Fuente: La Nación Destacan el incremento en la demanda de energía eléctrica de las industrias y el aumento del consumo con el programa Ahora 12
En el Ministerio de Desarrollo Productivo tienen un informe alentador para mostrar. Según sus proyecciones, a fines del mes pasado comenzó la recuperación sostenida de la economía, que se debió gracias a la recomposición de stocks, a un mayor consumo de bienes durables ligados al hogar y al agro. Sin embargo, en el Gobierno dicen que “no es para festejar” y atan la reactivación a la dinámica que tenga la crisis sanitaria.
“Hay una mejora de la economía por encima de lo que preveíamos”, dijeron con tono optimista en la cartera que dirige Matías Kulfas. “Preveíamos una recuperación para fines de agosto y se logró antes, a fines del mes pasado”, agregaron.
El informe al que hacen mención es el Panorama Productivo, que realiza el Centro de estudios para la producción (CEP), dependiente del Ministerio. “Los primeros datos disponibles de julio auguran una nueva mejora de la actividad industrial”, dice el reporte, que se basa principalmente en dos variables: el consumo de energía eléctrica y las compras realizadas con el programa Ahora 12, que representan en promedio el 12% del gasto de una familia. “En ambos casos vemos movimientos que nos muestran en niveles parecidos a los previos a la pandemia”, señalan en el Gobierno.
En concreto, el consumo de energía en la industria, relacionado fuertemente con el índice de producción industrial publicado por el Indec, aumentó 2,5% interanual en los últimos dos meses y “habría vuelto a los niveles prepandemia”, según el informe de la CEP. Las ventas con Ahora12, en tanto, mostraron un crecimiento en julio respecto de junio de 5,6% a precios constantes. “Vale apuntar que, al igual que lo ocurrido con la actividad industrial, la comercial tuvo dos momentos en julio: una merma moderada en las ventas hasta el día 20 y una gradual recuperación desde entonces, la cual se vio fuertemente impulsada por el Hot Sale en la última semana del mes”, explicaron.
Este incremento en el consumo se vio principalmente en la demanda de bienes durables ligados al hogar, “producto de que las personas pasan más tiempo dentro de sus casas”. Aquí se destacan las ventas de muebles, colchones, materiales de construcción y línea blanca, que estaban ya desde mayo en niveles superiores a los de la prepandemia, según Desarrollo Productivo.
Pero también el Gobierno cree que el mayor consumo se debe a que “el precio de estos bienes medidos al dólar oficial (y, particularmente, al dólar MEP) se contrajo sensiblemente, incentivando la demanda de quienes disponen de ahorros en divisas”. Como ejemplo, indicaron que en los últimos tres años, el precio del ladrillo común en dólares cayó 45% (y 64% al MEP) y el de los muebles, 40% (y 61% al MEP). “En el caso de los electrodomésticos, los vehículos y el cemento Portland, la baja fue más moderada, pero de todos modos muy significativa (de entre 17 y18% al dólar oficial y entre 46 y 47% al paralelo). Medidos al dólar MEP, estos cinco rubros se encuentran hoy en los menores valores desde por lo menos 2009″, indica el informe.
La recuperación no es uniforme
Si bien los datos que miran en el Gobierno permiten cierto optimismo, en Desarrollo Productivo admiten que la recuperación no será uniforme. En la industria, los sectores más castigados por la pandemia fueron la fabricación de cerveza y café, los ligados al calzado, los productos de cuero y talabartería, los artículos deportivos, insumos para el turismo, ciertos alimentos que dependen de la circulación callejera y el trabajo en oficina (como los productos de panadería) o de los restaurantes, según destaca el reporte.
En cambio, los sectores ligados al agro (maquinaria agrícola, agroquímicos y medicamentos de uso veterinario), al hogar (somieres y colchones; cocinas, calefones y estufas; escobas, cepillos y pinceles), a los nuevos patrones de movilidad urbana (bicicletas) o a las demandas ligadas a la pandemia (equipo médico y jabones y detergentes) tuvieron una dinámica expansiva en junio.
En relación con los comercios, los más afectados fueron aquellos ligados a la movilidad automotriz (como lavaderos de autos y equipos de GNC), y aquellos que se asocian con estar en la calle (como quioscos, diarios y revistas, golosinas y paraguas), a las reuniones sociales (como bijouterie y joyería) y al trabajo en oficinas (como muebles para oficinas y panaderías, cuya demanda también depende en parte de las reuniones sociales).