Fuente: TN ~ El cierre de locales y el corte de e-commerce con el país de Putín tiene sus consecuencias económicas para la industria.
Desde confeccionar prendas solidarias a ver paralizados los envíos, pasando por muestras públicas de apoyo a Ucrania, la invasión rusa está afectando mucho al sector de la moda a nivel internacional. Pequeños diseñadores y grandes firmas sortean los golpes del conflicto e intentan, desde el diseño, aportar soluciones.
Tan solo tres días después del comienzo de la invasión de Ucrania, el desfile de Armani en la Semana de la Moda de Milán se celebró entre un silencio sepulcral con protestas contra Putín en la entrada al show. Balenciaga convirtió su desfile en París en un alegato contra la guerra en Ucrania y grandes nombres de la moda como Dior, Hermès, Chanel, Prada, o Zara cerraron sus tiendas en Rusia.
La guerra tiene consecuencias en la moda
Pero más allá de las firmas punteras, la guerra está afectando al sector en su conjunto. “Una de nuestras mayores tiendas estaba en Kiev. Nuestros trabajadores de allí han sido forzados a luchar para mantener la seguridad”, explica a Efe telefónicamente un representante de Volchok, firma rusa insignia de estilo urbano que, tras ocho años de carrera meteórica, ha visto frenada su actividad por la invasión.
Fundada en San Petersburgo en 2014, Volchok es una de las firmas de ropa de estilo urbano más reconocidas en Rusia, pero también a nivel internacional, con apariciones en cabeceras como Vogue o L Officiel. “Nos encontramos en medio de un conflicto horrible que afecta a la marca de distintas formas. Aún no podemos retomar el trabajo”.
La firma, que produce en Rusia, importa materias primas como telas y accesorios cada vez a mayor coste por “el debilitamiento del rublo y las interrupciones en los suministros”, explican sobre una situación que gestionan “con pocas esperanzas” de mejora. De momento ya han tenido que abandonar varios proyectos.
Con dos grandes colecciones experimentales al año, la marca se ve ahora obligada a suspender la primera de ellas. “La temática ahora mismo, además, nos parece irrelevante. Estamos tratando de trabajar en cuentagotas en cosas sustanciales”, adelantan sobre el proyecto de derechos humanos en el que se involucran.
“Lanzamos varias prendas apoyando un proyecto que ayuda a víctimas de la persecución política y a medios independientes”, explican sobre las prendas “simples y no muy costosas”, que elaboran y que marcarán el mercado de la moda rusa de ahora en adelante, tras la salida masiva de varias firmas del mercado del país.
Retirar las mercancías, sanciones y multas
La firma de vestidos nupciales Charo Ruiz, insignia del estilo ibicenco, es española, pero una parte importante de sus ventas son en Ucrania y Rusia. “El mercado de Rusia y Ucrania supone un 25 % de la facturación total de la firma”, dice a Efe sobre una situación que ha generado a la marca “cientos de pedidos anulados y la pérdida de muchos clientes”.
El negocio en Rusia y Ucrania resulta “casi imposible”, por lo que la firma se ha visto obligada a retirar las mercancías de la zona, algo complejo a lo que se suman las sanciones y multas financieras, que hacen “imposible cualquier tipo de transacción”.
“A pesar de la horrible situación que están viviendo, parece que siempre queda esperanza. Hay dos tiendas en ciudades no bombardeadas que quieren continuar y reclaman sus pedidos en intento de resistencia”, desgrana sobre su clientela rusa, que define como muy fiel. “Lamentablemente, no tenemos previsto recuperar este mercado”.
Las redes como aliadas
La diseñadora Yulia Yadryshnikova vive en Madrid desde hace doce años. Dos de los últimos dedicó a realizar prototipos de sus diseños y una parte de la producción en Yaroslavl, una ciudad ubicada cerca de Moscú. Su forma de contribuir al conflicto, es recaudando fondos a través de Instagram fondos para destinar a Ucrania. Además, promueve el trabajo de distintos creadores que realizan iniciativas por Ucrania, como las charlas y talleres para crear una comunidad de Ksukatysheva, profesora de moda en la British Higher School of art & design.
Iryna Marchuck es una ucraniana afincada en Madrid. Con la llegada del conflicto y desde España, colabora con la tienda de ropa y complementos artesanales La Antigua Shop, y junto a Silvia Calles lanza ahora una serie de láminas benéficas para enviar así lo recaudado a los refugiados ucranianos, una forma de hacerlo sorteando distancias.
“Para el pueblo ucraniano es importante sentir el apoyo de la gente y saber que no están solos. Desde hace un mes todos vivimos con incertidumbre. Me costó días asumir que lo que está pasando es verdad”, dice a Efe tras agotar la primera tanda de láminas y con la vista puesta en próximas ediciones.