El inventor del prêt-à-porter. Revolucionó la moda, forjó una de las fortunas más grandes de Francia y vivió un amor “de película”

Fuente: La Nación ~ El 2 de julio de 1922, hace exactamente 100 años, nació Pierre Cardin, un creador imprescindible en la historia de la moda que fue expulsado de la Cámara Sindical de la Alta Costura por su audacia.

Era un tipo espléndido, bello, talentoso, elegante, excéntrico, ocurrente… Vivió hasta los 98 y trabajó hasta el último minuto como lo que era: un señor mayor, rico y divo que hacía lo que le daba la gana.

Fue el inventor del prêt-à-porter y la moda unisex,y el primer diseñador de Occidente que hizo negocios con Oriente. Llegó a ser uno de los hombres más ricos de Francia, creó un imperio de la moda y fue dueño de fabulosos castillos y lujosas cadenas de restaurantes. Vistió a los Beatles y a Salvador Dalí, se codeó con lo más excelso del jet set internacional y organizó desfiles en la Gran Muralla China, la Plaza Roja de Moscú y el desierto de Gobi.

Pierre Cardin nació el 2 de julio de 1922, hace exactamente 100 años. “He vivido la dolce vita, pero la de verdad”, bromeaba. Y tenía razón.

Pierre Cardin
Pierre CardinGentileza House of Cardin

Pietro de Venecia

Nació 100 años atrás en Venecia, en una finca rodeada de viñedos trabajada palmo a palmo por su propio padre, Alexandre, quien además dirigía un emprendimiento de hielo para conservar alimentos. Su madre, María, se dedicaba a criar a sus nueve hijos. Pero la bonanza familiar se hizo polvo cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, el negocio se fundió y sus padres decidieron emigrar a Francia.

Nació el 2 de julio de 1922 en San Biagio de Callalta, municipio de la región de Veneto. Lo bautizaron Pietro Costante Cardin. Cuando cumplió dos años, sus padres se mudaron a Francia
Nació el 2 de julio de 1922 en San Biagio de Callalta, municipio de la región de Veneto. Lo bautizaron Pietro Costante Cardin. Cuando cumplió dos años, sus padres se mudaron a Francia

Se instalaron en Saint-Étienne, donde el pequeño Pietro Cardino se convirtió en Pierre Cardin y con 14 años se inició en el oficio de sastre. A los 17 se subió a una bicicleta para recorrer los 500 kilómetros que lo separaban de su sueño: ser modisto en París. Un control militar lo obligó a pegar la vuelta (era el año 1940 y Francia estaba ocupada por los nazis) y se instaló entonces en Vichy, donde pasó la guerra sirviendo para la Cruz Roja.

Finalmente llegó a París en el invierno de 1945 con un contacto para trabajar, primero, en Chez Paquin y luego con Elsa Schiaparelli, ambas íconos de la moda parisina en ese tiempo. Ya en estos primeros empleos comenzó a demostrar un talento extraordinario, que le valió la posibilidad de recibir tentadoras ofertas, una de ellas de la mano del dramaturgo Jean Cocteau, quien le encargó el vestuario de su película La bella y la bestia.

Pierre Cardin siempre fue un adelantado a su tiempo. Un vanguardista.
Pierre Cardin siempre fue un adelantado a su tiempo. Un vanguardista.Gentileza House of Cardin

En 1947 pasó a trabajar en el atelier de Christian Dior, su gran aprendizaje en el mundo de la alta costura. Pocos años después decidió abrir su propio atelier. Como despedida, Dior no solo le mandó un ramo de rosas rojas sino que lo propuso como diseñador oficial de los disfraces de “El baile del siglo”, una gran fiesta que el magnate mexicano Carlos de Beistegui celebraría en su palazzo de Venecia. Corría 1951 y la idea de Beistegui era recuperar el esplendor europeo que se había perdido en la guerra.

En los pocos años que había pasado trabajando en París, Pierre Cardin se había convertido en el modisto favorito del mundo del cine y el arte (ya era íntimo de Luis Buñuel y Salvador Dalí) y esta fiesta le permitió codearse con todo el jet set internacional, desde Aga Khan hasta Orson Welles. El diseñador contaba siempre una anécdota muy simpática de ese baile. Después de trabajar casi un año confeccionando gran parte de los disfraces, cuando llegó a Venecia lo recibió Dalí con uno de sus pedidos más delirantes: un puñado de hormigas. Pierre las buscó, las consiguió y Dalí las puso en sus anteojos de doble cristal para que se movieran ante sus ojos toda la noche.

En 1992 fue nombrado miembro de la Academia de Bellas Artes
En 1992 fue nombrado miembro de la Academia de Bellas Artes

Glamour y masividad

Ya instalado en su propio atelier, Pierre Cardin se convirtió en uno de los grandes artífices de la revolución de la escena parisina en los años 60. Su estilo futurista y sus ideas de ruptura se vieron reflejadas en algunas de sus señales de identidad, que vistieron a más de una generación y dejaron huella hacia el futuro: patrones rectos, estampados geométricos, prendas unisex, materiales como fibra y vinilo…

Ahora sí, Pierre decide conquistar la calle. En paralelo con la alta costura, comienza a abrir tiendas con una filosofía innovadora para la época: el prêt-à-porter. Nunca le había terminado de gustar esa ley tácita de la industria de entonces, que determinaba que la verdadera moda debía ser exclusiva y elitista. Pierre Cardin, en cambio, buscaba desarrollar un modelo que combinara glamour y masividad, una especie de democratización de la moda: “Mi objetivo era que mi nombre y mis creaciones estuvieran en la calle. Las celebrities y las princesas me daban un poco igual. Cenaba con ellas, por supuesto, pero no las imaginaba con mis diseños”, declaraba hace unos años.

Pierre Cardin fue el primer diseñador de Alta Costura en abrir nuevos mercados. en la foto, durante uno de sus viajes a Japón, donde era recibido como rock star
Pierre Cardin fue el primer diseñador de Alta Costura en abrir nuevos mercados. en la foto, durante uno de sus viajes a Japón, donde era recibido como rock star

Así fue que en 1959 hizo una alianza con los almacenes Printemps para lanzar una colección producida en masa, accesible, funcional y adaptada a los nuevos tiempos. La propuesta era audaz y efectivamente fue un escándalo: Pierre Cardin fue expulsado de la Cámara Sindical de la Alta Costura y criticado ferozmente por sus colegas. Muy poco después, sin embargo, todos ellos tuvieron que tragarse sus palabras, ya que el prêt-à-porter se impuso soberanamente en la moda internacional y cambió la historia para siempre.

Con la misma idea en mente de desencorsetar la moda, Pierre creó una revolucionaria línea masculina que incorporaría por primera vez a los hombres en la alta costura, despojándolos de los rígidos códigos de la sastrería tradicional. En 1963 diseñaría los trajes con cuello Mao de los Beatles, que dieron la vuelta al mundo y pronto usarían también las mujeres. Avanzada la década, fue acercándose cada vez más al unisex con colecciones adaptables para ambos géneros.

Pierre Cardin fue el creador de los sacos con cuello redondo que de inmediato adoptaron los Beatles
Pierre Cardin fue el creador de los sacos con cuello redondo que de inmediato adoptaron los Beatles

Eran años de competencia feroz entre los diseñadores, y Pierre participó de varias controversias. Una de ellas fue la de la propia invención del prêt-à-porter, que algunos atribuyen a Yves Saint Laurent y fue motivo de debate. Otra es la minifalda, cuya autoría se disputaron Pierre, Andrè Courreges y Mary Quant y que todavía no está del todo clara. Lo concreto es que, en 1964, Pierre Cardin presentó su icónica colección Cosmocorps, que ya incluía minifaldas, además de trajes y vestidos en clave futurista inspirados en la carrera espacial.

Jugada audaz

El paso siguiente fue la difusión de productos bajo licencia, otra polémica jugada empresarial del diseñador que lo llevó a otorgar licencias de la marca en infinidad de productos. A partir de entonces, el logo Pierre Cardin aparecerá estampado en muebles, sábanas, zapatos, perfumes, corbatas, chocolates, bolígrafos, accesorios varios y hasta latas de conserva: “Una corbata es diseño, una caja de bombones es diseño, una lata de sardinas es diseño. ¿Dónde está la diferencia? ¿Por qué una corbata da prestigio y una caja no?, preguntaba desafiante Pierre frente a la –¡otra vez!– condena unánime de sus colegas, que lo consideraban casi un delincuente por haberse atrevido a poner su nombre en productos chabacanos (”el logo está hasta en el papel higiénico”, exageraban), desvirtuando así su identidad e imagen de marca.

En 2018 celebró "los primeros 40 años de Pierre Cardin en China" con un desfile sobre la Gran Muralla
En 2018 celebró «los primeros 40 años de Pierre Cardin en China» con un desfile sobre la Gran Muralla

Lejos de amilanarse, Pierre siguió avanzando con esta estrategia, que lo convirtió en el fundador de un exitosísimo imperio, con miles de puestos de venta en todo el mundo, y en el tercer hombre más rico de Francia. Hasta poco antes de morir, dirigía personalmente sus negocios, controlaba hasta el último centavo y se mostraba en sus locales, incluso en pandemia y con barbijo.

Su imperio incluía lujosas propiedades dentro y fuera de Francia, restaurantes y galerías de arte. Una de sus joyas más preciadas era el célebre restaurante Maxim’s, que compró en los 80 y que llegaría a tener casi veinte sucursales en ciudades de todo el mundo, incluidas Moscú y Beijing. Casi hasta el final de su vida, cenaba varias noches de la semana en el Maxim’s de París, se sentaba a su mesa, pedía invariablemente pastas y agua mineral, controlaba las cuentas, firmaba los cheques y hasta decidía algunos platos de la carta: “Al primero que le tiene que gustar es a mí, que soy el dueño”, repetía.

Pierre Cardin falleció, a los 98 años, en Francia
Pierre Cardin falleció, a los 98 años, en FranciaLA NACION

Entre sus tantas excentricidades, tenía también en Lacoste, al sur de Francia, un fabuloso castillo que había pertenecido al marqués de Sade, donde se presentaban espectáculos y colecciones de arte. Además de su extraordinaria casa de verano Le Palais Bulles, un palacio construido en forma de burbujas adyacentes, ubicado sobre una colina en Theoule-sur-Mer, en la Riviera francesa, y famoso no solo por su increíble diseño sino también porque allí se celebraron las reuniones más glamorosas con las estrellas de los festivales cinematográficos de Cannes.

Mención aparte merece su exploración de mercados hasta entonces vedados para los diseñadores europeos, que le rindieron pleitesía y aumentaron las ya abultadas arcas de su imperio. Hizo negocios y abrió tiendas en Japón, China, Rusia, India… Homenajeó con sus diseños la gesta espacial rusa, vistió a la bailarina Maya Plisétskaya y a las damas del Politburó y la Perestroika. En India presentó su colección ante Indira Gandhi. Fue furor en Japón y anticipó la fiebre europea por el diseño nipón. Organizó además desfiles espectaculares, históricos, como el de la Gran Muralla China, la Plaza Roja de Moscú y el desierto de Gobi.

El Palais Bulles de Pierre Cardin en Théoule-sur-Mer, Alpes Maritimes, Francia
El Palais Bulles de Pierre Cardin en Théoule-sur-Mer, Alpes Maritimes, FranciaShutterstock
El interior del fantástico Palais Bulles, una creación de Pierre Cardin
El interior del fantástico Palais Bulles, una creación de Pierre CardinFrancois LOCHON – Gamma-Rapho
El Palais Bulles fue sede de las fiestas más glamorosas
El Palais Bulles fue sede de las fiestas más glamorosas Francois LOCHON – Gamma-Rapho
El palacio de Pierre Cardin está ubicado en la localidad de Théoule-sur-Mer, en la Costa Azul, a pocos kilómetros de Cannes
El palacio de Pierre Cardin está ubicado en la localidad de Théoule-sur-Mer, en la Costa Azul, a pocos kilómetros de CannesShutterstock

Un poco de amor francés

Para el final, un amor de película. Pierre Cardin era homosexual declarado (con toda la valentía que había que tener en aquel tiempo para “confesarlo” públicamente), pero un día conoció a la célebre actriz Jeanne Moreau y se enamoró perdidamente.

"Ascensor para el cadalso", de Louis Malle, con Jeanne Moreau
"Ascensor para el cadalso", de Louis Malle, con Jeanne Moreau

Se vieron por primera vez una tarde de 1961. Ella estaba por empezar a filmar la película Eva, de Joseph Losey, y llegó hasta la Maison Cardin por recomendación de Coco Chanel, buscando vestuario de femme fatale. Se enamoraron al instante: “Recuerdo un amor a primera vista y una relación apasionada –contaba Pierre–, luego una ruptura que nos separó algún tiempo y después una amistad inquebrantable que mantuvimos para siempre”. Y agregaba: “Yo era homosexual, no había tenido relaciones físicas con mujeres. Jeanne me trastornó. Ella correspondía a mi naturaleza profunda… Si no hubiéramos tenido relaciones físicas, esta relación no habría existido. La atracción física la sentí desde que la conocí”.

La protagonista de Jules y Jim también contó alguna vez los detalles de aquel encuentro: “Cuando llegué a su maison, él no estaba pero sus asistentes me mostraron su colección, que me pareció genial. Y comencé a amar a Pierre de inmediato, sin siquiera conocerlo, a través de su trabajo. Cuando él llegó, al final de la presentación, me dije: ¡Qué atractivo!”. Jeanne se enamoró y apostó fuerte a la relación pese a los comentarios de sus amigos, que le advertían que era un amor imposible. Ella, sin embargo, estaba segura: “No me importaba nada. Lo amaba tal como era… Pierre Cardin es uno de los regalos que me ha dado la vida. Lo quería y fui a buscarlo”.

Jeanne Moreau y Pierre Cardin en la entrega de los premios Cesar, en enero de 2008. (Photo by Julien Hekimian/WireImage)
Jeanne Moreau y Pierre Cardin en la entrega de los premios Cesar, en enero de 2008. (Photo by Julien Hekimian/WireImage) Julien Hekimian – WireImage

El romance duró cuatro años y fue apasionante. Forman parte de una larga lista de parejas francesas de leyenda. Eran jóvenes y exitosos, viajaron juntos por todo el mundo perseguidos por enjambres de paparazzi y hasta trabajaron en algunos proyectos en común, como la película Jeanne, la française, con producción de Pierre, que se rodó en Brasil en 1973. Así lo recordaba Pierre: “Los dos nos amamos realmente. Ambos teníamos el mismo éxito. Nos respetábamos. Nunca interferimos en el trabajo del otro. Ese era el secreto: mantenerse independientes”.

El amor se apagó pero lo sucedió una amistad eterna y una férrea relación profesional: Pierre Cardin fue el artífice del vestuario de Jeanne Moreau durante más de cuatro décadas. La muerte de la diva, el 31 de julio de 2017, fue un duro golpe para él.

En una de sus últimas entrevistas, Pierre Cardin confesó que una de las pocas cosas que lamentaba de su larga y gloriosa vida era no haber tenido un hijo con Jeanne Moreau: “Me habría sentido muy orgulloso. Nuestro hijo no habría sido feo. Tampoco habría sido tonto”.

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