, no sólo una caja en blanco como antes. Música, arquitectura, gastronomía, lifestyle, todo eso tiene que estar junto para hacer girar la rueda.
¿Qué aconsejaría a jóvenes periodistas que estén empezando en la fuente?
Es muy importante la preparación y la investigación previa, que a veces con el día a día se olvida. La mejor manera de conquistar una fuente es cuando ella percibe que vos investigaste; no necesitás saber todo, pero sí hacer las preguntas correctas. Yo ya entrevisté mucha gente, fui periodista. Y lo más importante es que vos te prepares para el trabajo. Ahí se puede hacer cualquier pregunta porque la fuente se siente respetada, vio que hubo un interés, y se crea algo positivo. Siempre hice eso. Era casi un truco. Preguntaba algo del hijo, de la vida, un episodio importante, para mostrar que fui más allá de algo básico en Google; se trata de demostrar que realmente te sumergiste y leíste todo lo que había sobre esa persona para hacer preguntas diferentes.